El Profundo aprieta, y ahoga

Todos los miembros de la familia sabían que algo no iba bien cuando penetraron en la Capilla Branquia, la primera de las cavernas naturales que constituyen el Gran Templo.
Siempre suele haber fieles orando o recibiendo enseñanzas de los Sacerdotes de bajo rango o algún viajero al que se le ha dado un techo para no pasar las noches al raso.
En la tarde de hoy, no era así.

Todos los Sacerdotes rezaban nerviosos y afectados, algunos se aplicaban castigos corporales que debían soportar orando. Todas las bancadas estaban llenas de sacerdotes y sacerdotisas de las otras capillas, rezaban en murmullos inteligibles, un bordón de oraciones que les acompañó todo el trayecto por las grutas.

Atravesaron las otras Capillas observando las mismas escenas, pronto alcanzarían la caverna inferior donde se sitúa el Sancta Sanctorum.

Lagertha no pudo más que emitir un quejido angustioso cuando tuvieron que seguir avanzando con el farol encendido y se aferró al brazo de su esposo Erik, que también apoyó su mano en la de ella apretándola tembloroso. Leif “El Viejo” profirió una maldición a la que nadie prestó atención ya que Sven y Freya ya los habían adelantado en guardia con los puños cerrados dispuestos a enfrentar lo que hubiera delante…

Y fue la oscuridad lo que provocó todo eso.

El Sancta Sanctorum es la caverna más pequeña del Gran Templo, la oscuridad la hacía infinita y eso nunca había sido así. En el centro de la caverna hay una fosa natural inundada de forma ovalada. Bordeándola hay bellas baldosas talladas con imágenes del Reino submarino de El Profundo, siempre se han podido contemplar a simple vista pues las rocas laterales de la fosa están habitadas por un alga luminosa que consigue iluminar el Sancta Sanctorum y deja ver que la profundidad de la sima es insondable.

En la tarde de hoy, estaban totalmente apagadas.

De las sombras emergió la figura del Sumo Sacerdote, dirigiéndose al grupo guiado por la luz y seguido por algunos de los Sacerdotes del Circulo Interno.

Leif Gonush hacia sonar su cayado en cada paso, en su mano diestra portaba una daga ceremonial ondulada que había sido utilizada y su túnica presentaba salpicaduras oscuras que estampaban su color mas claro.

Todos fueron hacia él alarmados; los frenó en seco el golpe enérgico en el suelo rocoso con el cayado y su voz severa se alzó:

-¡Arrodillaos en la Casa de Vuestro Amo pues estáis ante Él!
Y todos se arrodillaron acatando la orden.
El Sumo Sacerdote continuó hablando mientras se acercaba al farol dejando caer la daga al suelo:
-Hemos agraviado a Nuestro Dios, le hemos dejado en evidencia al ignorar la llamada de nuestros vecinos en estos tiempos oscuros.- Agarró el farol y ordenó: -¡Mirad ahí!.- Señaló la sima y todos miraron hacia donde alumbraba el Sumo Sacerdote.

Los cuerpos de tres miembros del Círculo Interno flotaban en las oscuras aguas, un ligero burbujeo emergía en distintos puntos y el agua se agitaba levemente, rodeándolos.

-Se me han exigido sacrificios y se nos han encomendado labores.- Alumbró a sus espectadores, a su familia y dijo: -Padre, deberás escoger de tu arsenal personal unos regalos de fina manufactura, para congraciarte con el Clan Björn de nuevo, ofrecerás la ayuda que negligentemente negaste.-

Miró con desaprobación a Erik que agachó la mirada sumiso. Continuó acercándose a él y depositando el farol en su mano le dijo: -Avisarás a Lars de que te acompañará, ve por mar o por tierra, no me importa cómo lo hagas pero hazlo, comienza a prepararlo todo en cuanto salgas de aquí, no te demores ni un solo minuto, partirás pasado mañana y si puedes antes que así sea. Hombres mas validos que tu lo han dado todo, no me defraudarás mas.- Sentenció.

-“Que el mar sea fértil.- Proclamó. -Dador de vida y muerte.”- En coral terminaron la exhortación.

Erik tembló ante la amenaza, aun siendo el Patriarca debía total obediencia a su hijo como Sumo Sacerdote y aunque lo amaba y sabía de su bondad, El Profundo había manifestado su malestar.

Y así pudieron sentirlo y verlo todos.

El agua comenzó a agitarse y a bullir como si bajo ella hubiera miles de pececillos que se agitasen todavía vivos en el agua de un caldero calentándose al fuego, todos sintieron un leve temblor y el agua emergió brutalmente hacia arriba salpicando, muy caliente, a todos los allí presentes.

Erik cayó al suelo de culo, no solo por el espectáculo si no también porque creyó escuchar a su hijo preguntarle: -¿Aun sigues aquí?- Pero su hijo estaba en éxtasis con los brazos abiertos recibiendo las salpicaduras de agua. Se levantó lo más rápido que pudo y sin recoger el farol se coló por el pasadizo más cercano, a oscuras, pensando que ya recogería alguna antorcha por el camino.

Todo se calmó, el agua aún se agitaba pero la luminiscencia de las moradoras de la sima iba aumentando muy lentamente dejando ver que los tres cuerpos habían desaparecido.

El Sumo Sacerdote se acercó a su madre y muy tiernamente limpio unas gotas de agua salada de su mejilla, la miró a los ojos y dijo suavemente: -Madre, no estés temerosa, te necesito firme y dispuesta a hacer lo que sea necesario, como siempre has hecho, mantente a mi lado y cumplamos juntos La Voluntad de El Profundo.-

Lagertha sabia que debía mantenerse fuerte y contestó decidida: -Mi amado hijo, tu eres La Voz de El Profundo para nos, dime que debo hacer y así se hará.-

-Sé la cabeza de familia hasta que… padre- No pudo evitar el tonillo de desprecio- termine de cumplir su cometido. Supervisa que la cosecha sea recogida y que las despensas se llenen, reúnete con Urszula si tenemos algún excedente o carencia, que prepare sus bodegas. Que la gente te vea en el Templo madre, sé más cercana a ellos.

Su madre asintió pero no hizo amago de abandonar la caverna, se quedó observando cómo aumentaba el fulgor acuático y escuchando qué más tenía que decir su hijo al resto de la familia.

-Tío Leif, viejo zorro de mar- se giró hacia el Almirante de piel tostada por el sol y barba del color del fuego, desgreñada y adornada con alguna cuenta o concha marina trenzada por alguna de sus amantes. -Comienza mañana a supervisar nuestros barcos y Zeilvis, tenlos avituallados y listos para zarpar. Todo lo que necesitemos comunícaselo a Urszula. Mañana me reuniré para almorzar contigo en el “Marrajo”.

Leif “El Viejo” asintió sin más, mañana recibiría más detalles en el almuerzo y se anotó mentalmente preparar a primera hora media docena de Zeilvis para el viaje de su desgraciado hermano mayor si optaba hacer el trayecto por mar.

Leif pasó por delante de su otro tío, Sven, cruzó su mirada con él, impaciente, pero continuó hacia la hermana menor, Freya.

-Querida tía, reúnete conmigo esta noche en el acantilado, en la roca donde prendíamos una hoguera de niños y asábamos cangrejos. Tus Buscadores y tú tenéis algo importante que traerme.

Freya sonrió, ambos se sentarían en las rocas tras encender una hoguera, asarian algunos cangrejos y su sobrino le contaría una leyenda, alguna historia sobre lo que deben buscar y planearían parte de la gesta juntos. Tras dejar que la hoguera se extinguiese bajarían hasta el pueblo para despedirse e ir cada uno a su aposento. No pudo evitar pensar en que su amante la esperaría calentando el lecho.

El Sumo Sacerdote súbito se giró hacia el último de sus familiares que esperaba ansioso su turno.

Leif le sonrió, clavó su mirada en el Sacerdote que había recogido la daga ondulada y tendió su brazo pidiéndola. El Sacerdote reaccionó al instante acercándose a la pareja y se preparó.

-Sven Gonush, Protector del Clan, tuya es la labor de proteger todo aquello que El Profundo tiene como Suyo por Derecho. Fortifica nuestros bastiones, guarece nuestras tierras ante el invasor y…-Agarrando su mano con fuerza, la tiende hacia el Sacerdote, que la saja sin ninguna contemplación, después tendió la suya y sin mostrar ninguno de los dos el más mínimo gesto de dolor deslizaron sus manos por el rostro del otro. -…prepara nuestras huestes, vamos a la guerra, "Que el mar sea fértil;- Proclamó.

-Dador de vida y muerte." Sentenciaron todos.