Diplomacia

Conversaciones con los loreleanos:

  1. tl;dr viene y me dice que le bese el anillo y le dé una mina y nosequé, le digo que a mí me hable con respeto y se deje de pamplinas.

Unos jinetes se acercan al sitial de Bjornfesting, llevando el pendón del cónsul loreleano. "Un mensaje para el Rey de la montaña de los fiskas: Serenos sabe ser generoso y olvidar la alianza con RoyMcEndall si nos ayudas a destruirlo. Envía un emisario a besar el anillo del cónsul y cédenos la propiedad de una mina de oro. A cambio renegociaremos las deudas del Bjornfesting y os cederemos todo el territorio al este del río Kaven en el nombre de Lorelan. ¡Recordad! ¡Besadme el anillo! ¡Por la gloria de Loric y de Lorelan!


Cuando los jinetes atravesaron Fjallastjarnametalhöfn [oh dios hay link directo al valar tools al hacer control-c control-v, que maravilla], los centinelas parecían estar ya esperándoles, o al menos no sorprenderse en demasía de su llegada, y les dejaron pasar sin oponer mayor resistencia. Y para cuando llegaron a Bjornfestning ya había una comitiva de hombres a caballo fuertemente armados esperándoles. Tras hacer el loreleano su anuncio, la columna se abrió y Jorund apareció, sentado en su sitial de viaje, menos decorado pero más cómodo, portado con largas pértigas por sus guardaespaldas.

-¡Va a hablar el Rey en la Montaña! -declamó el heraldo.

Jorund se irguió y se dirigió con voz ronca pero clara al emisario.

-¿Renegociar las deudas? Bien. Vuestro imperio me debe: seiscientos cuarenta y tres denarios por la última entrega de mineral de hierro, doscientos cincuenta denarios por las pieles de lobo y venado enviadas, ciento setenta y cinco denarios por los gastos de transporte y seguridad incurridos por el comprador, en este caso, vuestro imperio, en los envíos anteriormente mencionados, otros cincuenta y siete por los impuestos y tasas de paso que aún no habéis cubierto. Ah, y tres denarios por la rueda de queso de oveja curado que se llevó Publio Calesio la última vez que estuvo en Bjornfestning, que él pareció entender como un regalo, pero en ningún caso lo era, y aunque en su momento lo dejé pasar por el bien de las relaciones mutuas, tengo testigos que pueden dar fe de que en todo momento dicha transacción fue entendida como una compra por todos los presentes. Todo esto suma un total de mil ciento veintiocho denarios. Eso en cuanto al debe.

Carraspeó y le alargaron una copa de vino. Se mojó los labios y continúo.

-Pero no olvidemos la deuda de mi tribu con vosotros. Por los servicios de vuestros maestros artesanos y constructores, debemos ochocientos veinte denarios. Y otros doscientos cincuenta por los barriles de vino del último cargamento. Sumémosle treinta denarios más por el aceite y la sal. Y otras diversas pequeñeces que suman un total de veinticinco denarios. Para ser más exactos, **
** quince denarios por un conjunto de mapas detallados de las tierras de vuestro imperio, siete denarios por los ingredientes alquímicos adquiridos, y por último, tres denarios más por las velas aromáticas y las especias que enviasteis para colaborar en nuestras festival de la cosecha. Eso hace un total de mil ciento veinticinco denarios que os debemos.

Le pego otro tragó al vino y continuó.

-En otras palabras, tras hacer las cuentas, aún nos debéis tres denarios, que se corresponden al queso que se llevó Publio Calesio. Y, como he dicho, tengo múltiples testigos que respaldan mi versión, y estaré más que dispuesto a llevar el asunto ante un tribunal civil que dirima de una vez por todas si el susodicho queso fue un regalo o una venta. Pero si no queréis llegar a eso, estoy más que dispuesto a recibir los tres denarios que nos adeudáis aquí y ahora, y que no se hable más del asunto. En cuanto al resto de pamplinas, debéis de haberos equivocado de sitio, porque a quien habéis venido a ver aquí es al Rey de la Montaña y no a un jefecillo bárbaro del tres al cuarto. Si queréis negociar la amistad de los Hijos de la Nieve, que venga vuestro cónsul aquí, o que le comunique a mi hijo Halvar, que como ya deberíais saber, se prepara para partir al río Kaven al mando de una hueste cuyo propósito está aún por decidir.

Hizo un gesto de la mano y sus porteadores se giraron y le dieron la espalda.

-¡Ha hablado el Rey de la Montaña! -declamó el heraldo.

Conversaciones con Kaven

  1. Un mensaje llega a tu ciudad de nombre impronunciable:

Un centenar de naves lorelanas se dirigen a desembarcar en la desembocadura del río Kaven.

Para evitar una catástrofe, debemos evitar que desembarquen. El pacto al que se llegó años ha, debe reproducirse si no queremos vernos bajo el yugo lorelano.


Tras un día de deliberación, al mensajero le dicen que, si bien los Hijos de la Nieve tienen un territorio extenso que defender y muchos vecinos que ansían su caída, se va a movilizar una hueste considerable y mandarla hacia allí a la mayor brevedad. (Cuando empiece la partida xD)

Ha venido un enano y me ha dicho (parafraseando del WhatsApp):

Que Freydis está muy corrompida por el Kaos, que es un peligro, que lo mejor es matarla pero igual si se la doy y se la llevan a su cueva de la violación múltiple, consiguen que eche el Kaos de dentro.

Jorund le ha respondido que le coma la polla en tres tiempos.

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Infinitos whatsapps y un par de PMs intercambiados con los loreleanos. Básicamente tenemos un acuerdo medio formal para que yo me quede Kaven, establezcamos ahí la frontera, nos ignoremos mutuamente en lo militar, y vuelva a empezar el comercio de piedra y metales.

Hablando con Rivendall, convenciéndole de que hagamos un ataque conjunto a Alba Julia. Yo no voy a ir, pero sería una risa que él se presentara allí con un ejército asumiendo que sí.

Los loreleanos al final me han dicho que vaya y les bese el anillo, que puedo cruzar el río y les parece bien. Pues ellos sabrán.

Conversaciones con Rafa en curso respecto a nuestro “ataque conjunto”, por ahora amistosas. Me fío cero y él debería fiarse menos aún.