@hammer_ortiz nos vas a matar, pero que largo ha quedado esta cosa. El resumen:
La Casa Tyrell da paso franco y suministros al ejército de Aemond. A cambio:
- paz con los Hightower manteniendo el statu quo ante bellum. Se retiran los cargos de Lord Ormund, se presenta un chivo expiatorio para que cargue con las culpas del secuestro (Peake, probablemente).
- se respetarán las vidas de los rendidos y los ejércitos que se quieran marchar a casa serán libres de hacerlo, así como los que quieran seguir a Aegon II.
- se le cortarán las alas a Redwyne en lo referente a sus aspiraciones de ser vasallo directo del Trono de Hierro
- los castillos de Dustonbury y Sotoblanco de Peake se expropian a favor de los Tyrell. Dustonbury en concreto para Ser Arthur y Lady Cafferen.
Entras en el castillo de Altojardín, eres recibido por la regente lady Leonette Tyrell (Florent) con honores acordes a tu categoría, han sacado al pequeño bebé lord Lyonel Tyrell para hacer las cortesías de rigor y tras un par de minutos la ama de leche se lo lleva de nuevo para que descanse
Pronto ya os llevan a las estancias personales del difunto Lord Tyrell (el papá de bebé Tyrell) es ahí ahora donde se hacen las labores de gobierno. Más allá de los guardias que hay fuera (que te han desarmado) no hay nadie más en la estancia más allá de Lady Leonette (madre del bebé Tyrell) y Lady Theresa Cafferen (esposa del tío de bebé Tyrell). Es la regente la primera en hablar, «Bien, príncipe Aemond. No soy ducha en aspectos militares, eso se lo dejo a Lady Cafferen, pero si habéis acudido aquí a hablar es porque la situación de vuestro hermano en estas tierras es un tanto… Comprometida»
«Sabed que no tengo interés alguno en esta disputa dinástica vuestra, no hay estandartes de la aspirante Rhaenyra ni los veréis ondear; si hay problemas son competentes a la Casa Hightower, entendedlo, la Casa de vuestro señor abuelo es muy arrogante y orgullosa, pero tras lo que ha pasado creo que han aprendido la lección. Personalmente me importa poco si tuvieron mano en el secuestro de mi hijo, está sano y salvo y eso es lo importante, pero he de admitir que han sido muy útiles para mantener ocupados a mia vasallos más molestos. Mientras se debilitan y apuñalan entre ellos, asiento mi regencia y mi poder en el Dominio con fuerza. Por nuestra parte estamos dispuestos a negociar un acuerdo honroso para ambas partes para acabar con todo esto»
Aemond no tenía tiempo para detenerse demasiado allí. Antigua estaba bajo asedio, y era posible que Peake asaltara la ciudad. ¿Aguantarían los defensores? En el Tridente la guerra empezaba a arreciar, su mujer seguía desaparecida y la posición de su familia se debilitaba. Cada minuto era un posible golpe a las aspiraciones verdes.
Pero Aemond, el Monstruo de un Solo Ojo, también sabía que había veces que la espada no era el único camino. Su tío Daemon, Elmo Tully o la salvaje del Valle de Arryn. Los tres lo habían ofendido en repetidas ocasiones. No Lady Tyrell. Quizás a su abuelo, pero él no era Otto y Otto no era él. Así que aceptó y devolvió todas las cortesías antes de hablar
"Celebro que vuestro hijo esté sano y salvo, señora. Es lo único que preocupaba al Trono de Hierro, y os prometo que haré cuanto esté en mi mano por encontrar a los culpables. Permitidme poner mi mano en el fuego por mi abuelo, a quien no creo capaz de tal atrocidad. Pero sabed que si se demostrara su culpabilidad con pruebas fehacientes sería yo el primero en repudiarlo y hacer justicia.
La Casa Tyrell es la legítima señora del Dominio y así ha de ser siempre. Tal es la voluntad real y os lo prometo como Príncipe del Reino. Por ello acudo también a Altojardín en tal calidad, para solicitaros paso y poder ir a las murallas de Antigua a poner fin a este conflicto que devasta vuestras tierras"
«Veo que nos entendemos perfectamente, príncipe. Eso me complace. Bien, me pedís paso. No tengo problema alguno en concedéroslo… pero todo tiene su precio»
Lady Cafferen añade «¿Cuanto vale la rapidez en una guerra, príncipe? ¿Cuanto estáis dispuesto a ofrecer por el tiempo que os va a regalar Altojardín? Bien sabéis que no podéis dejar una fuerza hostil en vuestra retaguardia, y que aunque la victoria sea segura, tomar esta plaza os retrasará en vuestro auxilio a Antigua… Tal vez demasiado»
"Confío en vuestra buena voluntad y un acuerdo que nos satisfaga a todos, mis señoras. La Casa Tyrell siempre se ha contado entre las más nobles del Reino. Y, Lady Cafferen, somos parientes vos y yo y puedo atestiguar vuestro valor y honor.
En efecto, sería imprudente dejar una plaza hostil tras de mí. De la misma manera, convendremos en que nadie desea un ataque. Nada me ha hecho Altojardín y, tal y como me habéis dicho, nada tenéis que ver con Rhaenyra. Parece, pues, que basta con poner sobre papel este respeto y aprecio mutuo. Decidme qué queréis y habré de ver que el reino se lo conceda a tan fiel vasalla"
«Será un placer. Personalmente me importa poco el destino de los Peake presentes en Antigua, eso es algo que dejo a vuestro criterio, pero sí que me interesa más los concerniente a sus tierras. Los vasallos poderosos son problemáticos. Más si son ambiciosos. Peake es ambas cosas, así que conviene cortarle las alas y ponerlo firme sobre la tierra. Queremos sus castillos de Dustonbury y Sotoblanco, con sus tierras e ingresos, y que el Trono refrende esta confiscación de tierras a favor de la Casa Tyrell. Dustonbury concretamente pasará a manos de Ser Arthur Tyrell y Lady Cafferen.»
«Por otra parte, una vez acabéis con los Peake en Antigua, habrá paz con la Casa Hightower. La situación será con ellos el statu quo previo al inicio de las hostilidades. Retiraremos los cargos contra Lord Ormund y permitiremos que busquéis un chivo expiatorio. En cuanto a las Casas del Dominio que luchan bajo las órdenes de Peake, no tengo problema en que quiénes lo deseen se unan a vuestra causa una vez se rindan, pero los que deseen irse a sus casas, serán libres de hacerlo, y habréis de respetarlo. Nosotros nos encargaremos de que no apoyen a Rhaenyra, amenazando con castigos en caso contrario»
«Comprometiendoos a esto os dejaremos paso franco y os daremos suministros para el gran ejército que tenéis que alimentar. También reabriremos el flujo de alimentos hacia Desembarco del Rey, para que no tengáis que depender de nadie para alimentar a la población»
No cabía duda de que Lady Tyrell era ambiciosa. Muy ambiciosa. ¿Abarcaba más de lo que podía apretar?, ¿cómo se sentirían los vasallos de Dustonbury al cambiar, de pronto, de manos con tal velocidad?, ¿podría gestionar la madre de un bebé todo aquel patrimonio? Pero Aemond no sería el que pusiera límites a su ambición mientras sirviera a la suya.
"Estos términos son más que aceptables, mi señora. Y, tal y como os dije, contáis con mi palabra de Príncipe de que este acuerdo será respetado y contaréis con mi protección personal’
«Solo queda un punto por aclararar… y es Redwyne. Entendedme, príncipe mío, si conocieráis a Redwyne como yo le conozco me entenderíais. Es probablemente el señor más egoísta y mezquino que hay vivo en el reino, solo mira por su propio interés; incluso a costa de sus más allegados. Mandó respuesta a Altojardín afirmando que participaría en el bloqueo, pero hace unos días Ser Arthur nos escribió para informarnos que no había bloqueo posible a Antigua, pues el mar estaba con libre tránsito de barcos. Sin duda chantajeó a Hightower de alguna manera… ¿pero de ahí a mostrar apoyo abierto con el Trono de Hierro? Ah, eso ya no. Esta mujer es lo suficientemente astuta para saber que hay gato encerrado. Me gustaría saber si algo de lo que se le ha prometido compromete de alguna manera la autoridad de mi Casa. Nada alegraría más a Lord Redwyne ser su propio señor y no rendir cuentas a nadie, pero durante siglos el Rejo ha mantenido pleitesía a los señores del Dominio y así debe seguir»
"Lo que preguntáis, mi señora Leonette, sobre los Redwyne, es algo que también me ha turbado a mí, pues nada he tenido que ver en este acuerdo. Creo que se ha concedido a la Casa Redwyne la posibilidad de prestar tributo directo al Trono de Hierro. Os digo aquí que, cuando ganemos la guerra, tenéis mi palaba real, como Príncipe Aemond, bajo juramento y firma, de que esta merma de dignidad y posesiones de la Casa Tyrell no se mantendrá y os serán restituidos todos vuestros derechos.
Tal y como os he dicho, tenéis garantizada mi amistad y protección, también frente a los hijos del hierro si es preciso defender las costas o si Redwyne se opusiera. Ha tenido otras prebendas que van más allá de su posición en el dominio o vuestros intereses, así que no debería causar más turbulencias"
«Sea pues, príncipe Aemond. Hay acuerdo. La Casa Tyrell cumplirá, os doy mi palabra de honor».
La sonrisa de Lady Cafferen es feroz. «Y los Cafferen no olvidan, y los Tyrell seguro que tampoco, que acudiremos a vos en lo que a todo lo que aquí se hablado respecta, para lo bueno y sobre todo para lo malo. Que tengáis suerte en Antigua, príncipe, pero no la vais a necesitar. Ese bobo de Peake se ha cavado la tumba él solo».