Mi señor― Ser Rickard Thorne golpeó la puerta una y otra vez, con desesperación ―¡Alteza! Es hora de marhar
Aegon II abrió la puerda con fuerza mientras se ajustaba los calzones y trataba de evitar que se le cayera la corona. ―Joder, Rickard, parece que el juramento haya hecho que te cortaran la polla, ¿no puede un rey follar agusto?
―No se trata de eso, alteza pero … ¿teníais que haber venido con la corona del conquistador? Lord Otto no estará contento, con la desaparición de Fuegoscuro y las tensiones de los villanos no deberíamos correr riesgos innecesarios.
―Tonterías, Rickard, Desembarco me ama, si me sacara la polla en mitad de la plaza media ciudad correría a chuparmela. Y la corona era completamente necesaria, ¡incluso un rey necesita dar algo a cambio de la virginidad de muchachas de alta cuna!
Ambos hombres, escoltados por soldados con las libreas del dragón cruzaron la ciudad rápidamente, saludando a la multitud y lanzando monedas a su paso. La colina de Rhaenys majestuosa ante ellos y pronto la multitud dio paso a las negras armaduras de sus guardianes.
―Ser Rickard― musitó el rey ―Marchad a la puerta del rey, pronto os alcanzaré
Hacía meses que no se veía a Fuegosolar sobrevolar la ciudad, pero pronto todo hombre, mujer y niño vitoreaba el nombre de su rey.