La misión sigue sin dejarme editar, así que:
PoV
Davos Seaworth
Tokens
La Flota Real
Ejércitos
Se van a mover un total de 6 y 2 ejércitos.
- 1 de Rocadragón (Alzado) [Numeroso –1, Veterano +2, Arqueros +1, Caballería +1, Leva, Marinos] FUE: 14
- Flota Salladhor Saan (Alzado) [Numeroso –2, Veterano +1, Mercenarios, Marinos] FUE: 7
Objetivo
Retirada veloz hacia Rocadragón. Un dragón es algo a lo que no nos podemos enfrentar. Davos utiliza su conocimiento de esta costa para huir rápidamente y disponer a los barcos lo más dispersos posibles para que no sean pasto de las llamas.
Misión
Regresar de Lanza del Sol a Rocadragón pitando. Barcos lo más dispersos posible para minimizar bajas y confiar en el conocimiento de Davos de mares, costa y escapadas.
Localización
Somos 6 barcos (+3 horas) → 12 hexágonos x 8 → 96 horas. 4 días. Veníamos en marcha cuidadosa, así que confío en que eso nos haya permitido esquivar su mirada o que nuestra detección sea tardía.
Recuerdo que quedan otras dos flotas patrullando Rocadragón y la entrada al Aguasnegras
Roleo
¡Un dragón!
Era imposible. Sus ojos lo tenían que haber engañado. Marineros curtidos habían gritado. Había olido la mierda de aquellos que se lo habían hecho encima, meados en la cubierta. Dos alas gigantes aleteando en la distancia.
¡Dragón!
El mundo parecía haberse paralizado. Una flota de velas negras en el horizonte, un poder naval mayor del que ellos llevaban hacia Lanza del Sol. Un obstáculo que quizás podrían superar…pero no a un dragón. ¿Qué era aquello, por los Dioses, por el Dios? Nadie parecía reaccionar.
Nadie salvo Davos Seaworth.
No era ahora el Caballero de la Cebolla, el Señor de un castillo y hombre de confianza del Rey. Era un contrabandista, como hace décadas, manejándose en situaciones de peligro y atravesando mareas, miedos y dudas. Tomó el timón y giró, gritando a sus hijos para que, saliendo de la ensoñación, repitieran la orden. Vio como el Bastardo de Marcaderiva también parecía reaccionar y seguirle. Velas desplegadas, remos al mar. Gritos y golpes.
En el mar no había nobles ni títulos. Había costas que se conocía como la palma de su mano, vientos que aprovechar y reacciones en cuestión de segundos. Davos Seaworth era un marino como pocos habían visto. El hombre que había salvado Bastión de Tormentas ahora debía salvar una flota.
-¡Formación abierta!, ¡media vuelta!, ¡presentad objetivos dispersos y remad! - La Betha Negra lideraba el giro, avanzando a toda velocidad y acercándose a las corrientes que tan bien conocía. -¡A la Roca, a la Roca!, ¡Debemos regresar!
