Los PoVs serán:
Rhayna Martell-Nymeros.
La Princesa de Dorne era orgullosa, hedonista y generosa para con sus súbditos; tenía un carácter festivo y su gobierno así lo demostraba. Le bastaba con que Lord Orlas Dayne fuera la Mano del Rey para estar segura de que la posición de Dorne no iba a alterarse, al menos no para mal, y no se preocupó más de lo necesario en lo que la política se refería.
Todo ha cambiado con la muerte de su esposo y amante.
Rhayna se enclaustró durante las dos semanas posteriores al entierro de su querido Artos en los cuales ha derramado tantas lágrimas como tenía. Una vez secadas, la Princesa de Dorne ha vuelto a la vida pública y a nadie se escapa que no es la misma que era. Para Rhayna sólo queda espacio para una cosa en su vida: venganza.
Ciertamente, Rhayna ha enloquecido un poco; lo que antes era extravagancia ahora se denota como un punto de locura que con la muerte de Artos ha quedado como personalidad dominante.
Cuando Lord Orlas Dayne acudió a Lanza del Sol para exigir que su señora le apoyara frente a Baratheon y la humillación por parte de los Targaryen, encontró a una Rhayna dispuesta a darle lo que quería y hasta el propio Orlas quedó preocupado con la frialdad con que la Princesa aseguró que se pagaría cada ofensa.
Poniente se agita y en el sur el veneno empieza a empozoñarlo todo, emanando de la herida abierta del corazón de Rhayna. Con suerte alguien podrá curar a la Princesa de Dorne, pero hasta entonces se derramarán mil lágrimas por cada una que ella derramó por Artos.
Lord Orlas Dayne.
El Señor de Campoestrella era hasta hacía poco el segundo hombre más importante de los Siete Reinos. Conectado con la Casa Real a través de su tía, la madre del actual rey, consiguió el puesto de Mano del Rey y sirvió lealmente a los Targaryen; por ello, haber sido depuesto para darle el capricho a Lord Baratheon ha sido un duro golpe para el veterano señor.
Orlas siempre fue diligente en su puesto, un leal consejero y alquien que siempre puso por delante el reino y la corona por encima de cualquier aspiración o deseo personal. Eso hace que su destitución haya sido tan inesperada como hiriente.
Por suerte, cuando acudió a Lanza del Sol a exponer su visión de lo ocurrido y proponer acciones, encontró una receptiva Rhayna quien le aseguró que pondría a su disposición todos los medios de Dorne para castigar los insultos; tras la inicial sorpresa por parte de Orlas, este percibió que su Princesa no era la misma de la que se despidió cuando se marchó a Desembarco y que en sus ojos había un brillo que se asemejaba a la locura. Orlas, sin embargo, no vio problema en ello si los Martell le permitían cobrarse su justa venganza por la humillación recibida y de eso ya había comprobado no tendría que preocuparse.
Doryan Martell-Nymeros.
El primogénito de la Princesa Rhayna ha heredado de esta el color de piel de su abuelo si bien no presenta un tono tan oscuro; es un hombre esbelto, bello y de rasgos regios, cuya educación le han permitido ser culto, elegante y con facilidad para ganarse el respeto, la admiración y la confianza de sus allegados.
La muerte de su padre le ha dolido y ha jurado junto a su madre vengarse, pero donde Rhayna ha sucumbido a la pena, Doryan entiende que la posición que ostentan requieren de un comportamiento acorde. A ese respecto, el heredero de Dorne es un hombre de estado a diferencia de su madre.
Pero hay algo que oscurece el espíritu de Doryan tanto como su piel: su xenofobia. El hijo de la Princesa de Dorne es racista y supremacista, cree firmemente que los ponienti, tanto Ándalos como Primeros Hombres son inferiores a los Rhoynar. Doryan, cuyos rasgos son claramente Rhoynar, cree que Dorne debe volver su mirada hacia el Rhoyne, que deben abandonar la Fe de los Siete y fortalecer la herencia de Nymeria y sus gentes.
Sus estudios en la Ciudadela de los Maestres no sirvieron para hacerle más amplio de miras sino que leyó cuanto sirvió para sustentar sus creencias y a través de tratados de historia y de sociología, defiende la superioridad moral, intelectual y marcial de los Rhoynar.
Aunque cree que los Valyrios pueden ser tan aptos como los Rhoynar, el hecho de que Valyria destruyera Ny Sar y otras ciudades Rhoynar, los situa como gentes que deben pagar por sus pecados. Dado que sólo conoce a los Targaryen como verdaderos Valyrios, sueña con poder devolverles el golpe tarde o temprano.
De momento, lo único que ha conseguido Doryan es convencer con su discurso a numerosos nobles y gentes llanas con fuerte sangre Rhoynar que ya empiezan a pedirle a su líder que actúe contra las razas inferiores.