Las Pruebas del Kelebïn

Al principio parecía un rumor, como el del río que baja. Luego, cuando el oído se había acostumbrado, el rumor recordaba a un alud lejano. Finalmente, se distinguieron sonidos que ni el agua ni la roca podían hacer por sí solos, y no fueron pocos los que dirigieron su mirada hacia el volcán que había en el centro de la cordillera principal de Fiskeyja. El volcán no había dado señales de actividades en décadas y quedaban pocos fiskos vivos que pudieran decir que lo hubieran visto en acción; y, sin embargo, un fino hilo de humo comenzó a salir desde el mismo. El rumor que había ido creciendo en las últimas horas no se asemejaba al de un volcán en erupción pero era difícil negar la evidencia.

Como si de un plan sincronizado se tratase, conforme los primeros pies lorelanos pisaron tierra fiska, diversas bombas volcánicas salieron disparadas desde el cráter del volcán elevándose por los cielos y perdiéndose entre las nubes para, minutos después, comenzar a caer sobre Fiskeyja sin orden ni concierto. Parecieron meteroritos, no solo por la forma en que se precipitaron desde las alturas sino porque el volcán no llegó a entrar en erupción; ni tan siquiera hubieron sonidos una vez los proyectiles salieron de la montaña habiendo cesado el rumor que se estuvo escuchando todo el tiempo de forma seca y tajante.

Las bombas en llamas cayeron en diversos puntos de la isla. Una lo hizo sobre la isla de los Fornjôt, junto al Jornír, como si la hubiera una comunicación aérea entre ambos volcanes. Otro aterrizó en una isla controlada pos los Na Mucan Mara. Un tercero cayó tan cerca del asentamiento principal Kaven que, de no haber estado preparándose para recibir a los lorelanos bien podría haber caído sobre uno de ellos. Otro cayó en la isla de Bornia, alejada y aislada. Un último meteoro fue en el mar, muy cerca del asentamiento de los Valdisjar, al sur.

Sami Canción de Hierro entonó la primera estrofa del “Glinthod Kelebïn”, la canción con la que dotarían de poder al lanzamiento de los cinco artefactos con que los Mindarorön pretendían equipar a los héroes de Fiskeyja ahora que los lorelanos volvían. Los regalos requerían, no obstante, que el que los encontrase y portara fuera digno, y por ello se distribuyeron por el territorio de forma aleatoria y sin que estuvieran adaptados para fiskos o lorelanos ya que, para los enanos, no había distinciones entre unos y otros siempre que fueran paladines contra Kaos.

Poco a poco los demás enanos unieron sus voces a la del Uzbad’azrak y el coro retumbó por toda la isla conforme los Mindarorön de cada túnel cantaban. La canción insuflaba fuerza a los herreros rodeaban a Jonne Fundefuego quien terminaba las frases comenzadas por Sami y con ello daba su aprobación a cada artefacto.
Cuando la canción llegó a su punto álgido, los grandes fuelles enanos llevaron a la caldera a su máxima temperatura y permitió a los maestros herreros forjar los receptáculos destinados a envolver los artefactos.

Fueron cinco los regalos de los enanos para los humanos - o elfos, quién sabría - que se dispusieron en el volcán para ser enviados por los cielos y cuando Sami recitó con su profunda voz los últimos versos de la canción, cuando Glinthod Kelebïn se dio por finalizado, el volcán actuó como cañón y la voluntad de los Mindarorön se hizo.

¿Serían dignos de los regalos?

Los cinco artefactos:

Uzkazrak/Vanguardia

Uzkazrak es un escudo redondo fabricado en Kelebïn con motivos enanos y cuyo principal adorno es una runa asociada a Hademat, el Guardián. Como ocurre con todo lo fabricado en Kelebïn, apenas pesa pero tiene una dureza y entereza imposible de conseguir con otros materiales. Se ajusta perfectamente a cualquier brazo y es posible manejarlo tanto si es enano, elfo o humano. Los golpes contra el escudo son absorbidos y el portador apenas nota los impactos, y nada temerá quien lo emplee si lucha para defender a los suyos.

Si el portador es cobarde y no lucha para defender o se pone en vanguardia, el escudo buscará un nuevo portador.

Cae en el punto con ID 77, en tierras de los Valdisjar, vasallos de los Frostbjorn de la facción Snjórsonr.

Azulûn unbarak/Promesa de la próxima vida

Azulûn unbarak es una coraza decorada con escenas de la vida de Loric y es un recordatorio de que cualquier hombre puede enfrentarse al Kaos y tener la esperanza de vivir para siempre. Aunque la coraza no vuelve inmortal a su portador, cierto es que otorga una resistencia al daño inaudita y que transforma golpes mortales en heridas superficiales.

Si el portador no sigue los preceptos de Loric, la coraza buscará un nuevo portador.

Cae en el punto con ID 51, en tierras de los Tadhgáin, vasallos de los Na Mucan Mara.

Drakki-thrag/Colmillo de Dragón

La lanza llamada Drakki-thrag es un arma forjada enteramente en Kelebïn. Está perfectamente equilibrada y a pesar de su ligereza puede ser lanzada tan lejos como la fuerza del guerrero que la empuña le permita. Su punta tiene grabadas las runas de los cuatro padres dragones y se espera del portador que luche contra el Kaos como lo hicieron ellos.

Cae en el punto con ID 85, en tierras de las cercanías de Jornír, el volcán de la isla de Fornjôt.

Si el portador no lucha activamente contra Kaos, la lanza buscará un nuevo portador.

Azâr/Libertad

El yelmo que lleva por nombre Azâr está hecho en una sola pieza de Kelebïn y no necesita ajustes de cuero para que se adapte a la perfección a cualquier cráneo. Protege cualquier punto de la cabeza y no hay apertura que permita tan siquiera que un alfiler penetre su superficie; y, sin embargo, el portador es capaz de ver como si no tuviera nada y no hay sonido que llegue amortiguado tan siquiera. El rostro que simula la parte frontal del yelmo es el de una mujer si bien nadie podría decir a qué cultura pertenece. Si un erudito logra tener acceso a algún retrato de Aglorae, podrá reconocerla como tal. Quien porte Azâr y luche por llevar la luz donde se requiera, de seguro que sentirá la presencia de Aglorae cerca.

Cae en el punto con ID 26, en tierras de los Smedson, vasallos de los Bornia.

Si el portador no participe activamente en la liberación de cualquier oprimido, el yelmo buscará nuevo portador.

Azanuk Azûl/Hijos del Pueblo

Este regalo en realidad se compone de dos piezas, pero dada su naturaleza deben estar unidas para que sean todo lo útiles que deben ser y es por ello que si una se extravía, aparecerá pronto cerca de la otra. Azanuk Azûl son un martillo y una hoz y su uso es para trabajar, no para hacer la guerra. No habrá nada que el martillo no pueda doblegar, enderezar o clavar así no existe vegetación que la hoz no pueda cortar. Son útiles para facilitar las labores del pueblo llano, en efecto, pero la persona que las empuñe, siempre que trabaje por y para su gente, verá como la confianza en él y su trabajo aumentan pues nadie teme sudar junto a aquel que lo hace honradamente.

Cae en el punto con ID 37, en tierras de los Kaven.

Si el portador no es trotskista, la hoz y el martillo buscarán nuevo portador.

Todo está fabricado en Kelebïn, por supuesto.

El liderazgo puesto a prueba

Las volutas de humo procedentes de la pipa se mezclaban con las del fuego del hogar en el que un puchero se cocía lentamente; con cada bocanada, lentas y espaciadas, el olor de la sala adoptaba matices más ásperos pero, a su vez, más familiares.

Un recién llegado se sentó junto al fumador y removió el caldero ganándose una mirada reprobatoria del cocinero quien, aunque estaba pendiente de otros menesteres, no dejaba de controlar su cocina. Buscó la complicidad del fumador pero este se encogió de hombros como si poco pudiera hacer o poco le importara.

El recién llegado, embutido en una armadura pesada que no parecía molestarle frunció el ceño y, con cierta exasperación, el fumador suspiró exhalando una gran bocanada de humo.

Habla, di lo que tengas que decir.

El guerrero dejó el cucharón - para alivio del cocinero - y tomó la palabra.

¿Crees que serán dignos, Samir?
¿Acaso importa? Si no lo son, las Pruebas volverán con nosotros y aquí encontrarán lo que se requiere de ellas.
Falta nos hacen, eso es cierto.
¿Insinúas que deberíamos habérnoslas quedado nosotros, Jarkko?

Samir miró con los ojos entrecerrados a su interlocutor esperando la respuesta de este, palabras graves se estaban virtiendo allí y era preferible dejarlo todo claro para evitar problemas más adelante. Pero Jarkko no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer.

No lo insinúo, lo afirmo. Los humanos no participan de nuestra guerra, fomentan las suyas propias y es la avaricia lo que los mueve.

Se esperaba algo así, era lógico lo que decía pero no era una visión del conjunto. Y Samir ya estaba preparado para algo así.

Pero el espíritu de Loric está con ellos, eso debes reconocerlo.

Aquello debería dejar finiquitado el asunto, al menos hasta que algo sucediera al respecto. Jarkko se levantó y tomó un sorbo del puchero arrebatando un bufido del cocinero al fondo de la habitación. Antes de marcharse, no obstante, quiso tener el derecho a la última palabra aunque no le perteneciese.

Sí, y el de Kaos.

Aquí se ven los puntos. En Kaven, en el agua bajo ellos, en Bornia, en Na Mucan Mara y en la isla de Pitir.

Ya han encontrado dos.