-Aegon. ¡Cuñado! No logramos pescar al pez pero que batalla. ¿Fue la primera vez que peleaste en serio verdad? La mia tambien. Y menudo recuerdo que tengo de ese dia… Creo que tengo mas costuras que mis botas.
Mi tio ha movilizado al valle. Sus señores vasallos han reunido mas de 15.000 hombres y marchan tambien tras el pez. ¿Sabeis si tenemos noticias de Lannister?
-Ser Elbert - saludó Aegon con una leve inclinación de cabeza a su cuñado. Su rostro era frío e inexpresivo como siempre - . Combatistéis con una valentía fuera de duda, bien os habéis ganado esas costuras - respondió, entre la broma y el halago - . De cualquier forma, sí, fue también mi primera batalla… Emocionante, sin duda, aunque sin victoria.
-En cuanto a vuestra segunda pregunta, desconozco los pormenores de la guerra, Ser Elbert, para eso debéis hablar con mi padre o con mi hermano Ser Duncan, o quizás con vuestro propio padre. Yo me limito a dirigir las batallas. De cualquier modo, sí que ha llegado a mis oídos, como imagino que también a los vuestros, que un gran contingente de la Casa Lannister se acerca desde el Oeste.
-Claro claro, somos puntas de lanza. No tenemos gran poder de decision aun. Nuestros mayores y mas sabios nos digen donde apuntar y nosotros hacemos el resto. En realidad os preguntaba por Lannister a vos por si habiais escuchado algo, desde esta cama no se escucha nada. Bueno, algun que otro quejido lastimero, yo me llevo cicatrices, pero tengo todo en su sitio. No todos pueden decir lo mismo. ¿Nadie habla de los maestres en las batallas verdad? Creo que le debo tanto al vuestro, que nunca tendre suficiente con que pagarle. Un herrero peor que el que fabrico mi armadura o un maestre peor que el vuestro para zurcirme… Soy joven para morir, o peor. ¡Quedar lisiado! ¿Os lo imaginais? ¡Batallas que pelear y tener que quedarme en casa como un cobarde! Tengo que hacerlo mejor. ¿Cuando salga de la enfermeria, querreis practicar conmigo? ¡Ningun pez me mordera dos veces!
-Eso es cuanto he oído, no sé más - Ser Aegon se preguntaba cuánto tiempo más iba a tenerlo conversando su dicharachero amigo, y por qué lo habría elegido a él, el menos sociable de sus hermanos. Su ánimo se alegró ligeramente, en cambio, cuando mencionó a los maestres, profesión por la que Ser Aegon sentía admiración y deseo - . Así es, nadie habla de los maestres… Lo que está en las sombras, ha de quedarse siempre en las sombras, y quizás está destinado a ser así. El maestre Tothmure es sin duda un hombre admirable, y son muchas las lecciones que de él he aprendido. No dudo de que con su ayuda podréis restablecer vuestra fortaleza y vuestro humor. Respecto a lo de practicar con las armas, no puedo negarme si así lo deseáis, mas os aviso de antemano que no soy tan virtuoso como vos, ni pretendo serlo. Prefiero dirigir antes que combatir en la batalla. Pero, sin duda, será un gran placer para mis hermanos Ser Duncan, Ser Rogerin y Ser Triston incluir a nuestro querido cuñado en sus prácticas diarias, a las que tanto esfuerzo dedican.
-Bueno, pero el ejemplo es importante a la hora de mandar. Hay que poder hacer lo mismo aue les pedimos que hagan a los hombres a quienes damos ordenes.