El asedio de Harrenhal

Los ejércitos de Tywin Lannister formaban frente a Harrenhal sin mácula, ordenados por la mente perfeccionista del señor de Roca Casterly sin haber dejado algo al azar; los pendones de las Casas de Occidente ondeaban a merced del frío viento que se levantaba desde el norte, orgullosos y fieros, demostrando que no tenían miedo a quienes se parapetaban en las murallas de al terrorífica fortaleza de los Whent.

Las puertas de Harrenhal se abrieron de par en par lentamente, como el dragón que abre sus fauces con parsimonia antes de escupir fuego, si bien no había dragones allí en aquellos momentos.
Una pequeña comitiva de caballeros cruzó el umbral y avanzaron hacia las figuras que esperaban a una distancia prudencial. Ser Willem Darry, con el brazo en cabestrillo, lideraba a los defensores y cuando estuvo ante Lord Tywin Lannister, agachó su cabeza en señal de respeto hacia él como dictaban las normas de etiqueta y caballería.

Lord Tywin. – Dijo el Maestro de Armas de la Fortaleza Roja. – Es mi deber preguntaros qué os trae a Harrenhal, mi señor.

El Lannister, escoltado por su hijo Jaime Lannister y Brandon Stark, había devuelto el saludo formalmente al joven que ya conocía de sus años como Mano.

Vengo a proteger los intereses de aquellos que han depositado su lealtad en mí. Los Whent son vasallos de los Tully, a quien he jurado asistir en la invasión a sus tierras. Por ello, pido que entreguéis la plaza de Harrenhal y desconvoquéis los ejércitos que están en los Ríos, volviendo a vuestros hogares jurando no volver a poner un pie en estas tierras sin invitación.

Ser Willem negó con suavidad ante las demandas de Tywin.

No puedo concederos eso, mi señor. Su Majestad Aerys me ordenó apresar y castigar a Brynden Tully --, dijo el Darry omitiendo intencionadamente el tratamiento de Ser – por sus crímenes contra los hombres del rey. Harrenhal es un enclave estratégico en la lucha contra los rebeldes.

Ante la mención de un bando rebelde, Lord Tywin se movió unos milímetros en su silla de montar y enarcó las cejas.

¿Es eso lo que soy, Ser Willem?¿Me consideráis un rebelde?

Es lo que parecéis, mi señor. Habéis proclamado que no serviréis a los Targaryen y eso no puede sino tomarse como un acto de rebeldía. No sois un traidor, los Siete me guarden de consideraos eso, pero sí os habéis rebelado.
Lord Tywin, estoy seguro que aún podemos detener esto. Entregad a Brynden Tully y solicitad el perdón de Su Majestad. Poniente no necesita una guerra.

Jaime Lannister miró a su padre y después sonrió levemente, como si supiera que es lo que iba a decir su padre. Brandon Stark, por su parte, permanecía estóico.

En efecto, soy un rebelde. He roto mi juramento de vasallaje con la Casa Targaryen y he expuesto claramente mis motivos, encontrando a quienes han respondido a mi llamada. No se trata de tener razón o no sino de hacer lo que Poniente necesita. Y si debe ser mediante la guerra no seremos nosotros, los caballeros y señores de los Siete Reinos los que lo detengamos.
No vais a rendir Harrenhal. Yo no voy a entregar a Brynden Tully. Podéis comunicárselo a Aerys Targaryen: no accedo de sus demandas.

Lord Tywin picó espuelas mientras se despedía de Ser Willem y comenzó a retirarse junto a los suyos. Jaime tardó unos segundos más y se quedó observando Harrenhal con una sonrisa en sus labios.

¿Qué os divierte, Ser Jaime? – Preguntando enojado Myles Mooton.

Ahí empezó todo, en Harrenhal. Las cosas que se hacen por amor.

-Son muchos Rykker. Deberiamos comer bien, va a ser un dia duro…

Brandon Stark cabalgó al lado de Lord Tywin, ahora mismo ocupaba una posición de honor en aquel conglomerado de hombres de Occidente, pero la verdad es que todo aquello le importaba una mierda, lo importante es que iba a encontrarse frente a frente con Ser Willem Darry.

Después de que la inocencia de Lord Hoster fuese declarada por el Rey en nombre de los dioses estaba claro que alguien había metido a su querida Lady Barbrey en aquellas mugrientas mazmorras y que el primero en tener noticias de ella en aquel lugar había sido él.

Permaneció impertérrito mientras Tywin “negociaba” con aquel hombre y cuando terminó ignorando al joven Lannister se dirigió al Maestro de Armas de la Fortaleza Roja - Ser Willem, quién os dijo que Lady Barbrey se encontraba en aquellas mazmorras? - el caballero se mostró extrañado por un momento pues seguramente no era el lugar ni el momento para aquella pregunta que Brandon no podía quitarse de la cabeza mientras la falta de respuesta le hacía apretar los puños entorno a las correas de su montura.