El Gran Consejo
Corría el año 101 dC cuando el príncipe Baelon fue herido en una desafortunada cacería, para morir unos días después. El príncipe de la Primavera había sido nombrado heredero por su padre, el rey Jaehaerys, ignorando este los derechos sucesorios de la princesa Rhaenys, sobrina del príncipe y nieta de su majestad. Sin embargo, su muerte abrió viejas heridas y nuevas dudas acerca de la sucesión.
El príncipe Baelon tenía dos hijos, Viserys y Daemon, pero la princesa Rhaenys había tenido un hijo, Laenor, el nieto del príncipe Aemon (hermano mayor de Baelon). El principio de primogenitura favorecía a este, al ser descendiente del mayor de los hijos del rey, mientras que era Viserys el más cercano a su majestad, ya que se trataba de un nieto mientras que el hijo de la Reina que nunca fue era biznieto del rey. Tampoco se debe olvidar que en el caso de Viserys, la línea masculina alcanzaba a Jaehaerys; no así en el caso de Laenor.
Su majestad no fue capaz de tomar una decisión. La bondadosa reina Alysanne había muerto el año anterior y no pudo disponer de su consejo. Fue el archimaestre Vaegon, hermano del rey, quien le propuso una solución: convocar un Gran Consejo en el que todos los señores del reino votasen quién sería su soberano a la muerte de su alteza.
Y así fue como ese año toda la nobleza de Poniente se reunió en Harrenhal. No fueron pocos los aspirantes que se presentaron para ocupar el título de Príncipe de Rocadragón, mas sus candidaturas fueron desechadas una por una hasta alcanzar el momento en que sólo quedaron Viserys y Laenor. Pese a la notable influencia de la casa Velaryon, a la que Lord Corlys había alzado como una de las más ricas del reino, y a hacerse con el apoyo de grandes casas como los Stark y los Baratheon, el resultado fue incontestable. El príncipe Viserys fue elegido en proporción de 20 votos por cada 1 de los recibidos por Laenor. Debe destacarse que en ese momento, Viserys tenía 24 años mientras que Laenor tenía sólo 7. Dada la avanzada edad del rey, aquello era algo a tener en cuenta, pues nadie sabía cuándo el heredero que eligieran tendría que sentarse en el trono de hierro.
El reino tenía un nuevo heredero, y los problemas sucesorios parecían haber llegado a su fin, pues un fuerte precedente había sido establecido en el Gran Consejo: independientemente de la cercanía, sería la línea masculina la que primara.
Viserys
Jaehaerys moriría dos años después, en el 103 dC, ascendiendo el príncipe Viserys al trono, siendo su reinado dichoso y lleno de paz y abundancia. No fueron pocos los festejos que celebró, haciéndose rápidamente con el favor del pueblo. Su majestad, de noble corazón y quien profesaba gran amor a su esposa, sólo tenía una espina clavada en la palma de su mano: la ausencia de un heredero varón. El rey se había casado con Lady Aemma Arryn años antes, y de tal matrimonio había nacido la princesa Rhaenyra. Pero no quisieron los Dioses que la dama pudiera dar un heredero al reino, falleciendo al dar a luz a un varón que no la sobreviviría.
Hasta ese momento, el rey no se había pronunciado acerca de la sucesión. Daba por sentado que su esposa le daría un heredero más pronto que tarde, sin embargo, había otras personas que sí pensaban en ello. El príncipe Daemon, hermano del rey, se consideraba a sí mismo heredero, al ser claro el precedente del Gran Consejo. Sólo un hijo varón de Viserys lo alejaría de la corona, y cuando el “heredero por un día” falleció, lo celebró. Cuando tal hecho llegó a los oídos del rey, Viserys nombró heredera y princesa de Rocadragón a su hija Rhaenyra, organizando una fastuosa ceremonia en la que los nobles del reino juraron honrar y defender su derecho a la sucesión. El príncipe Daemon, por su parte, abandonó la ciudad.
Sin embargo, no eran esos los únicos problemas del reino. Al sureste, Lys, Myr y Tyrosh se habían unido en una alianza, naciendo el Reino de las Tres Hijas, y convirtiéndose en una amenaza para el comercio en los Peldaños de Piedra. Tal situación afectaba de sobremanera a Corlys Velaryon, quien urgía a su majestad a actuar. Además, ante la amenaza de un enemigo poderoso, el Consejo instó a su majestad a contraer matrimonio nuevamente. La propia Serpiente Marina ofreció a su propia hija, sin embargo, la Mano del Rey, Otto Hightower, le sacaba ventaja. Viserys accedió a contraer matrimonio, mas no con Laena, sino con Lady Alicent Hightower.
Lord Corlys Velaryon consideró una afrenta tal elección, lo que lo acercó al príncipe Daemon, junto a quien atacó los Peldaños de Piedra. El Targaryen, a lomos de Caraxes, y la flota de la Serpiente Marina trataron de hacerse con el control de las tierras de la discordia. Y allí, el príncipe se coronó rey de los Peldaños de Piedra.
Entre tanto, en la capital, la reina Alicent demostró su fertilidad, dando a luz a los vástagos del rey: Aegon, Helaena y Aemond. La reina le había dado varones a su majestad, sin embargo, Viserys no mutó un ápice sus intenciones. La princesa Rhaenyra siguió sentándose al pie del trono de hierro, acudía a las reuniones del Consejo Privado, y en definitiva, continuó siendo la heredera. Los Hightower, por su parte, no parecían en exceso conformes. La mano y la reina no se cansaban de repetir el fallo del Gran Consejo, recordando que la línea masculina debía primar sobre la femenina; su éxito fue reducido. Otto Hightower fue destituido como mano y Lady Alicent lo único que consiguió fue separarse de la que había sido su amiga.
Por su parte, Daemon, cansado de gobernar aquellas tierras baldías, regresó a la Corte haciendo entrega de su corona a su majestad como muestra de buena voluntad. Así fue como se reconciliaron los hermanos, y cómo las heridas del reino comenzaron a sanar. Para poner fin a los agravios mantenidos con los Velaryon, su majestad concertó el matrimonio de la princesa Rhaenyra con Laenor, para así unir la sangre de los aspirantes que se habían enfrentado en el Gran Consejo. De ese matrimonio, pronto nació el príncipe Jacaerys, de pelo castaño oscuro y ojos avellana; el origen del príncipe fue puesto en tela de juicio por parte del partido de la reina, quien asociaba su sangre a Ser Harwin Strong.
Así pasaron los años hasta alcanzar el intenso y fatídico año 120 dC. A comienzos del mismo, Lyonel Strong abandonó la capital, acompañado de su hijo Ser Harwin, pereciendo en Harrenhal en extrañas circunstancias; fallecida la mano, su majestad recurrió a Otto Hightower una vez más para ocupar el cargo. Sin embargo, no fue esa la única desgracia. Lady Laena falleció dando a luz a un hijo del príncipe Daemon (quien se había casado con la dama años antes) que nació muerto. Durante el funeral, los rumores del origen de los vástagos de Rhaenyra alcanzaron los oídos del rey Viserys tras una trifulca entre el príncipe Aemond y sus sobrinos, lo que provocó que su majestad asegurase que mandaría cortar la lengua de todo aquel que dudase de la legitimidad de sus nietos. Y para ahondar en la desgracia de la casa Velaryon, Ser Laenor fue encontrado muerto, dejando a la princesa Rhaenyra viuda. Sin matrimonios que lo impidiesen, Rhaenyra Targaryen finalmente desposó a su tío Daemon.
Según el tiempo pasaba, la rivalidad entre verdes (el partido de la reina) y negros (el de la princesa) se agravó, haciéndose la situación insostenible y, mientras tanto, la salud del rey empeoraba (tras recibir un profundo corte del trono de hierro en el 126 dC) y el reino era gobernado por la mano Lord Otto Hightower y el consejo privado:
- Ser Criston Cole, Lord Comandante de la Guardia Real (token o PoV de alguien)
- Gran Maestre Orwyle
- Lord Lyman Beesbury, Consejero de la Moneda
- Lord Jasper Wylde, Consejero de los Edictos
- Lord Tyland Lannister, Consejero de las Naves
- Lord Larys Strong, Consejero de Rumores
El año es el 129 dC, tercer día de la tercera luna y pese a las tensiones todo parece calmo en los Siete Reinos.