Miralos, tontos y gordos como corderos para el saceificio

Erase una vez, en una tierra lejana, bañada por un mar extraño y habitada por gente de colores varios y aspectos de lo más raro…

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Sangre, sin duda el aire traía olor a sangre. Y ese otro olor … Mierda humana. Seguramente de los mismos que sangraban. Olor a batalla y miedo, si no fuera por los adoquines de colores, se hubiera sentido como en casa.

La mole de piedra debía quedar a la derecha, había dicho el esclavo. La puerta amarilla a la izquierda, había dicho también. Sigue la calle más estrecha desde la plaza que huele a culo se mono, porque ahi venden monos. El esclavo sabía cómo dar instrucciones, aunque un mapa hubiera sido más útil.

La ciudad era enorme, olia a culo de mono en donde mejor olía, casi toda la puta ciudad quedaba entre el troncho de piedra y la puerta amarilla. Bueno, si había llegado hasta valyria, no habría problemas en encontrar la casa del gordo cabron ese cuyo nombre no tenía intención ni de recordar.

Entonces lo vio. Un esclavo con la librea color melocotón y con símbolos broncineos. Eh tú, lo llamó. Donde vive tu señor, le pregunto. Se lo pidió con educación, sin amenazar ni nada. Y con el ojo negro cubierto. Aún así, el esclavo se orino los pantalones.

Luchando por sobreponerse al terror que el bueno de Ojo de Cuervo le causaba, señaló una casa, amplia, opulenta, antigua y ordinaria.

Al llegar a la puerta, la golpeó con su puño acorazado. Miró a sus acompañantes y les dijo:

-Bastardos. Hijosdeputa. Portaos como si fuerais hijos míos.

Los interpelados se miraron y respondieron con sonoras carcajadas. El más grande, seguro que no el más listo, se atrevió a responder:

-Pero padre, somos hijos vuestros.

Los demás se rieron aún más fuerte. Euron lo miró y le respondió.

-Hijo mudo alguno, Cragorn, si vuelvo a escuchar otra tontería. Sobre todo tú, estate callado. No quiero que nadie piense que he engendrado un gigantesco mastuerzo con retraso mental. Los demás, aquí todos son amigos, pero que vean nuestras caras de matar. Tengo que hacer negocios importantes y hay que causar impresión.

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Por dentro, la casa era incluso más ordinaria. Tapices con motivos erótico-festivos. Esclavos con ropas vaporosas que poco dejan a la imaginación. Un cuarteto de cuerda en una balconada tras el sitial del señor. El sitial del señor… con el oro que tenía se podía comprar a todas las putas de Desembarco del rey a Lanisport pasando por antigua. Putas, muchas putas, una pila de putas…

Euron no disimuló su aprobación, el sitial era espectacular. Más aún, dijo:

-En casa de mi padre, el sitial es de negra piedra. Antiguo, más de lo que mi pueblo recuerda en sus canciones. Tallado con forma de Kraken.

Me presentaré, su Grandiosidad. Soy Euron Greyjoy, hijo de Lord Quellon Greyjoy de Pyke. Puede que hayáis oído de mi, de mis amigos quizás, dado que enemigos no suelo dejar a mis espaldas. Como os habrán dicho vuestros siervos. Hace tiempo que os buscaba, no ha sido fácil dar con alguien de vuestro prestigio y poderío. He venido de lejos en vuestra busca. Quizás tengo vuestra curiosidad, sed paciente, pues la saciaré. Vuestra curiosidad y mucho más. He oído que los mejores esclavos son los que salen de la casa de la librea melocotón. Sin duda, sabéis como sacar partido a buen material, que duda cabe. Pero me atrevo a decir que si vuestro éxito trasciende los mares, seguro que vuestro tino para elegir donde poner vuestra mirada es incluso más preciso.

¿Es posible que os interesen las pelirrojas de sonrojadas mejillas? ¿Las beldades de dorados cabellos? ¿Las de pelo azabache, mirada fría y muslos calientes? Si vos tenéis el arte para vender, yo apuesto que tengo los ojos para encontrar. Bueno, el ojo. Pero veo bien gran señor. Y mi vista, mi astucia y mis conocimientos los pongo al servicio de nuestra causa común. ¡La del llenado de bolsillos! ¿Queréis escuchar más?

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