Capítulo 1: El primer encuentro
La comitiva de la casa Tully empezó a vislumbrar la Roca a primera hora de la mañana. El día había salido claro y limpio, con una suave brisa que traía al interior el agradable olor del mar del ocaso. La fortaleza de los Lannister era una de las maravillas arquitectónicas del mundo conocido, pocos, por no decir ningún castillo, se asemejaban a aquel. Tallado en la roca, adentrándose en la montaña y creando todo un sistema de cavernas que probablemente fuese como un laberinto para un extranjero. Ese era el hogar de los antiguos reyes de Occidente, ahora guardianes del oeste para la dinastía Targaryen.
A su lado, la comitiva de Kermit Tully y su madre parecía un simple conjunto de hormigas que vagaba por el mundo en busca de alimento. El muchacho alabó la fortaleza desde que la vio, comentando con su tío ser Jonos Vance cada detalle. El caballero de Atranta y maestro de armas de Aguasdulces comandaba la escolta del muchacho y su madre. Había aprovechado para ponerse al día con su sobrino, ausente por un acuerdo con una de las casas vasallas del Tridente, donde servía como pupilo y escudero.
El buen ser Jonos calculó que llegarían para el mediodía y pidió a uno de sus caballeros que se adelantase para avisar a sus anfitriones. Había avisado ya el día anterior y habían sido acompañados buena parte del camino por caballeros vasallos de Lord Lannister por lo que estaba seguro de que el señor de Lannisport sabía más o menos cuanto les quedaba, pero prefería hacerlo así.
– ¡Kermit! ¡Ven aquí! – dijo su madre asomando su melena castaña por una de las ventanas del carruaje. La dama de Aguasdulces no se sentía especialmente cómoda viajando a caballo y su esposo había ordenado fabricar su nuevo vehículo. Era amplio y espacioso, suficiente para media docena de personas, de sólida factura y con escasos detalles, una construcción sobria y elegante con el emblema de los Tully como única decoración.
El muchacho se acercó hasta el carruaje, desmontando de su caballo y entrando en su interior - ¿si madre? – dijo una vez dentro mientras se remangaba las mangas de la camisa de manera descuidada.
–Arréglate – le dijo lanzándole un paño húmedo – y ponte el jubón que te regalamos por tu día del nombre, el del torneo de Salinas – dijo dándole la prenda mientras el muchacho se aseaba diligentemente. Ambos hablaron sobre la Roca, con el joven emocionado por su enormidad y en que estuvo arreglado, aseado y con sus ropas presentables para la inminente presentación, de un salto salió del carruaje para volver a montar a caballo – juventud, divina juventud. Bendita Lady Anne que lo aguanta a diario – resopló su madre con una sonrisa, feliz de volver a cuidar de su retoño.
-¡Mi señor! Se acercan siete caballeros con capas rojas, son la bienvenida de los Lannister- le anunció a Ser Jonos uno de los caballeros del Tridente y que él mismo había nombrado caballero.
El maestro de armas asintió volviendo junto a Kermit para darle unas últimas indicaciones, como por ejemplo que quitara esa cara de asombro por ver la Roca. El muchacho era avispado, pero por lo visto su mentor no había hecho un gran trabajo enseñándole esos detalles. Por suerte no había que decirle muchas veces las cosas.
Poco después los caballeros de la Roca llegaron perfectamente formados, los Siete, el número sagrado de la Fe. Kermit se adelantó junto a Ser Jonos, poniéndose frente a los caballeros con una sonrisa afable en el rostro. - Buen día mis señores - dijo observando a los hombres que tenía frente a él. Vio la estrella de los Tarbeck y el emblema del león. Había alguno más pero no los reconocía, la heráldica siempre se le había resistido y no era el momento de ponerse a pensar en ello. Lo que sí apreció fue la factura de la vestidura del hombre que los comandaba. Su tío ser Jonos se adelantó, pues conocía a ambos hombres de torneos y justas de años atrás. - Lord Jason, me alegra volver a veros, este es mi sobrino Kermit, hijo de ser Elmo - el muchacho saludó a su anfitrión con sus mejores modales. En eso al menos si estaba preparado pensó el caballero.
Iba a decir algo más cuando se abrió la puerta del carruaje y Lady Jeyne bajó del mismo con la gracilidad de una ninfa. Se mantenía esbelta tras sus partos y aunque la juventud empezaba a abandonarla seguía siendo una mujer hermosa de cabellos castaños. - Es todo un honor para nosotros que nos recibáis mi señor y que hayáis propuesto a vuestra hija para mí querido Kermit, futuro señor de Aguasdulces - dijo ella al hombre más poderoso de Occidente.
-Una bella dama, un joven y gallardo caballero destinado al mayorazgo de los rios y un nobilisimo señor maduro que los proteja. Hay peores historias que la que se van a contar con tan nobles integrantes. Es un honor, un privilegio y un placer recibiros. Venid, mi esposa espera para recibiros como merecéis. Podréis tomar un refrigerio y descansar antes de que nos reunamos ante una buena mesa de celebración.
Lord Lannister dirigió la mirada al joven Kermit, le sonrió y le guiñó un ojo jovialmente.
-Mañana al alba, saldremos de caza. Comeremos lo que cacemos, así que ya podemos hacerlo bien. Hablaremos de futuro junto al fuego, como camaradas. ¿Os gustaría eso futuro yerno? Ser Jonos. Un placer teneros aquí, creo que es posible que nos hayamos visto con anterioridad. ¿Sí? ¿Qué tal el viaje? ¿No habréis encontrado problemas en los caminos verdad?
– Sois muy amable Lord Jason, os seguiremos – dijo Lady Jeyne volviendo a su carruaje. La dama se cansaba en viajes largos y aprovechó ese impass hasta llegar a la Roca para cerrar los ojos. Ya no era una niña.
– Si mi señor, me encantara salir a cazar junto a vos, tengo que seguir haciendo méritos para ser armado caballero – dijo el joven Kermit, dejando caer sutilmente que aún no se había ganado las espuelas, era joven y no había caballeros con su edad, pero ya las ansiaba.
Jonos sonrió – nos conocimos cuando el padre del muchacho desposó a su madre. Lord Grover organizó un torneo en su honor y acudisteis ambos junto a un buen número de caballeros de Occidente si no me equivoco. Gané la melé pero no se si vos o uno de vuestros parientes ser Adrian me desmontó en las justas. ¡Me estuvo doliendo el culo toda la noche y apenas pude cenar en el banquete! – dijo ser Jonos, esperando que aquella vieja historia les hiciera gracia a los hombres. Historias de torneos y cacerías, nada mejor para amenizar un viaje. No hubo tiempo para más historias, Roca Casterly y su enorme entrada apareció ante ellos, imponente y enorme como ella sola. No había palabras para describirla.
-Queridos invitados, decirme si os aburro, pero asumo que no habéis estado en mi hogar con anterioridad así que sed indulgentes conmigo si me explayo en demasía. Procuraré no vanagloriarme, pero a la vez… quien no se enorgullezca del legado de sus antepasados, no podrá dejar ningún legado digno a sus descendientes. Eso es lo que creo.
Veréis, hablaré un poco de la historia de La Roca, los Casterly de la antigüedad construyeron un fuerte en el pico de la montaña, y a partir de las defensas naturales que había en un principio, se han ido ampliando con la construcción de murallas, puertas, y torres de vigilancia. La base de la Roca contiene grandes cavernas talladas en el mar. La piedra ha sido minada durante miles de años, por lo que hay cientos de pozos de minas en las profundidades de Roca Casterly.
El castillo tiene casi dos leguas de longitud de oeste a este, y contiene túneles, mazmorras, almacenes, cuarteles, salones, establos, escaleras, patios, balcones y jardines. En las entrañas de la Roca hay habitaciones donde se guardaban antiguos leones enjaulados, y celdas para los peores prisioneros. Dentro del castillo tenemos nuestro propio septo, por si quisierais visitarlo, usualmente es donde los Lannister son armador caballeros, cuando se lo ganan. Bajo el castillo puede escucharse el sonido del mar tan fuerte como un trueno y hay celdas tan ajustadas como armaduras.
La Galería Dorada contiene tesoros de mis predecesores, incluyendo adornos dorados y paredes. El Salón de los Héroes es donde enterrábamos a los míos y también a nuestros parientes más cercanos que murieron valientemente en combate. Sus viejas armaduras se exhiben también en el pasillo que lleva al salón. Luego está el Jardín de Piedra, que es un pequeño Bosque de Dioses con un Arciano torcido y muy antiguo.
El antiguo salón del trono de los Reyes de la Roca está preparado para recibiros, mi esposa e hijas están allí. También mi pequeño Loreon, disculpadle si os ataca con su pequeña espada de madera, no debí darle permiso a Ser Adrian para que se la regalara, aún solo tiene 3 días del nombre y ya va por ahí pinchando y cortando como si creyera ser un héroe del leyenda. Pero… no puedo censurarlo, es mi hijo querido y heredero. Me enorgullece, como mis hijas, mis leoncillas de cabellos dorados y ojos azules. Tenéis por delante una dura elección joven Kermit. Tyshara o Cerelle.
Todos atendieron en silencio, expectantes y mostrando interés, sobretodo Kermit. La Roca me había impresionado y milenaria historia más aún. Conforme iban hablando deseó poder visitar todos los rincones de aquella fortaleza antes de volver al Tridente. En su hogar solo Harrenhall se le podía comparar en tamaño pero no en grandeza pues era una mole de piedra derretida y escombro.
Sonrió al escuchar hablar de su heredero, tenía la edad de sus hermanos menores y eran iguales, suponía que como todos los niños a esa edad. - Jugaré con vuestro hijo encantado milord, mis hermanos pequeños tienen su edad y siempre es gratificante pasar tiempo con ellos - dijo Kermit para tranquilizar a su anfitrión antes de que fuese él el que empezase a sudar por los nervios.
-Lord Jason… No quiero ofenderos pero, me gustaría conocer a vuestras hijas antes de daros una respuesta - dijo viendo el gesto de aprobación de su madre. Ya le había inculcado bien esa lección en el viaje - Quisiera conocerlas, quizás tenga mayor afinidad con alguna de ellas o quizás alguna de vuestras hijas no me desee como su esposo y no quisiera hacerla desgraciada. Mis padres dicen que debería intentar al menos ser afín a mi esposa para poder hacerla feliz - respondió tenso como la cuerda de un laúd.
-Claro, claro. ¡Pero eso solo os lo hará más difícil! Son hermosas, listas como su madre y harían sonreír a al más triste de los hombres en su peor día.
-No lo dudo Lord Lannister, estoy deseando conocer a vuestra familia - dijo Kermit mirando como su madre se adelantaba poniéndose a su lado.
-Mi señor, mi hijo es un muchacho precavido y cauteloso, como su padre. Estoy segura de que aunque difícil, será la mejor decisión para todos - dijo sonriente y diplomática como buena dama de los ríos. - ¿Mañana mientras vais con mi hijo a cazar podría ir a Lannisport? Me gustaría ver la ciudad.
-Lannisport tiene las puertas abiertas para vos y me atrevo a suponer que mi esposa querrá acompañaros con mis hijas. Solo decid que queréis ver o comprar y ella sabrá guiaros. Bueno, Kermit, aquí tenéis a mis hijas, Tyshara mi primogénita y Cerelle la segunda.
Jeyne respondió complacida, contenta por poder disfrutar de un día de compras en una gran ciudad. Kermit por su parte estaba a un asunto muy distinto. Conoció a las damas de la Roca y se presentó a ellas con todos sus buenos modales y aunque quizás su precipitación fuese un error habría quienes dirían que era audacia pues seguía un palpito que había tenido al verla.
-Mi Lord, vuestras hijas son el mayor tesoro de la Roca, no tengo duda alguna, será para mí el mayor de los honores casarme con Lady Tyshara y unir nuestras familias - dijo al final el joven, tratando de parecer adulto y señorial.