La pausa de Aerys

La melee había acabado de forma inesperada, pero más extraño fue aún cuando los heraldos del rey anunciaron que el premio sería repartido entre los campesinos de Harrenhall. Mientras tenía lugar la boda más polémica de los últimos años, al mismo tiempo los hombres y mujeres de las tierras del Ojo de Dioses acudían para recibir su parte del regalo real.

Mientras en aquella parte de los ríos se escucha algún que otro hombre hablar acerca de las bondades del rey en Darry las cosas eran bien diferentes. La zona que estaba siendo peinada por los caballeros pasó a ser ocupada por el ejército Frey que había sido convocado allí por orden del mismo rey. A hierro y fuego fueron pasados decenas de campesinos, a quien no colaboraba se le castigaba tomando sus bienes, soltando sus lenguas con castigos corporales e incluso en un par de ocasiones fue necesaria la horca para castigar algún ataque absurdo que, según los Frey habían sufrido en la búsqueda.

Quien tiene el valor para pronunciar palabras contra el rey en las tierras que rodean Darry se debate entre culpar a los invasores Frey, a los norteños que no habían podido defender a sus propios súbditos e incluso los más valientes se atrevían a culpar al rey. No sería raro durante los próximos años encontrarse en aquellas tierras a hombres sin lengua.