Creo está misión para empezar lo que sería el final de mis actos en la partida. También depende de que Victarion salga vivo de Lanza del Sol, que supongo que si. Pero en principio ya lo que haría sería acabar la partida con Boros, que es el que más me he relacionado jaja Y está interesante. De momento pego las conversaciones de Quellon y Leyton en Antigua. Por si quieres leerlo.
Hightower
Varios caballeros con el faro en su armadura entraron de repente en las dependencias del Lord en La Ciudadela. Los hombres se colocaron rodeando al enfermo y se quedaron allí, quietos, sin decir palabra. Solo uno se giró tras apartar cualquier objeto hiriente del alcance del hijo del hierro - ¡Podéis entrar mi señor! - dijo hacia el pasillo.
Los pasos calmados y tranquilos del señor del Faro resonaron en la bóveda del exterior de la dependencia y tras unos segundos un hombre de pelo y barba blanca se presentó en el pórtico. Se escuchó a varios caballeros más en el exterior pero eso era ya secundario. Lord Leyton vestía con armadura, algo raro en él, con la espada al cinto y el blasón de su casa en la sobrevesta. Entró con paso pausado en la habitación y se sentó en una silla frente a Lord Quellon, mirandolo de manera pensativa.
Llevo semanas preparandome para este encuentro Lord Segador de Pyke, semanas enteras, pero por algún motivo ahora todo me parece en vano - dijo mientras un aprendiz de maestre entraba con una botella de vino y dos copas en una bandeja. Lord Leyton sirivió el mismo las copas, llenándolas del excelente vino del Rejo. - Vereis, se que estáis enterado de lo sucedido y se también que no sois un hombre estúpido aferrado a viejas tradiciones. Creéis en el progreso y eso os honra, pero, hay algo que no consigo vislumbrar y vos vais a alumbrarme - Lord Leyton, como muestra de que el vino era bueno dio un sorbo y lo dejó a su lado. - ¿Por qué después de haber sacrificado tanto por ayudaros vuestro hijo paga mi amabilidad atacando a mis amigos del Rejo y matando a mi primogénito? - el tono sosegado de Lord Hightower fue desapareciendo con cada palabra y el sabio de Antigua adquirió un tono sombrio. - Explicadmelo ahora Lord Quellon porque os juro que no lo entiendo. ¡¿Acaso criasteis bestias en lugar de hombres?!
Greyjoy
Quellon se mantuvo en silencio mientras los guardias aseguraban la habitación. Al ver entrar a Lord Leyton no le sorprendió ver que portaba espada y armadura, desde que se enteró de lo que había hecho su hijo sabía que lo más probable es que tuviera los días contados. Al final su maldito hijo había echado a perder todo lo que el Lord de las Islas del Hierro había conseguido.
Quellon mantuvo el silencio unos segundos antes de responder a su anfitrión.
Siento lo de vuestro hijo, no merecía morir. Mis hijos siempre han sido complicados de manejar, incluso para mi. Lo que ha hecho Euron no tiene sentido ni perdón, y sin suda ha de ser castigado por ello. Se incorporó con dificultad acercándose más a Leyton para que pudiera ver la sinceridad en su rostro. Mi hijo ha perdido la cabeza, pero no es solo culpa suya. Es difícil educar a los niños en las Islas del Hierro, vivimos aislados de Poniente y nuestras tierras yermas obligan a los hijos del hierro a saquear continuamente. Se que vos lo entendéis, es duro asimilar la pérdida. Pero en el fondo sabéis, igual que yo, que no hay explicación alguna para tan crudo desenlace que pueda haceros sentir mejor. Sólo el tiempo os puede ayudar ahora.
Hightower
Los caballeros se mantuvieron en su sitio, como estatuas de mármol, observando cada movimiento del Lord Segador. Era un hombre enfermo y debilitado pero todos sabían que seguía siendo un Hijo del Hierro y por lo tanto un hombre peligroso. Sin embargo Lord Leyton simplemente se frotó las sienes al escuchar la respuesta de su igual y soltó el aire de sus pulmones cansadamente.
El tiempo y vos Lord Quellon, el tiempo y vos - dijo de manera pensativa. Ya sabía lo que quería pero nada era sencillo en aquellos días. - Se que es complicado vivir en vuestra tierra y estoy dispuesto a ayudaros en el futuro, como he hecho hasta ahora, las Islas del Hierro merecen un futuro mejor y nosotros, los del continente, acabar con la larga amenaza de vuestros saqueadores. Pero no puedo dejar pasar esto - dijo volviendo a dar un corto trago del vino que había servido mientras en su mente se repetía una y otra vez aquello de “nada era fácil”. Toda su vida se había preparado para algo así y en el ocaso de su vida creía faltarle el tiempo. - Nuestras tierras pueden colaborar en el futuro, pero no mientras vuestro hijo siga por ahí libremente. No por la muerte de mi hijo, sino por el ataque al Rejo. Tarde o temprano alcanzaré a vuestro vástago Lord Quellon, de un modo u otro lo plantaré ante mi para que responda por sus actos - en ese momento se calló, estaba dispuesto a dejar ahí la conversación pero sabía que aunque doloroso debía seguir - pero puedo ceder. Puedo olvidarme de plantarlo ante mi y dejar que seáis vos quien lo juzguéis pero debéis hacerlo sin demora y sin vacilación. Ordenad a vuestros hijos que entreguen a su hermano a las puertas de mi ciudad y vos mismo podréis presidir el juicio para garantizar que será justo. En vuestra mano está el futuro de vuestra tierra, nadie más querrá ayudaros como yo.
Greyjoy
Quellon estaba de acuerdo con que su hijo debía ser juzgado por lo que había hecho. No solo había roto el pacto de no agresión, también había había traicionado a su padre y por ende a la casa Greyjoy, había arruinado por completo todo lo que Quellon había logrado en los últimos años. Habían estado tan cerca de conseguirlo, el viejo y enfermo Lord Segador de Pyke lamentaba el día que decidió que su hijo Euron participaría en la campaña naval, debió dejarlo en las Islas. Que debía hacer, ¿sus hijos seguían vivos? si fuera así, ¿escucharían lo que su viejo y enfermo padre les dijera desde Antigua? Quellon estaba cansado de todo, cada vez se sentía menos ligado a su pasado y sus recuerdos, además su mente no razonaba como antes. Y por primera vez en su vida, no actuaría teniendo en cuenta lo mejor para los Hijos del Hierro.
Agradezco vuestra comprensión Lord Leyton, sin duda tenéis motivos suficientes como para acabar conmigo. Aun así, os mantenéis cuerdo, firme y me seguís tendiendo la mano aun con todo lo ocurrido. Hoy enseñáis a este enfermo algo nuevo, algo de lo que había leído pero aun no entendía, algo que falta mucho en Poniente y por lo que yo he luchado toda mi vida. El resultado de un camino labrado desde el razonamiento. Quellon descansó unos segundos, en su estado hasta mantener una conversación acababa con sus fuerzas. Juzgaré personalmente a mi hijo Euron, en nombre de la Casa Greyjoy por su vil traición. Traed papel y pluma, escribiré la carta a mi hijo Victarion.