Una mesa amplia y suficientes sillas para todos, en mitad de una playa, con torre alta despuntando a lo lejos. El silencio meciéndose suavemente con las olas. Queso, tocino, jamón, huevos fritos, aceite, mantequilla, pan recién hecho y un añejo del rejo para desayunar. Un grupo de personas esperaban junto a la mesa, la mayoría desconocidos para Euron, pero se podían ver cadenas y estrellas de 7 puntas, también algún emblema de los gremios.
Cenizas descendió con furia sobre la arena, el aire movido por sus alas despeinó a algunos, descompuso a la mayoría. Hacia siglos que la gente no tenía un dragón ante si.
Euron descendió del dragón como si lo hubiera hecho un millar de veces. Con su reluciente armadura brillando y el pelo revuelto.
Tomó asiento. Los demás esperaban que se les invitara, no se sentían especialmente cómodos en presencia de Euron.
-¿Acaso necesitáis una segunda invitación? Os había citado aquí. Por las vistas, la tranquilidad y lo hermoso del lugar.
Vamos a tratar cosas relevantes amigos. El lugar debe estar a la altura. Para empezar, está el tema de Hightower. Lo invitaría a desayunar, pero rechazo la invitación. Ahora parece que ha elegido quedarse en su torre. Bueno, imagino que dentro de unas semanas habrá que ventilar la bien. Pero diantres, quien soy yo para privarle de cumplir sus deseos de morir en su casa. No era mi plan, no es mi elección.
Ahora bien, el ya ha elegido. Ahora estamos nosotros. ¿Alguien quiere tomar la palabra?
Un hombre canoso y peludo, vivido, de manos trabajadas y mirada serena. Una de esas personas en las que la gente deposita su confianza se levantó y carraspeo para aclararse la garganta…