PoV
Larys Strong
Larys padeció de un pie equinovaro durante toda su vida, el cual arrastraba cojeando. Larys es un hombre reservado, pero amable cuando le es necesario. Raramente habla en las reuniones del Consejo Privado, prefiriendo siempre escuchar. Sin embargo, cuando habla, lo hace con elocuencia, compartiendo palabras de gran importancia. Como Consejero es enigmático y astuto. Larys es una persona asustada y su miedo proviene de los dragones; por extensión, cree que los Targaryen son lo que mantiene a los dragones en Poniente y, por ello, deben caer para que caigan las bestias. En realida da Larys el orden de quien cae antes no le importa, siempre que desaparezcan tanto los dragones reales como aquellos que los llevan como emblema.
Tokens
El Patizambo
Larys Strong es tanto PoV como token.
Consejero de Rumores
Larys tiene una red de informantes y de agentes que van desde meros soplones a torturadores de las Celdas Negras. Como miembro del Consejo Privado, además, tiene acceso a información de primera mano sobre lo que acontece tanto en el Reino como en Desembarco del Rey.
Ejércitos
No
Objetivo
Entregar a los panaderos de Lannister a Daemon Targaryen para que confíe en mí.
Misión
Lannister quiere que introduzca a una familia de panaderos en Rocadragón. Sé que van a intentar envenenar a los habitantes de Rocadragón y va a salir mal, por lo que voy a usar este intento para ganarme la confianza de Daemon y que me vea como un posible agente doble (con lo de la corona de Viserys tengo ya mucho trabajo hecho).
La misión la hago en vez de simplemente avisar a Daemon por si sale mal y me pillan porque no quiero que sepa nadie que estoy haciendo esto. Vamos, que parte del objetivo es hacerlo pasar como una misión de infiltración real.
El modus operandi es buscar a algún pescador que pueda llevar el bote con la familia a Rocadragón de la misma forma que se llevaron a Stephon Darklyn; este pescador llevará una breve nota que tiene instrucciones de entregar a la guardia de Rocadragón una vez haya dejado a los panaderos. Con la nota el pescador da instrucciones a la guardia para que la entreguen a Stephen Darklyn.
La nota:
Panaderos pagados con oro Lannister. De vuestro amigo en la Fortaleza Roja.
Notas: Daemon sabe que voy a comunicarme con él de alguna forma. Lannister confía en mí. Creo que ambos son factores a tener en cuenta.
Localización
Entre Desembarco y Rocadragón.
Roleo
Desde la penumbra de su habitación en la Fortaleza Roja, Larys Strong observaba la pequeña chalupa que se alejaba de Desembarco del Rey bajo la luz tenue del amanecer. El puerto aún estaba en calma, casi silencioso, salvo por el suave chapoteo de los remos que rompían la quietud del agua. La embarcación, modesta y cargada con mercancías insignificantes, llevaba a bordo a unas pocas almas que, si la fortuna les sonreía, llegarían a Rocadragón antes de la caída de la noche.
Larys, oculto entre las sombras, trazaba un fino rastro de polvo sobre la barandilla de su ventana con su dedo, su mente divagando más allá de la escena que tenía ante sus ojos. Era un hombre astuto, siempre observando, siempre calculando. Y aquella escena le provocaba una reflexión que pocos en su posición se atreverían a vocalizar, pero que a él le parecía evidente: la insignificancia de la vida común.
La chalupa parecía tan frágil, tan minúscula, perdida en la vastedad del río y el mar que la esperaba más allá. Llevaba consigo pescadores, comerciantes y quizás uno o dos marineros curtidos por años de servicio. Hombres y mujeres que vivían sus vidas, día tras día, sin saber que no eran más que piezas descartables en el gran tablero que él, y otros como él, movían con manos hábiles.
*¿Qué importaban sus vidas? , pensó Larys con frialdad. Para los poderosos, para los Lannister o los Targaryen, cuyas ambiciones y dragones mantenían a Poniente al borde del abismo, esas almas eran como hojas en el viento, moviéndose sin rumbo definido, sujetas a las decisiones de aquellos que nunca conocerían. *
Él lo sabía mejor que nadie. Larys, “el Patizambo”, había aprendido que el poder residía en la capacidad de manipular a aquellos que ni siquiera sabían que estaban siendo manipulados. Los humildes no tenían control sobre su destino, y mucho menos sobre el de los grandes. Pero, aun así, sus vidas eran útiles, como herramientas o monedas para cambiar en el momento adecuado. Y cuando ya no fueran necesarias, como la chalupa que lentamente desaparecía en la niebla del amanecer, serían olvidadas sin más.
—Rocadragón —murmuró Larys para sí, casi sin pensarlo, mientras sus ojos seguían el rumbo de la embarcación. Aquella fortaleza ancestral le aterraba como pocos lugares en Poniente. Allí puso sus garras el primer dragón Targaryen. Y hasta que no fueran ruinas, seguiría habiendo dragones.
Pero para esos pobres infelices que viajaban en la chalupa, nada de eso importaba. Ellos no sabían, ni jamás sabrían, que su destino estaba sellado antes de que siquiera hubieran abandonado el puerto. Eran poco más que motas de polvo en la rueda de la historia, aplastadas sin consideración por los poderosos.
—La vida de los humildes… —susurró Larys, alejándose de la ventana—. Poco valor tiene en manos de hombres como nosotros.
Se apartó de la barandilla, dejando que la bruma del amanecer se tragara la chalupa, mientras él volvía a sus pensamientos más oscuros y a los intrincados movimientos del juego que jugaba. Para Larys Strong, todo era cuestión de poder, y las vidas que se perdían en el proceso eran un precio insignificante por las victorias que le esperaban.