Lord Lannister se estaba dando un baño de agua caliente en sus aposentos. Una sirvienta le enjabonaba la espalda mientras otra le ofrecía un trago de buen Dorado del Rejo.
Tres golpes en la puerta distrajeron su atención. ¿Que pasará ahora? Si un día no salgo de la cama, todo Occidente colapsará. Necesito oficiales más competentes que me descarguen de trabajo.
-Adelante. Está abierto.
Un capa roja serio y de porte marcial accedió a la estancia, se cuadró y entonó.
-Señor. Se han recibido noticias desde Fuerte Desolación. Es como esperabais, ya están en movimiento.
-No diré que me alegro, pero hubiera sido un disgusto que después de tanta preparación, no vinieran a la fiesta.
-Señor. Estaremos preparados, cuando vengan no querrán volver.
-No podrán volver. Si todo sale como está previsto. Claro que normalmente los islelos, digo bien, islelos por son lelos, vienen roban y se van. Es su estilo, pero está vez no creo que hagan lo usual, está vez lo hacen por alguien más que por ellos mismos. Estoy seguro.
-¿Pensais que el Lord Segador de Pyke trabaja para alguien?
-Pareces espabilado, por eso me decepcionan tus palabras. ¿Lord Segador? ¿Trabajar? ¿Los islelos? No me hagas reír, ser ladrón no es una profesión, es una enfermedad que no tiene cura. La mano que roba hay que separarla del cuerpo.
-Si mi Lord. No dejaremos que sus crímenes queden sin castigo.