La batalla de Kaven

Jonas dio la orden y los hombres avanzaron a una, miles de fiska listos para defender sus tierras y preparados a darlo todo contra el invasor. Pronto las filas de los lorelanos quedaron a la vista, sobre la llanura formados con precisión milemétrica esperaban el avance de sus enemigos.

Poco a poco, cruzando los campos de trigo, los fiska cerraron la distancia que los separaba de las filas de desarrapados que dominaban la vanguardia lorelana quienes parecían no reaccionar pese a la creciente amenaza del enemigo.

En el flanco derecho lorelano los catafractos nabateos tomaron las riendas y comenzarona cabalgar abriendo el frente de batalla lo que fue respondido por los jinetes de Rivendall que reforzaban a los hombres de Kaven mientras en el centro, las líneas parecían resistirse a chocar. Jonas trataba de mantener el muro de escudos a sabiendas de que alargar la batalla les beneficiaba mientras Manlius Torcuatus, tribuno de la séptima legión mantenía las líneas lorelanas sin problema.

Mas la tensión fue demasiado grande y un puñado de los hombres de Petirson cerraron la distancia y descargaron sus jabalinas, en respuesta, como coordinados por fuerzas antinaturales los desarrapados avanzaron sobre las líneas fiska y el horror de su realidad se reveló, no eran esclavos como Alrik había supuesto, sino cadáveres reanimados que danzaban a voluntad de Negación de Sombrq, la enmascarada nigromante que se encontraba entre sus filas. Los fiska cayeron sobre las filas de los no-muertos tratando de romperlas pero, por muchos que caían no parecían los suficientes pues eran alzados una y otra vez.

En el otro flanco los hombres de Nemenson chocaron contra las líneas de levas de Stalnar, voluntarios poco entrenados comenzaron a ceder terreno hasta que con un agudo siseó, hombres de piel escamosa, de todos los colores del arcoiris y cubiertos de ligeras armaduras de placas metálicas entretejidas obligaron, a golpe de sus curvas espadas, a que los fiska retrocedieran.

Ningún bando parecía tomar la ventaja y las horas se sucedían pero, poco a poco, los hechizos de Negación de Sombra comenzaron a flaquear y los thegn de Kaven aprovecharon para empujar aún más sobre las líneas de cadáveres y alcanzar la posición de la hechicera. Jonas se abalanzó sobre ella blandiendo su enorme hacha tratando de acabar sus tejemanejes pero, por un momento, dudó de sus fuerzas. Cubierta en sedas y con una máscara de porcelana cubriendo su cara la figura era alta y delgada de una manera inhumana. La duda se disipó de la mente de Jonas pero ese instante fue todo lo que la hechicera necesitó, moviéndose rápida como el viendo desenvainó su espada y en un par de estocadas despachó al joven Kaven, quien solo pudo salvar la vida tras la intervención de sus hombres.

Pero su intervención había surtido efecto y las filas de no muertos cayeron abriendo paso a las legiones que tuvieron que alargar sus líneas para impedir verse sobrepasados. Sin embargo, el un saber hacer del tributo y la veteranía de los hombres mantuvieron las líneas.

Por horas la batalla continuó, mas el sol comenzaba a caer y los hombres estaban cansados. Uno tras otro, en ambos bandos, manteniendo la organización, los hombres retrocedieron y antes de que el sol se ocultara la batalla había terminado.

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