Coronas y Melocotones

La lluvia golpeaba con fuerza los gruesos muros de la fortaleza de los Baratheon. No se como os puede gustar vivir en un sitio tan deprimente como este… Dijo el acompañante de Renly mientras miraba por la ventana. Deberíamos haber marchado a Altojardín.

Renly se incorporó de la cama, la manta resbalando por su torso cubierto por un suave vello negro, su cabello suelto parcialmente sobre uno de sus hombros, sus ojos color azabache iluminados por el reflejo de las llamas en la chimenea. Si vienes aquí conmigo, verás cómo no echas tanto de menos el calor del sol… Dijo con una sonrisa palmeando suavemente el espacio vacío junto a él en el lecho.

Loras se volvió, mirándole a los ojos con sus verdes iris, una sonrisa en el rostro, apoyado contra la mesa Sois insaciable mi señor… Realmente vuestra es la furia, sin duda. Dijo mientras cruzaba la habitación y tomaba una pequeña caja que había quedado depositada sobre los ropajes que el joven se quitó cuando el sol aún se ponía en el horizonte. Antes de regresar a esos asuntos, tengo algo para vos.

Al abrir la caja negra, pudo ver un brillo dorado sobre un fondo de terciopelo rojo y de esta, Loras extrajo un objeto circular, con un entrelazado de cornamentas doradas y hojas de roble verdes. ¿Que se supone que es eso? Preguntó Renly alzando una ceja mientras Loras se aproximaba a la cama. Éste le puso la corona sobre su cabeza mientras se sentaba a horcajadas con las piernas a ambos lados de las de Renly. La corona que mereceis, majestad… Añadió con una sonrisa antes de besarle en los labios, haciendo que Renly retrocediera hasta tener la espalda apoyada contra el cabecero de la cama.

Los besos de Loras, como suaves mariposas que se posaban sobre su piel, descendieron por el torso de Renly, recorriendo la figura de sus abdominales hasta llegar a su bajo vientre, donde Loras deslizó las sábanas a un lado y prosiguió con sus labios trazando la forma de su miembro, mirándole a los ojos cada rato y susurrando Majestad…

Y así, con tan solo el sonido de los truenos y la lluvia y el calor del hogar como testigos, fue Lord Renly Baratheon, Primero de su Nombre, Rey de los Ándalos y los Rhoynar y los Primeros Hombres, señor de los Siete Reinos y Protector del Reino.

3 Me gusta