El León y el Venado

Renly cabalgaba al frente de las tropas de las Tierras de Tormenta, sus ojos escudriñando el horizonte en busca de cualquier señal de movimiento. De repente, un grupo de exploradores se acercó a él, con rostros sombríos.

¿Qué noticias traeis? exigió Renly, su voz firme.

Majestad, hemos avistado las fuerzas Lannister adelante, informó uno de los exploradores, con voz urgente.

La mandíbula de Renly se tensó con determinación. Preparen a los hombres para la batalla, ordenó, con tono resuelto. Aquí se decide todo.

Los soldados rápidamente formaron filas, sus armas listas, sus rostros determinados. Renly cabalgó a lo largo de las líneas, su presencia infundiendo confianza en sus tropas a la espera de los movimientos del ejercito contrario.

Detrás suyo cabalgaban Ser Loras Tyrell, Ser Bryce Caron, Ser Emmon Cuy, Ser Guyard Morrigen, Ser Parmen Crane, Ser John Mertyns y Lord Ralph Buckler, los miembros de su Guardia Real. Lord Renly se dirigió a los soldados mientras proseguia su movimiento a un lado y al otro al frente de todo el ejercito.

¡Soldados de las Tormentas!

Nos encontramos ante una encrucijada que determinará el destino de los Siete Reinos y la libertad de nuestras tierras. Esto no es solo otro campo de batalla, es el lugar donde daremos forma al futuro de Poniente.

Recordad los sacrificios de nuestros antepasados, los grandes logoros que hemos alcanzado juntos. Enfrentamos a un enemigo formidable, pero somos los herederos de un legado de valor y gloria.
Nuestra causa es justa y noble, luchamos por la libertad, la grandeza y la prosperidad del Reino.

Hoy, no solo nos enfrentamos a un enemigo, sino a la historia misma. Cada uno de vosotros lleva el peso de nuestro reino sobre sus hombros, y confío en que lo llevaréis con honor y coraje.

Recordad que la victoria no será fácil, pero juntos somos invencibles. Con valentía y determinación, avanzaremos hacia la gloria, hacia un futuro donde el nombre de las tormentas resonará en los anares de la historia como una potencia indomable.

¡Adelante, soldados! Por las Tormentas, por la libertad, ¡por la victoria! ¡NUESTRA ES LA FURIA! ¡NUESTRA ES LA FURIA! ¡NUESTRA ES LA FURIA!

Con la ultima frase, Renly alzó su espada y se caló el yelmo astado con una corona de oro entre las astas, guiando a su corcel y, uniendose al resto de la caballería, formando junto a su Guardia Real.

A medida que se acercaban las fuerzas Lannister, la resolución de Renly solo se fortalecía, listo para liderar a sus hombres en la batalla, decidido a defender sus tierras y su gente contra cualquier amenaza.

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