Los primeros caballeros atravesaron la imponente puerta oeste de Harrenhall estando el sol en su zenit. Ser Desmond Grell, el joven maestro de armas de Aguadulces, portaba la gran trucha de los Tully en gran estandarte, cabalgando a la izquierda de su señor y de todos los allí presentes. Lord Hoster Tully, Señor Supremo del Tridente, no portaba cara de Buenos amigos y el encuentro con la familia Whent fue fugaz y de justa cortesía. El centenar de Hombres que lo acompañaban se encaminaron con diligencia al lugar de honor que le habían asignado a Lord Tully y sus caballeros. Pronto se alzaba en un lugar prominente, cerca del campo de lizas, los blasones que mostraban, junto a la trucha, la doncella rosada de los Piper y el sauce enraizado de los Ryger, mostrando a todo el mundo la unión que existía entre las tres casas. Ese mismo día, al atardecer, aparecía el primer gran invitado del torneo, el Príncipe Rhaegar. Junto a él su esposa, la bella Elia Martell y sus damas, entre las que destacaba sin lugar a dudas la también hermosa Ashara Dayne, y Ser Lewyn Martell de la Guardia Real, tío de Elia. Aparecieron con una escasa comitiva informando de la llegada del rey a la mañana siguiente y ayudando a Lord Walter a dar las órdenes precisas con tal de preparar el castillo para la llegada del monarca, todo debía salir a la perfección. Mientras el Príncipe dividía su tiempo entre el castillo y la tienda de Lord Hoster Tully, sus acompañantes, Ser Myles Mooton y Ser Rechard Lonmouth preparaban las tiendas y las escasas pertenencias del príncipe para luego intercambiar cervezas y chanzas de otros torneos junto a los hombres de los Tully y los Whent.
El amanecer trajo más sorpresas de las que ya esperaban. Antes de la llegada del rey alcanzaron el castillo simultáneamente las comitivas de los Frey y los Caron, estos últimos con los sirvientes y caballeros de renombre de Bastión de Tormentas. Ambos reclamaban un lugar de honor. Ser Hosteen Frey llegó a enfrentarse a Lord Bryen Caron y solo la sangre fría de Ser Walder Ríos controlando al “Toro” pudo evitar que la confrontación llegase a lo físico. Mientras tanto la llegada del rey era inminente y el Septon Luceon Frey medió entre las comitivas, consiguiendo un lugar privilegiado para los Frey, junto a su señor y frente a las puertas del enorme patio interior de la fortaleza, lugar donde justarían los caballeros. La llegada del rey creó inmediatamente una atmósfera de tensión. El más de un millar de hombres se asentaron frente a las murallas de la fortaleza, sin entrar en el castillo, preparando todas las comodidades que precisaban el rey y su séquito. Fue Tywin Lannister, la Mano del Rey, el primero en penetrar en Harrenhall para encontrarse con el anfitrión y aceptar el pan y la sal en nombre de Aerys, al que excusó por su cansancio tras el viaje en una comitiva de tal calibre. El horror de Lord Walter ante la ausencia de su hermano Ser Oswell fue patente, ninguna excusa presentada por la Mano pudo aplacar el rechazo que produjo la noticia en el señor del castillo. Se sentía ultrajado e insultado, pero aquello jamás se atrevería a decirlo en voz alta, mucho menos en presencia del rey.
Cuando el día llegaba a su fin varios mensajeros alcanzaron el castillo, al día siguiente daría comienzo la verdadera fiesta, pues confirmaron su llegada las familias Lannister, Tyrell, Hightower y Martell.