La batalla de la Colinas Carmesí

Y por eso nunca debéis faltar a vuestra palabra, ¡a vuestro honor! Ser Willem estaba disfrutando de verdad viendo como los mercenarios abandonaban a la antigua Mano. ¡A los traidores se les paga con la misma moneda! Lord Jon, vos y Lord Yohn tomad el flanco derecho, envolved al enemigo, el Pez Negro acecha nuestra retaguardia, no es seguro pelear en estas condiciones. El caballero de Darry estaba extasiado dando órdenes, la victoria estaba al alcance de su mano y quizás el puesto de Mano del Rey. Ser Elys, tomad el mando de la caballería del valle, destrozad el punto que han abandonado esos hijos de mala madre, demostrad lo que valen los hombres que no pelean por oro.

La maniobra se ejecutaba con milimétrica exactitud, los dos viejos señores del valle eran dos lobos de mar versados en esos lances. Ser Merwyn Grafton mantenía el paso del centro, acompasando sus líneas a todo lo que se sucedía a su alrededor. Atended Ser Elbert, vos y yo no pelearemos hoy, el Pez Negro nos jodió a los dos, pero hoy veremos como cae su único aliado. Hoy veremos como cae un gran hombre, la sobra de lo que fue, mejor dicho. Por otro lado Ser Aegon mantenía su flanco para una posible defensa ante una respuesta enemiga, pero los Lannister no tenían ningún interés en abandonar su posición y se limitaban a imitar los movimientos enemigos, para tratar de no ofrecerles un flanco fácil de atacar. La caballería de Harrenhall aún tendría que esperar un poco más para participar en esa batalla. Lord Walter Whent observaba todo lo que sucedía en silencio, nervioso, las artes de la guerra se le escapaban, era el menos capaz de su familia, cualquiera de sus hijos era mejor que él. Una gota de sudor recorría su rostro, ¿había mandado a su hijo más inteligente a la muerte?

La maniobra de Ser Elys fue tan grácil, tan bella de contemplar que pronto cargaron por el flanco de las fuerzas Lannister. Los lanceros de Lannisport trataron de aguantar la carga pero el ímpetu de los caballeros del Valle era inaguantable, las bajas se contaban por cientes, las línea se quebraba e incluso algún hombre huía ante una muerte segura. Más demasiado eficiente había sido el caballero del Valle, demasiado rápido, con demasiado ímpetu había penetrado en las líneas enemigas. Las cornetas sonaron y desde su retaguardia Ser Elys observó como un centenar de caballeros ataviados de naranja se dirigía hacia ellos, seguidos por miles de hombres. Putos mercenarios, nos han jodido. Serían los últimos pensamientos de Ser Elys Waynwood, los ejércitos de aquel que se hacía llamar Rosereed cargaron contra el flanco Lannister que estaba siendo destrozado llevándose con él a centenares de hombres del Valle, pronto Gerion Lannister apareció entre sus líneas, siendo recibido como un auténtico héroe. La maniobra había sido exquisita, fingiendo una retirada, una traición, habían atraído a la mejor tropa del enemigo a una trampa mortal.


Aún así la batalla pintaba mal para los leones, que seguían en clara desventaja. Podrían resistir pero finalmente sus líneas cederían, la rebelión del Gran León tocaría a su fin, jamás volverían a escucharse esas Lluvias que tanto gustaban en los salones de Roca Casterly, y si lo hacían sería con mofa y escarnio, ridiculizando todo el legado de aquel hombre.

Los hombres chocaron, caballos siendo ensartados, hombres arrollados, pronto era imposible distinguir amigo de enemigo. Los hombres de la Casa Real eran espléndidos, un lujo verlos pelear, penetraban en cuña subiendo la colina, donde caían hombre de la casa Estren, Crakehall, Brax y muchos otros caballeros menores que jamás obtendrían gloria alguna. Pero, ¿dónde se encontraba el premio gordo?¿dónde estaba el León?

Las dudas se resolvieron pronto. El ímpetu del centro de la batalla contrastaba con el flanco izquierdo, ¿por qué no había entablado aún batalla Ser Aegon? Sus hombres avanzaban al trote, caballos y hombres, sin ninguna prisa por entrar en batalla. De pronto sonaron más cornetas y de entre las líneas Lannister apareció una figura dorada, con una calvicie incipiente y su armadura rojiza deslumbrante al sol. Lord Tywin Lannister mantenía su espada envainada y cabalgaba con el brazo izquierdo elevado, con la palma extendida. Los siguientes instantes fueron incomprensibles, de pronto los sonidos de las cornetas cesaron y el puño del Guardián de Occidente se cerró, de súbito el avance de los Whent se detuvo, en seco, parecía que la batalla no fuese encarnizada a unos escasos 200 metros. Con una calma sorprendente las tropas Whent se desgajaron del flanco, viraron y chocaron contra los que habían sido sus compañeros durante largos días de marcha. La traición, la deslealtad, la mentira. Ser Aegon Whent penetró entre las líneas del ejército comandando por Ser Willem Darry, jamás volvieron a ver su cuerpo, los que lo conocían y sobrevivieron aseguran que hasta el último momento su rostro estaba adornado por una sonrisa cínica, con una falta absoluta de miedo a la muerte.

La batalla se alargó durante horas, pero a la caída del sol era evidente que no se podía ganar aquella batalla, no con ambos flancos caídos y acosados continuamente por la retaguardia. O tocaban retirada o sería un completo desastre, perderían el gran ejército de Aerys, a su principal seguidor, el noble Jon Arryn, que había mantenido su pacto de vasallaje con el Rey pese a sus numerosas excentricidades. El reino quedaría en manos de la lealtad de Lord Mace Tyrell. Ante este último pensamiento Ser Willem tocó retirada. Viviremos, para luchar otro día.

Pero antes…¿dónde está ese traidor? ¡Traédmelo vivo! ¡Traedme a Lord Walter!


Derrota marginal. Como es obvio la treta de los mercenarios ha surtido efecto. Los Whent os han traicionado vilmente, Lord Walter aprovechó el momento más tenso de la batalla para salir al galope, su paradero es desconocido. Ser Aegon Whent calló en la batalla.

Ser Elys Waynwood muere (el token no sufre ningún daño, ponle otro nombre a la caballería del Valle)

Matáis 5.800 hombres. Perdéis 4.800

Ejército Bajas XP
1 Estren ▼▼▼▼
1 Kenning
1 Lannister (Roca)
1 Lannister (Lannisport) ▼▼▼
2 Lannister
1 Lefford
2 Crakehall ▲▲
2 Brax
2 Serret
2 Casas Menores ▼▼▼
2 Rosereed
1 Whent ▼▼▼ ▲▲
3 Whent
2 Marbrand

Os actualizo yo la tabla luego.

Lord Hayford, Lord Stokeworth y Lord Hunter son hechos presos. Lord Waxley y Lord Shett mueren en la batalla.

Brandon Stark es gravemente herido.

Ser Aegon Whent ha muerto y Lord Walter o Lord Walder Whent consigue reunirse con sus tropas abandonando al enemigo.

//¿No había puesto el roleo en ningún sitio no?

Desde que dejaron Harrenhal atrás había estado esperando aquel momento, el momento de hincar el diente a ese malnacido, Ser Willem Darry, no podía parar de volver su mente al momento en que Lady Barbrey salió en aquel estado deplorable de las mazmorras de Aguasdulces, de que el hombre que la encontró no era otro sino el que estaba al otro lado del campo de batalla, el mismo que acusó vilmente a Lord Hoster Tully intentando esconder lo que seguramente su mente afligía… sólo 30 o 40 mil hombres lo separaban, sólo debía mantener la calma y esperar la oportunidad.

Pero eso era algo de lo que carecía el que a la postre se sabría no era más que un lobezno, el que siempre se había salido con la suya y no había encontrado una horma que le enseñase la lección más valiosa, la de aguardar al momento pues cuando Lord Tywin hizo la señal, cerró su puño y vió cómo el ejército de los Whent daban la vuelta contra aquellos a los que habían acompañado durante días no pudo contenerse más, dando vuelta vió a sus hombres aguardar tras de sí y con una sonrisa confiada desenvainó su espada y a la voz de “POR EL NORTE!! ADLANTE!!” cabalgó atravesando las líneas amigas para ir directo a por aquel que se encontraba tan lejos y al que nunca llegaría a tener en frente.

Su manera de montar era envidiable así como su manejo con la espada, sin una armadura que lo atase en movimientos Brandon se movía grácil como si no estuviese rodeado de cientos de hombres que intentaban matarlo y movía su arma a diestra y siniestra mientras los hombres iban cayendo a su alrededor, nunca había sido bueno en blasones pero pudo enfrentarse a un hombre, no de gran tamaño pero que portaba una buena armadura y lucía un blasón verde y amarillo en su escudo… tras un breve intercambio de golpes, y aprovechando un choque fortuito de otro desdichado en la espalda de Lord Perking Hayford, la espada larga que portaba el Joven Lobo se introdujo por el visor donde el yelmo de su contrincante no contaba con protección.

Pero aún quedaban muchos hombres y el sentimiento de invencibilidad pronto se truncó, una flecha venida de no se sabe dónde acabó perforando su cota de cuero curtido atravesando su hombro izquierdo saliendo por el mismo omóplato, pero su sonrisa no se borró hasta que cuando aún estaba mirándose el orificio de entrada una lanza se clavó en el costado de su caballo haciéndolo caer de espaldas. En ese momento comenzó a saborear la sangre y se vió como en un sueño, los sentidos se le habían truncado y no era capaz de fijar la visión, aún así logró zafarse de una lanzada a la que respondió con un certero mandoble que hizo perder la cabeza a su oponente y entonces fue cuando el fuego se apoderó de su rostro, notó quemarse la mejilla desde la base de la nariz hasta el mentón, cómo su brazo izquierdo perdía la fuerza mientras palpaba en los dedos la viscosidad de su propia sangre manando desde su antebrazo y sólo pudo vislumbrar un imponente hombre de metal con un cordero sobre fondo verde atizarle un último tajo diagonal que terminó de partir su coraza y provocar que Brandon por poco no cayera partido en dos al suelo, pues su piel había desgarrado diagonalmente todo su pecho. Y cuando ya vislumbraba el final del cuento del lobo con aquella espada empuñada a dos manos para darle el golpe de gracia, Brandon sólo pudo sonreír por lo terco y obstinado que había sido en su vida, porque hasta ese día no había sido más que una sombra de lo que creía haber sido - Se acerca el invierno… - se le oyó balbucear mientras que con un último atisbo de fuerza cogía el puñal que guardaba en su cintura y desgarraba la ingle de aquel hombre cordero.

No sabría decir qué pasó después, se notó volar, como si el Norte lo reclamara, dejando en aquel campo de los Ríos, su caballo, su espada, su sangre, su osadía, su orgullo, su promesa…

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