PoV
Lord Unwin Peake
Lord Unwin Peake es un líder ambicioso, astuto y severo, decidido a restaurar el poder de su casa en Poniente. Desconfiado y calculador, maneja las intrigas con maestría y no duda en tomar medidas drásticas para asegurar sus objetivos. Su carácter rígido y autoritario le hace temido y respetado, siendo un hombre que siempre está un paso por delante de sus rivales.
Lord Unwin está en Altojardín, junto a Mervyn Flores y los Escudos de Peake
Tokens
Escudos de Peake (caballeros)
Un grupo selecto de guerreros escogidos por Lord Unwin. Expertos en combate y justas, sirven como guardaespaldas personales y se encargan de entrenar a otros hombres de armas, además de gestionar las defensas de la fortaleza. Montan en caballos veloces y son conocidos por su rapidez, agilidad y lealtad.
Participan realizando demostraciones de combate en los puntos de reclutamiento, mostrando sus habilidades para atraer a posibles reclutas.
Mervyn Flores
Es un soldado experimentado y hábil con la espada larga. Destaca por su capacidad para conseguir información valiosa y manipular a aquellos que trabajan en el entorno de la corte y los señores. Su atractivo y su condición de hijo bastardo le permiten establecer conexiones efectivas con sirvientas, mercenarios y otros individuos que pueden ser útiles para la Casa Peake. Aunque su temperamento puede ser volátil, su habilidad en combate cuerpo a cuerpo lo convierte en un adversario temible y un activo valioso en situaciones de conflicto.
Organiza la captación de nuevos hombres, usa su carisma y habilidades de persuasión para convencerlos de unirse al ejército del Dominio.
Ejércitos
No hay ejércitos involucrados
Objetivo
Reclutar mercenarios, campesinos y todo hombre dispuesto a unirse al ejército del Dominio bajo el mando de Lord Unwin Peake, fortaleciendo así los ejércitos de la Casa Peake y del Dominio.
Misión
Para llevar a cabo la misión, Mervyn Flores, veterano soldado, organizará la captación de nuevos reclutas. Se buscarán mercenarios, antiguos soldados, campesinos y cualquier hombre capaz que desee unirse a la causa del Dominio. La estrategia se centrará en ofrecer una vida mejor bajo las órdenes de Lord Unwin, apelando tanto a la promesa de riquezas como al honor de defender sus tierras y hogares.
Mervyn, acompañado de los Escudos de Peake, los mejores caballeros de la casa, aprovecharán su destreza en combate para atraer a potenciales reclutas. En los puntos de reclutamiento, realizarán exhibiciones de combate y entrenamiento para impresionar a los jóvenes y demostrar lo que pueden llegar a ser si se unen.
La promesa de riquezas, sobre todo con la posible toma de Antigua, será un punto clave para atraer a mercenarios y hombres desesperados en busca de una nueva vida. A los campesinos y hombres libres se les hablará del honor de defender su tierra, de la posibilidad de hacerse un nombre, y quién sabe, tal vez incluso ser reconocidos por un señor del Dominio si se destacan en la batalla.
Se hará correr la voz por todo Altojardín y sus alrededores, aprovechando la llegada de los señores del Dominio y la multitud de hombres que les acompañan. Mervyn buscará aprovechar este ambiente de agitación para conseguir un número significativo de reclutas que se unan al ejército del Dominio, fortaleciendo las fuerzas de la Casa Peake y preparando a sus hombres para las batallas por venir.
Localización
Altojardín
Roleo
La mañana en Altojardín era fresca, con el suelo todavía húmedo por la lluvia de la noche anterior. Los ecos de martillos y espadas resonaban en el campamento de los Peake, donde hombres se entrenaban bajo la atenta mirada de veteranos y caballeros. Entre los presentes, un pequeño grupo de jóvenes campesinos y curiosos se agolpaba alrededor de un claro, susurros y murmullos excitados recorriendo la multitud. Habían venido para presenciar lo que prometía ser un duelo memorable.
En el centro, Mervyn Flores se ajustaba la espada larga con la que tantas veces había combatido. Su figura ágil y curtida contrastaba con la imponente estampa de su oponente: Ser Gedmund Peake, “Gedmund Gran Hacha”. El tío de Lord Unwin era un coloso, conocido en todo el Dominio por su brutalidad en combate. Su hacha, enorme y aterradora, descansaba a su lado, brillando con un filo temible.
Los dos guerreros intercambiaron miradas breves antes de comenzar. No había odio entre ellos, pero tampoco simpatía. Esto era un duelo de demostración, una forma de mostrar a los posibles reclutas lo que era luchar bajo la bandera de los Peake. Sin embargo, Mervyn sabía que Ser Gedmund no se contendría ni siquiera en exhibiciones como esta.
—Espero que no te importe ensuciarte un poco, bastardo —gruñó Gedmund con una sonrisa ladina, mientras balanceaba su gran hacha.
—No más de lo que te importe perder, viejo —respondió Mervyn.
Las primeras acometidas fueron rápidas y precisas. Mervyn se movía como un lobo, esquivando los poderosos tajos de Gedmund con una agilidad impresionante. Su espada larga cortaba el aire con destreza, encontrando huecos pequeños en la defensa del gigante, pero siempre desviándose o bloqueándose en el último momento. Algunos de los jóvenes observadores contenían la respiración, impresionados por la velocidad de Mervyn, quien parecía estar a punto de asestar un golpe decisivo.
Pero Gedmund mantenía una calma brutal. Esperaba, casi estudiando los movimientos de Mervyn. En un instante de descuido, cuando Mervyn intentó una estocada demasiado ambiciosa, Gedmund giró sobre sí mismo, utilizando todo el peso de su cuerpo y su hacha en un movimiento fulminante. Con una precisión devastadora, golpeó la espada de Mervyn, desarmándolo al instante.
La espada voló por los aires, aterrizando lejos del alcance de Mervyn. El bastardo se quedó sin arma, con la respiración agitada, pero antes de que pudiera reaccionar, Gedmund lanzó su gran hacha al suelo. Los murmullos entre los espectadores se intensificaron, confundidos por la inesperada acción del guerrero.
Sin el arma, Gedmund cargó contra Mervyn como una bestia, embistiendo con una furia descomunal. El impacto fue imparable. El bastardo trató de esquivar, pero la velocidad y el peso de Gedmund eran demasiado. Ambos chocaron, y en cuestión de segundos, Mervyn fue derribado al suelo, aterrizando en el barro con un golpe seco.
La multitud rugía de emoción, mientras el guerrero veterano mantenía a Mervyn sujeto en el barro. La derrota era clara, Ser Gedmund era una leyenda en el Dominio, y Mervyn, aunque vencido, había demostrado una agilidad y valentía que no pasaron desapercibidas.
—Podrías haberlo hecho peor, bastardo —dijo Gedmund, con una risa grave mientras se levantaba, extendiendo una mano para ayudar a Mervyn a ponerse de pie—. Pero recuerda, la fuerza siempre gana.
Mervyn tomó su mano, levantándose con esfuerzo.
—La próxima vez no te lo pondré tan fácil, Gedmund —replicó, limpiándose el barro de la cara y el torso mientras la multitud seguía hablando entre ellos, emocionados por el espectáculo.
Los comentarios y vítores de los espectadores llenaban el aire, Mervyn sabía que la demostración había cumplido su propósito. Los reclutas potenciales que miraban a su alrededor ya tenían en sus ojos la chispa del deseo de unirse a un ejército que albergaba semejantes guerreros.
La campaña para reclutar más hombres acababa de comenzar.