Las Pruebas del Kelebïn

Sami Canción de Hierro entonó la primera estrofa del “Glinthod Kelebïn”, la canción con la que dotarían de poder al lanzamiento de los cinco artefactos con que los Mindarorön pretendían equipar a los héroes de Fiskeyja ahora que los lorelanos volvían. Los regalos requerían, no obstante, que el que los encontrase y portara fuera digno, y por ello se distribuyeron por el territorio de forma aleatoria y sin que estuvieran adaptados para fiskos o lorelanos ya que, para los enanos, no había distinciones entre unos y otros siempre que fueran paladines contra Kaos.

Poco a poco los demás enanos unieron sus voces a la del Uzbad’azrak y el coro retumbó por toda la isla conforme los Mindarorön de cada túnel cantaban. La canción insuflaba fuerza a los herreros rodeaban a Jonne Fundefuego quien terminaba las frases comenzadas por Sami y con ello daba su aprobación a cada artefacto.
Cuando la canción llegó a su punto álgido, los grandes fuelles enanos llevaron a la caldera a su máxima temperatura y permitió a los maestros herreros forjar los receptáculos destinados a envolver los artefactos.

Fueron cinco los regalos de los enanos para los humanos - o elfos, quién sabría - que se dispusieron en el volcán para ser enviados por los cielos y cuando Sami recitó con su profunda voz los últimos versos de la canción, cuando Glinthod Kelebïn se dio por finalizado, el volcán actuó como cañón y la voluntad de los Mindarorön se hizo.

¿Serían dignos de los regalos?