La pausa de Aerys

— Vamos vamos, ser Arryn, no seáis tan desconsiderado. Si habéis tenido un mal día no lo paguéis con los demás.

A Lonmouth aún le dolían las costillas de aquel golpe, pero ningún rencor sentía hacía quién se lo había propinado. La pelea había sido justa y además no se había desmerecido ante el resto.

—Buen golpe, Stark —felicitó ser Richard al norteño, al tiempo que le daba un buen palmetazo en la espalda—. ¡Y en el banquete parecíais el lobo más fino! ¡Jajajaja! ¡Que alguien traiga vino! Hay que beber por los campeones.