Mis vasallos,
Días inciertos se avecinan, y con una horda de norteños rebeldes abriéndose paso por el Tridente para amenazar Nuestra capital, lo que más apesadumbra mi regio corazón es una simple cuestión: ¿dónde están los sureños? ¿Dónde están mis leales?
¿Qué es lo que tienen que hacer que sea mucho más importante que acudir en defensa de su rey en su momento de máxima necesidad?
Ya es hora de dejar de lado los localismos, la cobardía, las rencillas. De dejar de temblar tras los muros y partir valientemente a dejarlo todo en el campo del honor. El Trono está en peligro. Poniente está en peligro. ¿Dónde están los sureños? ¿Dónde están? ¿Qué habré de decirle a mi hijo cuando me pregunte que dónde estaban nuestros leales en nuestra hora de mayor necesidad? ¿Tendré que decirle que ninguno acudió, porque estaban inmersos en diversas aventuras por los confines del continente que a su juicio eran de gran importancia, mucho mayor que la defensa del trono, y que tuvimos que vencer a los rebeldes por nuestros propios medios?
YO, EL REY AEGON, SEGUNDO DE MI NOMBRE, DOY LA ORDEN REAL, DIRECTA E INEQUÍVOCA A TODOS MIS LEALES, DE CASAS MAYORES Y MENORES, DE QUE DEJEN LO QUE QUIERA QUE ESTÁN HACIENDO Y ACUDAN DE INMEDIATO A DESEMBARCO DEL REY.