De Colina Cuerno a Cantonocturno

Nos lo prohibieron, ¿¡cómo se atrevieronn!? – Walter estaba fuera de sí.

El veterano caballero gozaba de la amistad del bastardo. A Rolland le habían confiado un pequeño grupo de reconocimiento y caza en la frontera noreste, en principio una tarea fácil para el joven, pero que debería acometer con diligencia si deseaba las espuelas de caballero.

Los matamos a todos, las semillas de las flores no arraigan bien en estas montañas – media cabellera negra y grasienta caía sobre el atractivo e impasible rostro del bastardo.

Su pequeña compañía había caído sobre el variado grupo de caballeros con sobrevestas que lucían el ciervo atado a un madero de los Hunt y el cazador de los Tarly. El viejo les había tratado de describir el pergamino que habían exhibido aquellos orgullosos e intrépidos señores, parloteando y relatando una sarta de sandeces mientras señalaban líneas sobre un papel. En resumen, las lluvias de primavera habían traído la creación de un pequeño manantial en laderas que tradicionalmente desaguaban en el Torrentino. Aquella época de lluvias, por un capricho del destino el curso se había desviado en una vaguada dirección norte. Ahora los Tarly reclamaban derechos sobre varias vegas y picos de las Montañas Rojas.

Magnífico, les atacasteis y no se os ocurrió otra cosa que dejar supervivientes, Lord Randyl no dejará correr esto tan fácilmente – Ser Bryce era el caballero con más autoridad, como era lógico, su padre confiaba en él como en el mejor de sus consejeros -. Debemos prepararnos, justo ahora no podemos mostrar debilidad.

Si se atreven a poner un pie en nuestras tierras los echaremos a patadas, ahora los dragoncitos están muy ocupados como para evitar que hagamos justicia – por Lord Bryen ya hablaba en parte el vino, gustaba de tomar varias copas de buena mañana -. Lord Paxter y yo prepararemos a los hombres, no estoy dispuesto a ceder ni un metro de terreno en estos tiempos. Rolland, Bryce, hijos míos, organizar la vanguardia y los batidores, informad de los movimientos de Lord Randyl, si desean entrar en nuestras tierras con un ejército, hacedlos sangrar.

Los Caron no perdonaban intrusiones en sus tierras, los conflictos con los Tarly se remontaban a los tiempos del Rey Buitre, cuando Lord Sam el Feroz le había arrebatado a Lady Ellyn la gloria y el derecho de acabar con el invasor dorniense. Durante años habían persistido pequeñas reclamaciones, el enfrentamiento entre granjeros y pastores de la frontera y sobretodo por las zonas de cada que pertenecían a cada señorío. Pero ahora todo era diferente, con los Siete Reinos en guerra cualquier pequeña excusa era válida para apoderarse de las tierras vecinas, más patos, bosques de caza y recolección o espacios que permitan una mejor defensa de las tierras propias. Lo que comenzaba siendo una forma de protegerse y prepararse para evita las consecuencias de la guerra, terminaba por ser la causa de atracción de la misma.