PoV
Rhaenys y Meleys
Tokens
Rhaenys y Meleys
Movimiento hecho por ellas.
Fuego y Sangre
Simplemente es el token que va asociado a Rhaenys siempre
Ejércitos
Solo Meleys, con Rhaenys.
Objetivo
Dirigirnos a Altojardín, tratando de ocultar nuestro vuelo, por eso si te das cuenta trato de ir por lugares no habitados o, que de dar noticia, tardarán tiempo en comunicarlo.
Misión
Dirigirnos a Altojardín de la manera más oculta posible, aunque he hecho movimientos para hacer creer que Rhaenys puede dirigirse a las Marcas, por si acaso quieren documentar el rastro.
Localización
Desde Marcaderiva hasta Altojardín
Un pequeño grupo necesita un día y medio para ir desde Marcaderiva hasta Altojardín
- 22 hexágonos de llanuras, a marcha muy rápida en 44 horas
Roleo
La Princesa Rhaenys Targaryen, montada en su dragona Meleys, se preparaba para emprender un vuelo discreto hacia Altojardín. Las palabras de su esposo, Lord Corlys Velaryon, resonaban en su mente: “No podemos permitir que los Verdes sepan de nuestros movimientos.” Altojardín, sede de la Casa Tyrell, era un punto estratégico crucial en la inminente guerra civil conocida como la Danza de los Dragones, y Rhaenys tenía una misión vital allí.
Rhaenys acarició las escamas carmesí de Meleys, la “Reina Roja”, y sintió la vibración de poder bajo sus dedos. Sabía que, a pesar de la majestuosa imponencia de su dragona, debía ser cuidadosa. Las tierras del Dominio estaban plagadas de castillos, fortalezas y asentamientos, y cualquier atisbo de un dragón podría alertar a los Verdes.
El vuelo comenzó al caer la tarde, cuando la luz dorada del ocaso teñía el cielo de tonalidades profundas. Era el mejor momento para partir, pues la oscuridad creciente les brindaría la cobertura que necesitaban. Rhaenys se inclinó sobre el cuello de Meleys, guiándola hacia el suroeste. La primera estrategia era evitar los caminos principales; sabía que las rutas entre Bastión de Tormentas y Altojardín estaban fuertemente vigiladas. En lugar de volar directamente sobre ellas, eligió el mar.
Volaron bajo sobre las aguas de la Bahía del Aguasnegras, manteniéndose cerca de la costa. La brisa marina soplaba fresca en su rostro, mientras los pueblos pesqueros y aldeas costeras pasaban desapercibidos bajo la densa neblina que comenzaba a formarse al anochecer. Meleys volaba con una elegancia innata, sus alas apenas tocando las nubes bajas que se arremolinaban sobre el mar. Las olas, en constante movimiento, serían el único testigo de su paso.
Cuando la tierra volvió a ser su guía, Rhaenys ajustó su ruta. La idea era evitar sobrevolar fortalezas o tierras bajo dominio directo de los aliados de los Verdes. Giró ligeramente hacia el sur, buscando los páramos y colinas menos transitadas del Dominio. Volarían a través de zonas boscosas, de tierras baldías o terrenos despoblados, siempre a gran altura, lo suficiente para que la sombra de Meleys se confundiera con las nubes nocturnas.
Al cruzar los fértiles valles de la región, Meleys volaba como una sombra, su color rojo atenuado por la falta de luz. El viento, fuerte a esa altura, aullaba a su alrededor, pero tanto Rhaenys como su dragona estaban acostumbradas a volar en las condiciones más difíciles. Aprovechaba las corrientes de aire para que el vuelo fuera más rápido y menos detectable, dejando que la dragona se deslizara en lugar de batir sus alas con fuerza.
De vez en cuando, Rhaenys observaba el horizonte, buscando luces o señales de asentamientos. Evitó pasar cerca de los caminos iluminados que indicaban puestos de guardia o pequeños pueblos. Sabía que cualquier movimiento en el cielo, por fugaz que fuera, podría provocar rumores, y en tiempos de guerra, los rumores viajaban rápido.
Con la llegada de la medianoche, se acercaron a Altojardín. Las colinas suaves y los campos de flores les daban la bienvenida. La gran fortaleza de los Tyrell brillaba a lo lejos, sus luces tenues reflejadas en los arroyos circundantes.
Su llegada a Altojardín fue discreta, tal como lo había planeado. Nadie sospechaba que la Princesa Rhaenys, con su dragona majestuosa, había volado sobre el Dominio sin que los ojos de los Verdes pudieran divisarla. Y ahora, con su misión en marcha, sabía que la siguiente fase de la danza estaba a punto de comenzar.