El Heraldo del Lord Segador

Hacía mucho que no se veía una flota así. Miles de barcos surcando el mar en dirección a tierras más fértiles. Los defensores de Torrelabella se escondieron en el castillo y parte de los hombres del Hierro se estaban abasteciendo a placer de las cosechas, los hombres y las mujeres de las Islas.

Veron con parte de la flota había estado días en el mar buscando a la flota enemiga, llegando hasta las Escudo pero no había ni rastro de la Flota Real. Supo que estaba en Lannisport esperando para zarpar o quizá refugiados allí.

Dalton había ordenado un asalto al castillo solo tomar tierra en la isla, sólo la descoordinación de los isleños salvó a los defensores que entregaron gustosos sus vidas y no salvó a Lord Farman de la furia de Anochecer. Borrachos y pendencieros, los iseños fueron incapaces de cerrar el cerco de Torrelabella, pero Dalton no los disciplinó, tenían derecho a disfrutar del fruto del saqueo y tenían suficiente valor como para pagar por su indisciplina el siguiente día del asalto. Se alzaron máquinas de guerra y el asalto estaba prácticamente listo cuando los saqueadores y Veron ya hormigueaban alrededor del castillo y se avistan las velas de la flota Targaryen y Lannister.

“!Todos a las naves! ¡Los maricones al fin han tenido huevos! El león y el dragón contra el Kraken!” Una pequeña parte de la flota fue quemada por el enemigo pero cuando los Hijos del Hierro estuvieron embarcados la flota enemiga dobló el cabo sur de la Isla.

Veron mandaba la escuadra de cuatrocientos barcoluengos que se enfrentaría a los doscientos del enemigo. Estaba preparado, aconsejado por los sacerdotes del Hierro y el Ahogado le susurraba su tradición al oído… “Juega con el gatito, espera a Dalton, hostígales y espera para cerrar la pinza.” Sobre sus espaldas pesaban entonces muchas vidas. Y entonces mandó virar y lanzarse contra el enemigo, para luego contramarchar hacia el norte. Y el enemigo les asaltó y pelearon en el mar mientras Veron acercaba su flota a la de su hermano y los refuerzos aparecían en la retaguardia del enemigo. La batalla se puso intensa y entonces llegó Dalton con la Flota del Hierro, con Amanecer Rojo atravesando las quillas y buscando la nave insignia. La batalla estaba ya decidida, todo dependía de cuanto decidieran resistir los leones. Y lucharon con furia y mientras buscaba a Ser Tyland, encontró al Cansado Lord Farman, cuyo padre había caído por su hoja noches atrás, en el tanteo de Torrelabella. Dalton peleó con el enemigo pero el occidental estaba hecho un berserker y Cansado Farman lo atravesó con su lanza mientras aullaba. Sus hombres se lo llevaron. Daba igual, el día era suyo, la noche, el mar. El enemigo sólo podía morir. Y ellos no. Porque lo que está muerto no puede morir. Ser Adrien Tarbeck avanzó buscando a Veron pero cayó en la trampa y tras matar a Harlaw se vio rodeado por los isleños.
“Ríndete, occidental, hoy habéis tenido huevos, pero es una matanza. Cada segundo que aquí os quedéis serán más de los vuestros que vayan al fondo del mar. Tú te quedas con nosotros.” Dice seco Veron. Un astil de madera le golpea la nuca y el caballero cae al suelo.

La noche caía y surgía la luna sobre el mar, entre las brumas. El enemigo se retiraba, con dos tercios de sus hombres muertos y muchas naves vacías. Los isleños habían lamentado mucho menos. “Volvamos a Isla Bella,” dijo Veron “hemos aplastado al enemigo. Tardarán en volver a molestarnos. Ahora a terminar la faena que empezó Lord Dalton.”

Fue al camarote de su hermano, en la Amanecer Rojo. “Victoria Dalton, hemos masacrado al león y el dragón en el mar, su orgullo está roto. Y sólo te hemos perdido a ti, hermano… nuestro amado líder.”

“Tú también has sido un líder hoy, Veron, un auténtico lobo de mar.” dijo Dalton tosiendo sangre “esto solo es un rasguño, me pondré bien.” La herida de su costado manaba profusamente. Tengo muchas más batallas que librar… maldito Cansado Farman… destruye Torrelabella."

“El Dios Ahogado aún no te llamará, lo sé porque me lo ha dicho. Tiene planes grandiosos para ti… quizá nunca serás rey… pero los reyes se inclinarán ante ti.” Veron dijo aquello con ojos grises y voz hueca.

Veron salió del camarote y ordenó a la flota desembarcar alrededor del castillo. “Preparaos para terminar esto. Vengaremos a Dalton, nuestro Lord Segador y no dejaremos a un perro Farman vivo.”

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Cerca del amanecer Veron Greyjoy estiró su brazo para dar la orden de atacar el castillo. Miles de hombres se dirigieron hacia las murallas lanzando gritos de furia. No tenían máquinas de asedio, solo su ingenio y su fuerza. Pero Veron tenía un plan, algo que le había contado su hermano antes de que aparecieran las velas de los enemigos en el horizonte.

Los hombres del hierro asaltaron con escalas y garfios las murallas, por los cuatro costados del castillo. Veron observaba desde la colina y mandaba periódicamente grupos de hombres de refuerzo. Muchos no creían en él, ya que solo tenía catorce años pero hablaba a ratos con una autoridad extraña, como de la profundidad del mar.

Los hombres mataban y morían en la muralla de Torrelabella. Sabía que las primeras fases del asalto serían las más duras. Hasta que Peter el Borrego y los suyos, infiltrados en la fortaleza lograron abrir las puertas. Desorientados, los defensores se vieron rodeados por filos de hachas y a mediodía el Kraken dorado ondeaba sobre la torre del homenaje.

Toda la Isla Bella era suya. "Ejecutad a toda la guarnición, tomad los siervos y esposas de sal que queráis y matad al resto. Quedaos todo lo que podáis robar, hijos del hierro, pues os pertenece según nuestra antigua tradición. Llevad al Lord Segador a los aposentos del finado Lord Farman y traednos a su hija, la doncella escudo.

Trajeron a Dalton con el cuerpo vendado en una carreta y este pudo apoyarse en Anochecer mientras lo ayudaban a bajar del carro. Cuando entraron en la sala de audiencias de Lord Farman, una mujer los esperaba. “Esperamos a que te rindas, Melessa, la misericordia es una virtud que no solemos permitir. Hemos ejecutado a toda la guarnición, tal como dijimos que haríamos, hemos conquistado la isla y el castillo y hemos destruido la flota de Targaryen y Lannister frente a estas costas.” dijo Veron tranquilamente mientras Dalton observaba la escena apoyado contra la pared. “También matasteis a mi padre en las murallas.” dijo la mujer desafiante. “¿Por qué no me matáis?” Una veintena de hombres armados miraban con deseo a la joven. Peter el Borrego sonreía con sus tres dientes y prácticamente babeaba pensando en el imminente botín.

“Te quiero para mi hermano. Nuestros hombres no te tocarán, aunque pueden quedarse con tu armadura y tu ropa, parece de buena factura, las hijas jóvenes de la aristocracia siempre visten con las mejores telas que el vulgo puede arrancar de la tierra y sus mujeres tejer del amanecer al alba.” dijo Veron en un tono muy frío “O puedes servir al Ahogado, te ahogaremos en el mar cuando el dios te necesite, como ofrenda por nuestra victoria. Fuiste valiente en tu salida desesperada del castillo, pero esto se ha terminado, como le dije a Tarbeck. Puedes tener un final digno o uno atroz, sabes lo que te conviene, sabes que te conviene rendirte. Peter, quítale la armadura.” Melessa Farman había sido herida en la refriega, Veron le ofrecía evitar una violación brutal, el descuartizamiento y la ejecución posterior. Eso le gustó. Aquel niño, al que doblaba en edad, aquel salvaje fanático, le perdonaba la vida… por un tiempo.

Melessa se quitó la armadura pieza a pieza antes de que Peter empezara a tocarla. Los guanteletes, las canilleras, la coraza, las grebas y por último el casco. Los isleños se fueron llevando el metal y en seguida empezaron a discutir por él. Melessa Farman estaba erguida observando el espéctaculo pero Veron sacó un cuchillo. “Esto es por la sangre que tu hermano hizo derramar al mío. Seguro que tu medio hermano Cansado Jon se volvería aún más loco y no sé como te llevabas con tus medio hermanas pequeñas. Sangre por sangre, ese es el camino que hemos escrito.”

Clavó su hoja en el jubón de la prisionera y lo desgarró y luego cortó su túnica con su puñal, hasta que la mujer quedó desnuda ante la vista de los presentes, guerreros cubiertos de sangre de los defensores de Torrelabella. Ninguno se acercó a tocarla pero ella estaba inquieta y casi excitada ante las miradas de los guerreros, el olor de la sangre y el acero que bailaba ante sus ojos. La hoja cayó y una línea de sangre surcó su rostro. “Sangre por sangre. Ahora perteneces al Dios Ahogado, serás la esposa de sal de mi hermano. Él decidirá tu destino, si ahogada o viva.”

Anita Gris entró entonces en la habitación y le lanzó una capa de lana basta de oveja. “Tápate y acompañame a servir al señor.” le dijo a la doncella escudo.

“Son tan maricones que tiene que defenderlos una chica.” dijo Peter el Borrego “Deberíamos haberlo pasado bien con ella, ahora mismo a Dalton ni se le levanta, vaya lanzazo le asestó Jon Farman.” Se fue con el casco en las manos. “Seguro que alguna campesina quiere yacer hoy con un héroe con pasta, al fin y al cabo somos conquistadores.”

Veron se arrodilló ante su hermano, que parecía muy divertido con la situación. “Lord Segador, Torrelabella es vuestra y toda la Isla Bella. Te lo prometí cuando te hirieron. Estamos a vuestro servicio.”

Dalton murmuró pocas palabras. “Bien hecho, Veron. Ahora debo descansar en este mullido castillo. Esto no ha hecho más que empezar.” Y repitió las mismas palabras que meses antes. “Se acerca la tormenta. Ya has tomado más castillos que cualquier jinete de dragón y que cualquier rey que nos declare su enemigo.”

Veron lo interrumpió. “El rey deberías ser tú. El rey de la sal y de la roca, el Lord Segador.”
“Mírame, estoy hecho polvo” dijo Dalton con una sonrisa ensangrentada. “No llevaré corona alguna, pero te prometo que llevaremos la muerte a cualquier rey que nos quiera desafiar. Me voy a la cama, estoy destrozado. Deja que los hombres disfruten. Seguro que muchas chicas quieren pasarlo bien con Veron Greyjoy, el carnicero de Torrelabella, yunque de leones.”

Veron sonrió amargamente y se separó de su hermano antes los aposentos del recientemente fallecido Lord Farman, muerto a manos de Lord Dalton.

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