PoV:
Eddard Stark
Tokens:
El lobo silencioso
Misión:
Reclutar a los Clanes de las Montañas y acudir a la llamada de Lord Arryn
Roleo:
La marcha desde las Puertas de la Sangre estaban siendo tediosas, los caminos de las montañas eran más angostos de lo esperado y la incertidumbre de esperar que un grupo de hombres cayese sobre ellos crecía cuanto más avanzaban. Eran una docena, una fácil presa para cualquiera de los Clanes y no era menos cierto que plantarían batalla antes de morir pero ninguno de ellos tenía la fuerza de Robert Baratheon ni el ingenio de Jon Arryn, así que lo mejor para no desmoralizarse era mantener la mente ocupada, uno de los caballeros comenzó a tatarear alguna de aquellas viejas canciones de Poniente.
-Se le ve animado. - dijo Eddard que no había parado de viajar desde que su amigo había cometido la vil traición que lo había llevado al Valle antes de tiempo.
-Sí, Ser Osmund combina el manejo de la espada con la alegría en su corazón. Nada mejor para un camino pedregoso como éste. No quise preguntaros antes, pero de verdad vamos a reclutar a salvajes para luchar codo a codo con ellos? - El tono de Ser Kyle denotaba la inexperiencia de un veterano y la curiosidad de un joven caballero con ansías de más.
-Eso parece, las órdenes que Ser Denys me transmitió del propio Jon Arryn fueron claras, sube a las Montañas de la Luna, reúne a los clanes y que marchen a tu mando… - Eddard se encogió de hombros, pues aún no tenía idea de cómo iba a convencerles de tal hazaña. - Yo tampoco estoy muy de acuerdo con todo esto, pero son las órdenes. -
-Lord Arryn hizo varios prisioneros en su última campaña contra los clanes, espero que esos putos salvajes amen a sus parientes tanto como lo hacemos nosotros, sino estaremos jodidos. -
-Pronto lo sabremos Kyle. - dijo alzando la mirada hacia un risco, un lugar perfecto para sufrir una emboscada antes del comienzo de una cuesta con bastante desnivel y de complicado acceso para sus caballos - Descabalguemos, iremos caminando, si perdemos algo en ese paso que sean nuestras monturas y no nuestras vidas. Ser Osmund… conocéis esta? -
La voz de Eddard no estaba depurada, pero recordaba perfectamente aquella canción de su niñez “Lobos en las Colinas”, aquella canción norteña que evocaba a los tiempos en que los Stark con sus huestes marcharon atravesando el Bosque de los Lobos hasta la Bahía del Hielo para poner paz entre los Clanes Norteños… quizá y sólo quizá Jon Arryn no estuviese tan loco como todos por allí pensaban.
La marcha no duró mucho tiempo más, apenas unas horas más tarde llegaban a una especie de pueblo improvisado, como si fuesen nómadas parte de los clanes se habían reunido en aquel lugar como si la llegada de Eddard estuviese ya determinada con anterioridad. De una especie de casa-cueva tallada en la montaña salió un hombre con un muñón en su brazo izquierdo avanzó hacia los doce caballeros que en la tensa calma movieron sus manos hacia la empuñadura de sus espadas.
-Es Timett, el líder de Los Hombres Quemados. Su hijo es uno de los rehenes de Lord Arryn. - le susurró Ser Kyle al que una gota de sudor le corría por el rostro.
Eddard asintió y dió un paso al frente alzando sus dos manos, demostrando a todos sus intenciones de parlamentar - Soy Eddard Stark, segundo hijo de Lord Rickard Stark, Señor de Invernalia y Guardián del Norte. Vengo a petición de Lord Jon Arryn, Señor del Nido de Águilas, Defensor del Valle y Guardián de Oriente para parlamentar con los 10 líderes de los Clanes de las Montañas de la Luna. - Su tono era frío y sereno, como si su sangre estuviese helada y no tuviese miedo a nada que le pudiera ocurrir.
Los hombres, mujeres y niños se arremolinaban alrededor de Eddard y Timett, esperando la palabra del líder más temido de los Clanes de las Montañas - Tendrás que esperar Eddard Stark, hijo de Rickard Stark, no todos han llegado aún. - y sin mediar una palabra más volvió a su cueva mientras los hombres y mujeres se dispersaron volviendo a sus quehaceres.
-Montaremos un campamento allí. - dijo señalando una pared lisa que se extendía al menos 20 metros en altura y hacía una brecha que bien se podía aprovechar para almacenar la mercancía que traían. - Abrevad a los asnos y a los caballos, y quiero al menos dos hombres de guardia en turnos de 6 horas, démonos prisa. - mientras veía como al Sol ya le llegaba la hora de dormir.
Apenas habían pasado 36 horas, dos noche entre aquellos salvajes y Eddard pudo contemplar cómo trabajaba su cultura, no eran tan distintos a los Clanes Norteños, pero aquí no habían tenido un líder que los supiera dirigir, los clanes peleaban entre sí por cualquier motivo y no había normas ni leyes… más eran hombres descendientes de los Primeros Hombres y en uno de sus paseos rutinarios pudo observar como en un claro entre las montañas se erguía un Arciano, y no dudó en acercarse para rezar ante su rostro y recibir la revelación de que debía hacer en aquel momento, en cómo unir a todos aquellos clanes, era una locura pero podía funcionar.
-Eddard Stark, hijo de Rickard Stark, los clanes ya se han reunido. - así Timett sin mediar más palabra invitó a seguirle con un gesto, haciendo que entrase a su cueva que resultó ser más espaciosa de lo que esperaba
Ser Kyle le fue a la zaga, el joven caballero no quería dejar sólo a Eddard pero con una mano el lobo paró su movimiento - Espera fuera amigo mío, este reto debo afrontarlo yo sólo. - y sin esperar a réplica camino allí donde los líderes de los 10 clanes le esperaban.
Dentro un fuego en el centro iluminaba a la par que calentaba la estancia, desde fuera jamás habría pensado que allí hubiese espacio para apenas un catre y una lumbre, pero lo cierto es que aquella estancia era casi del tamaño de un cuarto de una fortaleza cualquiera, pues allí se hallaban 11 hombres con holgura para que al menos entraran otros 11 acompañantes.
Eddard estaba frente a todos ellos que permanecían en semicírculo, casi rodeándolo de flanco a flanco - Soy Eddard Stark, segundo hijo de Lord Rickard Stark, Señor de Invernalia y Guardián del Norte. Vengo a petición de Lord Jon Arryn, Señor del Nido de Águilas, Defensor del Valle y Guardián de Oriente para parlamentar con los 10 líderes de los Clanes de las Montañas de la Luna. y veo que hoy si estáis todos aquí. - su mirada se posaba tranquila sobre cada uno de ellos, y cada cual tenía peor pinta que el anterior. Espero a que se fueran presentando, el primero en hacerlo fue Timett.
-Timett, hijo de Timett. Mano Roja de Los Hombres Quemados. - Su clan era el más temido de los Clanes de las Montañas, era un hombre de algo menos de dos metros de altura cubierto de cicatrices y velo a partir iguales. Los líderes de su clan se elegían mutilando su cuerpo y quemándose a su mismos, el bueno de Timett parecía haber sacrificado parte de su propio brazo izquierdo que quedó adornado por un bonito muñón negro que causaba el respeto esperado en todos los hombres de las montañas.
-Yo soy Cheyk, hijo de Curull. Del Clan de los Orejas Negras. - Cheyk era un hombre enjuto pero con un buen torax, de su cuello colgaba un collar con no menos de 20 orejas ya corrompidas por el tiempo, así que no fue difícil para Eddard saber porque se llamaban así.
-Yo ser Ulf, hijo de Umar. Líder de los Hermanos de la Luna. - Ulf no tenía el don de la palabra, apenas hablaba la lengua común de Poniente pero era un joven de brazos prominentes, seguramente en las montañas aquellos brazos valían más que todas las canciones que se pudiesen cantar. Además Ulf era cuñado de Cheyk, lo que hacía que la unión entre esos clanes fuese estrecha.
-Dolf, hijo de Holguer. - cuando terminó su presentación escupió un gargajo negro al suelo, cerca de las botas de Eddard. No lo dijo pero era el líder de los Grajos de Piedra, expertos guerreros que no desmerecían a los Hombres Quemados. Su cuerpo y su rostro lucían extensos tatuajes negros que no dejaban vislumbrar bien las siluetas propias de todo ser humano.
-Yo soy Gnonoc, hijo de Numer. Serpientesssss de Leche. - Su palidez era extrema pero lo que más determinaba a aquel hombre era su lengua viperina, y ya había dejado ver que su simbiosis con las serpientes era palpable…
-Soy Ulter, hijo de Ultron. Perros Pintados. - éste enseñó su sonrisa, que entre dientes amarillos y piezas caídas de piezas era algo digno de elogio que aún pudiese seguir comiendo carne. Su cuerpo estaba completamente cubierto de una especie de barro seco.
-Strok. Hijos de la Niebla. - su cuerpo era gris, de lo que parecía una coraza hecha a base de ceniza. Fue llamativo que no nombrase a su padre… y era algo que Eddard se había apuntado para un futuro.
-Tormund, hijo de Shagga. Hijos del árbol. - este clan era característico porque al igual que los arcianos se tatuaban regueros de lágrimas rojas corriendo por su rostro, seguramente muy fieles a los Dioses Antiguos.
-Yo soy Rickard, hijo de Torrent. Líder de los Aulladores. - No pudo más que sorprenderse de aquel nombre norteño, y del encanto que mostró aquel hombre al presentarse, pues no parecía fiero ni agresivo, sino cordial como si se tratase de otro norteño que ve a uno de los suyos después de mucho tiempo.
-Y yo soy Negga, hijo de Sonk. Herreros Rojos. - Aquel gran hombre parecía realmente un herrero, su espalda era mucho más ancha de lo normal y sus brazos parecían haberse entrenado a base de golpes en la forja. Era el único que portaba un arma de entre los salvajes, una grandísima hacha de guerra.
-Es un honor conoceros señores. - comenzó Eddard tras haberse presentado todos allí - Como os decía antes, quería parlamentar con ustedes, pues Lord Jon Arryn me ha ordenado que venga aquí para que reunáis a vuestros hombres y marchéis bajo mi mando como parte de vuestra palabra pero no es lo propio habiendo visto cómo vivís, pues he comprendido parte de vuestra forma de vida y no es tan distinta a la de los Clanes Norteños. Rezais a los mismos Dioses que yo rezo y no os regís por las normas de Poniente, sino por las normas de los Primeros Hombres y eso será algo que Lord Arryn no puede entender, pues no fue educado en ello… pero yo como hijo del lobo mamé desde recién nacido todas y cada una de las virtudes de venir de los hombres que poblaron Poniente desde el inicio de los tiempos, y creo que no necesitamos tener cautivos para seguirnos, sino entender las normas y las reglas de aquellos a los que rezamos. - Eddard salió un momento de la tienda y volvió al momento con una copa y un puñal.
-Ahí fuera están los agasajos que Lord Arryn os otorga, espadas, hachas, escudos, cotas de malla, yelmos, botas y alimentos para todos los que marchen conmigo y las mujeres y niños que permanezcan aquí, tomadlos como agradecimiento de vuestra hospitalidad. Pero yo os ofrezco algo más, algo que sólo los Primeros Hombres podemos entender, - empuñando el puñal se hizo un corte dejando que emanara algo de sangre dejándola caer en la copa - os entrego mi sangre, la sangre del lobo, y a la vez espero la vuestra, pues así seremos vistos como iguales a los ojos de los Dioses pues malditos sean los que asesinen a alguien que porte en su ser la misma sangre que su asesino. - Pues aquella era una de las mayores ofensas que se podían hacer a los Antiguos Dioses.
Objetivo:
Ganarse la confianza de los clanes de la montaña con los regalos de Lord Arryn y convertirse en una figura a la que seguir por los clanes.
