PoV
Jorund Frostbjorn, el Rey en la Montaña
Jorund abandonó su hogar en Isfjellheim en su juventud. Las leyendas cuentan que enfrentó bestias mágicas, sedujo a ninfas y burló a dioses en tierras distantes, regresando con riquezas inimaginables, hombres leales de tierras desconocidas, y fuego en sus ojos. Asumió por la fuerza el mando de los Frostbjorn, prometiendo grandeza y venganza contra aquellos que habían menospreciado a los Hijos de la Nieve.
Pronto, Jorund estableció Bjornfestning, una majestuosa fortaleza de roca negra que simbolizaba la potencia emergente del clan. Las minas del Gyldenåre florecieron bajo su tutela, utilizando técnicas avanzadas que cambiaron la fortuna de su pueblo. No solo mejoró la economía, sino que también forjó una fuerza militar formidable: los Járnvaki. Bajo su liderazgo, llevaron a cabo campañas de conquista, subyugando clanes y expandiendo territorios. Solo una coalición de clanes de las Tierras Verdes pudo frenar su avance implacable.
Físicamente, el tiempo ha dejado su marca en Jorund. Es llevado en una silla por porteadores, las arrugas profundas surcan su rostro, y sus cabellos ralos apenas cubren su cabeza, aunque sus ojos, nublados por las cataratas, aún destellan con el fuego de su juventud. A pesar de su aparente fragilidad, es un líder con una determinación inquebrantable. Aquellos que subestiman su astucia rara vez sobreviven para lamentarlo. Su presencia impone un profundo respeto a los suyos, casi una devoción religiosa.
Psicológicamente, Jorund es un visionario astuto e implacable. Ha moldeado el carácter del clan a su imagen, transformando viejos enemigos en aliados fervientes. Aunque su muerte es inminente y plantea incertidumbres para el futuro de los Hijos de la Nieve, su legado como Rey en la Montaña es indudable y perdurará en las leyendas por generaciones.
Tokens
1: Bjornfestning, la Fortaleza Negra
Más que una simple construcción, Bjornfestning simboliza el poderío montañés. Dentro de sus murallas, alberga arsenales, almacenes y bibliotecas, haciendo de la fortaleza un nexo inquebrantable de autoridad y control. Es la representación palpable de la dominación y unidad de los montañeses en Fiskeya.
6: Metalurgia Loreleana
La técnica artesanal de los loreleanos en el trabajo de los metales es reconocida en todo el globo. Incorporar sus métodos en las forjas de los sótanos de Bjornfestning ha significado un salto cualitativo en la calidad de armas y herramientas, incrementando la eficiencia en combate y, sobre todo, la capacidad de producción, con el consecuente aumento en exportaciones.
5: La presciencia de Jorund
Un don casi místico, la presciencia de Jorund trasciende la mera experiencia. Es su habilidad innata para anticipar movimientos enemigos y adaptarse a situaciones cambiantes. Años de liderazgo y astucia se combinan, permitiéndole estar siempre un paso por delante, fortaleciendo su legado y asegurando el futuro de su tribu.
Ejércitos
Objetivo
Alzamos levas adicionales en Bjornfestning-Stjerneskjold-Hrafnaflug para hacer frente a los tocahuevos esos del este.
Misión
Jorund arma y organiza a los hombres de las tierras cercanas para acudir a Haglsteinn a enfrentarse al ejército ese de chichinabo que hay por allí molestando. Pero vamos, el movimiento será luego, esto solo es convocar. Stjerneskjold y Hrafnaflug están cerca, protegidos por Bjornfestning y totalmente seguros, por eso no les debería suponer más de un ligero inconveniente aportar unos cuantos hombres más.
Localización
El máximo viaje posible sería que vinieran tropas de Hrafnaflug a Bjornfestning, que sería algo así como:
Desde Hrafnaflug hasta Bjornfestning
Un ejército de tamaño 4 necesita un día y 20 horas para ir desde Hrafnaflug hasta Bjornfestning
- 1 hexágono de paso de montaña, a marcha normal en 18 horas
- 2 hexágonos de llanuras, a marcha normal en 26 horas
Roleo
Jorund estaba visiblemente de mal humor por las noticias de las tropas cercanas.
-¿Quienes son esos? ¿Y qué se han creído? ¿Vienen aquí, a la madriguera del oso, a pincharle con un palo? Juro que voy a colgar sus pellejos de los muros. ¡Vidar! -le dijo a su hijo-chambelán-, reúne a la vieja guardia. Aún tienen un papel que jugar mientras sus hijos nos conquistan el oeste.
-¿La vieja guardia? ¿Los que no han marchado ya a la guerra? Deben de haber visto unos… 50 inviernos. 40, quizá, el que menos -le respondió dubitativo.
-¡Lo compensan con experiencia! Un viejo de las montañas vale por siete niños-hombre de las llanuras. Y se lo vamos a demostrar.