Jaime
6 Octubre, 2018 12:22
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– El orgullo es una herramienta, Príncipe Oberyn, y su utilidad está atada al uso que se de ella. --Dijo el Lannister acerca de lo que pasó entre Lannister y Martell en el pasado. Se guardó de decir quién usaba el orgullo, si uno o el otro. Pero venía al caso según la conversación siguió. - Me proponéis un matrimonio entre nuestras Casas y es un asunto que ha de ser tomado en seria consideración. Ha pasado suficiente tiempo y han pasado suficientes cosas como para replantearme la respuesta. Pero no ahora. Dadme un tiempo para que lo piense, Príncipe Oberyn.
Oberyn asintió y dejó la tienda con la teatralidad que le era característica.
Horas mas tarde, Tywin Lannister hizo llamar a Oberyn a su tienda y cuando lo tuvo ante él y tras los saludos pertinentes, tomó la palabra.
– Príncipe Oberyn, he meditado acerca de vuestra proposición. Si sigue en pie, – dijo comprobando que así era. – Podemos entonces acordar el matrimonio entre vos y mi hija, Cersei Lanniser.
Es un matrimonio provechoso que unirá nuestras dos Casas. Si algo turba ese matrimonio, podremos tomar medidas.
Oberyn tuvo esforzarse para adivinar si estaba incluyendo al propio Oberyn entre las posibles turbaciones. Lo más probable era que sí. Pero Tywin era un político, su hija era moneda de cambio en aquel momento, una inversión, y si algo le hacía perder poder, el Lannister pagaría sus deudas.
Oberyn inclinó la cabeza con una sonrisa de satisfacción.
-Seré como un hijo para vos, Lord Mano -dijo con seriedad, aunque la frase desde luego tenía múltiples interpretaciones-. Deberíamos celebrar la boda a la mayor brevedad, opino, antes de que las circunstancias cambien. Hay un aire de inquietud, ¿no lo notáis? Y en cuanto al sitio, Lanza del Sol apenas está a un par de días en barco de la capital.