PoV
Lord Unwin Peake
Lord Unwin Peake es un líder ambicioso, astuto y severo, decidido a restaurar el poder de su casa en Poniente. Desconfiado y calculador, maneja las intrigas con maestría y no duda en tomar medidas drásticas para asegurar sus objetivos. Su carácter rígido y autoritario le hace temido y respetado, siendo un hombre que siempre está un paso por delante de sus rivales.
Unwin mediará entre Lady Leonette y Lord Alan Tarly.
Tokens
Lord Unwin Peake
Estratega implacable y ambicioso, experto en las intrigas de las cortes y la historia de Poniente. Conoce bien a los señores del Dominio y mantiene contacto con ellos. Aunque formado en la batalla y hábil luchador, ahora dedica su tiempo a la política y la influencia. Es astuto, perspicaz, y altamente inteligente. La mayor autoridad de la Casa Peake, su desconfianza y naturaleza amarga lo hacen un líder severo y respetado.
Unwin mediará personalmente entre Lady Leonette y Lord Alan Tarly.
Ejércitos
No hay ejércitos involucrados
Objetivo
Conseguir que Lord Alan Tarly y sus tropas se unan al ejército del Dominio y acaten las órdenes de los Altos Mariscales: Lord Unwin Peake y Ser Arthur Tyrell.
Misión
Lord Unwin Peake comenzará la estrategia persuadiendo a Lady Leonette de que liberar a Lady Samantha es un movimiento clave. Propondrá mantenerla bajo la custodia de su padre, Lord Alan Tarly, hasta que los asuntos con los Hightower y el secuestro del bebé Tyrell se aclaren. Asegurará a Lady Leonette que Lady Samantha será vigilada de cerca para evitar cualquier intento de huida. Este gesto busca garantizar la lealtad de Lord Tarly, cuyo ejército es vital para la inminente campaña en Antigua.
Una vez convencida Lady Leonette, Lord Unwin negociará directamente con Lord Alan Tarly. Le propondrá la liberación inmediata de su hija bajo su custodia, con la condición de que se una al ejército del Dominio y marche hacia Antigua. Allí, Lord Hightower deberá responder por sus crímenes: el ataque a los Beesbury y el secuestro del heredero Tyrell.
Si Lord Tarly acepta, las Sombras de Peake seguirán vigilando a Lady Samantha en secreto, asegurándose de que no intente escapar o actuar en contra de los intereses del Dominio durante la marcha hacia Antigua (por lo que el token continuaría en estado Retrasado)
Localización
Altojardín
Roleo
El salón de Altojardín había quedado en silencio tras la larga reunión con los señores del Dominio. Lord Unwin Peake, aún sentado en la gran mesa de piedra, no podía evitar sentir el peso de las miradas y las palabras que se habían intercambiado. A pesar de la tensión y de las acusaciones veladas, la reunión no había salido tan mal como esperaba. Los señores del Dominio siempre eran orgullosos, difíciles de manejar, pero Unwin sabía que con la promesa de victoria y justicia, incluso los más desconfiados podían ser arrastrados a la causa. Pero la situación con Lord Alan Tarly seguía siendo un obstáculo.
Unwin se levantó despacio, sintiendo el agotamiento en sus hombros. Cada paso que daba lo acercaba más a Antigua, pero a la vez aumentaban las sombras que le rodeaban. El mismo Hightower, la amenaza latente, era casi una excusa para los movimientos que hacía, pues Lord Unwin Peake no tenía intenciones nobles en mente. Él deseaba control, y lo había dejado claro en cada mirada, en cada palabra calculada. Los señores del Dominio le conocían, le temían quizás, pero lo que pensaran de él le importaba poco, siempre y cuando obedecieran. Lo que le quitaba el sueño no era su reputación, sino mantener el poder entre sus dedos.
Sin embargo, Alan Tarly había sido el mayor desafío de la noche. Un hombre testarudo, directo, que no se callaba ni ocultaba su desprecio. El hecho de que Unwin mismo hubiera orquestado el secuestro del joven Tyrell hacía que aquella confrontación fuera aún más peligrosa. Cada vez que el tema surgía, una sensación helada recorría su espalda. Pero ahora no era momento para el miedo, sino para la estrategia. Sabía que tenía que tratar con cuidado a los Tarly. Y para ello, había que resolver la cuestión de Lady Samantha.
Tras salir del salón, caminó con pasos firmes por los corredores de Altojardín hasta llegar a las cámaras privadas de Lady Leonette. Había algo en aquella mujer que siempre le recordaba que, por más astuto que se creyera, no estaba solo en el juego de intrigas. Leonette, la regente de Altojardín, tenía la astucia de su casa, los Florent, y su inteligencia afilada la convertía en una aliada tan valiosa como peligrosa. Pero, en este caso, ella era la llave para desbloquear a los Tarly.
Cuando llegó ante la puerta, ordenó que anunciaran su presencia. Unos minutos después, fue recibido en sus aposentos. Lady Leonette lo observó desde el otro extremo de la sala, sentada en un diván junto a la ventana. Unwin se inclinó ligeramente al saludarla, pero sus palabras no perdieron tiempo en rodeos.
—Mi señora, os agradezco el tiempo que me concedéis. Hay algo de suma importancia que debemos resolver antes de que podamos marchar a Antigua —comenzó Unwin, acercándose con la compostura habitual de un hombre que siempre tenía un plan—. Sabéis bien que Lord Alan Tarly es una pieza clave para nuestro ejército. No podemos darnos el lujo de dejarle a un lado. Sin sus hombres, nuestras fuerzas no serán lo suficientemente poderosas para tomar Antigua por la fuerza, si es que Lord Hightower no cede a nuestra petición.
Leonette entrecerró los ojos, sospechando ya lo que iba a pedirle.
—Y dejadme adivinar, Peake. Esto tiene que ver con su hija, Lady Samantha —dijo ella.
Unwin asintió, sin romper la formalidad de su expresión.
—Así es, mi señora. Lady Samantha debe ser liberada y puesta bajo la custodia de su padre. Por supuesto, no se le permitirá abandonar el campamento ni reunirse con su esposo hasta que todo se aclare. Pero la liberación es el único camino para que Lord Alan nos dé su apoyo sin reservas.
Leonette lo miró fijamente durante unos instantes, midiendo sus palabras. Finalmente, inclinó la cabeza levemente, su tono suavizándose un poco.
—Sois consciente de que liberar a esa mujer podría considerarse un riesgo, pero también entiendo la necesidad de asegurar a los Tarly de nuestro lado.
—Mis hombres mantendrán a Lady Samantha vigilada en todo momento. No dará un paso sin que lo sepamos.
Con esa conversación concluida, Lord Unwin salió de las cámaras de Lady Leonette y se dirigió al campamento de los Tarly. La noche ya había caído completamente, y los fuegos de las hogueras iluminaban las tiendas del ejército que se preparaba para la marcha. Unwin caminó con determinación entre los soldados, sintiendo la tensión que aún colgaba en el aire tras la reunión de esa tarde.
El momento de enfrentarse a Lord Alan Tarly había llegado. Esta vez, armado con la única concesión que podía inclinar la balanza a su favor: la liberación de su hija.