PoV
Criston Cole
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La Espada del Pueblo
Ser Criston Cole, el caballero que emergió de entre el polvo para convertirse en Guardia Real, Protector de la Princesa y uno de los mejores espadachines que ha visto el Reino. Su nombre no evoca el pedigrí e historia de nobles de rutilante apellido, bella armadura y enorme castillo, pero sí el de un hombre emergido del pueblo y construido a sí mismo. Los hombres y mujeres de Desembarco lo miran al pasar, y las leyendas hablan de aquel que entiende, como nadie, al pueblo llano. Un poder que Aemond no desprecia
Tentáculos en la Corte
A pesar de que nunca ha sido amigo de galanterías y exquisiteces propias de nobles menores y de aquellos que están más preocupados por la conspiración que por mejorar su destreza marcial, Aemond sabe que es importante tener un pie en la silla de su dragón y otro en el Trono. Ha colocado a varios de sus amigos en la Corte de Desembarco del Rey, diseminados a lo largo y ancho de varios puestos, para poder controlar mejor a su hermano y todo lo que ocurre en la capital de un reino que amenaza fracturarse.
- Ser Jeroem Rykker, lugarteniente en los Capas Doradas
- Maestre Lajac Nomar
- Ser Rickard Thorne, Capa Blanca
- Lelianna, la prostituta favorita de Aemond. Conocida en la Corte
- Cleo van Hare, uno de los principales comerciantes de la ciudad
La herencia de Valyria
Sea quien sea el legítidmo heredero al Trono, el nombre de los Targaryen aun resuena con respeto y temor por los Siete Reinos. Los dragones cruzan el cielo, la sangre de Aegon es fuerte y el Trono de Hierro parece asegurado. Desde el Este algunos aun tiemblan al pensar en el Feudo Franco de Valyria, y en el Oeste lo hacen al pensar en la Conquista. Los Targaryen pueden reclamar oro, apoyo y aliados tanto en Poniente como en Essos, y a pesar de no controlar directamente tantas minas, tierras de cultivo o centros comerciales como otras Casas, poseen el poder y el prestigio de la realeza y el derecho de conquista
Ejércitos
Criston Cole y sus leales
Objetivo
Criston Cole quiere colocar a varias personas leales a él y Aemond en puestos clave de los Capas Doradas. Él se debe a su discípulo y amigo y a Alicent, no a un Aegon II del que no se fía para dirigir el Reino. Mejor blindar la ciudad con gente que no sea leal a la Mano, el Consejo o Aegon, sino a Cole y Aemond.
Misión
Evitar que la Mano tenga el monopolio en Desembarco del Rey. Colocar a hombres clave en varios puestos de los Capas Doradas para poder controlarlos y actuar en caso de que sea necesario. Una vez convertidos en leales, tocará hacer lo propio con otros cortesanos, mercaderes y demás. Me gustarían prostitutas, pero, desgraciadamente, Cole no se rebaja a eso.
Localización
En Desembarco del Rey.
Roleo
Un rey débil era un reino perdido.
Criston Cole, la Espada del Pueblo y el nuevo Comandante de la Guardia Real, sabía bien esto. Viserys había sido un rey fuerte, a pesar de que las apariencias indicaran lo contrario. Había mantenido a sus amigos y enemigos cerca, había controlado a su hermano y había asegurado su descendencia. Alicent había sido una reina fuerte. Capaz, noble, de familia de alta alcurnia. Una mujer como pocas había habido.
“Alicent…” Su mente vagó por un momento.
Pero Aegon…Aegon era otra cosa. Impulsivo, presto a la cólera y a la magnanimidad. Incapaz de utilizar su arma en combate. Un rey que no era rey, sino otra cosa. Un hombre que no serviría para nada si Daemon se plantaba en la capital a lomos de Caraxes. Aegon II no debía ser el Rey que protegiera los Siete Reinos.
Y eso lo sabían desde él hasta la Mano, pero ninguno actuaría.
Su juramento le impedía actuar para asegurar que un nuevo Lord Regente guiara con mano firme el paso de los asuntos reales junto con el Lord Comandante de los Capas Blancas, pero nada en su juramento le decía que no preparara todo para asegurar un reinado mejor. Los Capas Doradas, los cortesanos, toda la Corte de los Milagros que rodeaba al Rey. Si conseguía poner a leales en puntos clave…
Su capa blanca ondeaba por los pasillos. Había mucho que hacer.