(Esta es una misión más para orientar el final de la partida y porque me parece bonito. Pondré PoV y tokens, pero lo demás va a ser roleo)
PoV: Ronald Connington
Tokens: riqueza de Nido del Grifo, Ronald Conington, Maestre Dorian.
Roleo:
Estaba hecho.
La carta había llegado a todos los castillos de Poniente. No podía hacerse más. No podía servir a los Targaryen después de lo que habían hecho, y lo que habían sugerido los Martell era un suicidio. Esto también, qué duda cabía, pero no había alternativas. Si lograba que Occidente, el Dominio, los Ríos, el Norte y todos los reinos se preguntaran por qué tenían que seguir sirviendo a los Dragones, de algo habría servido. Sin Tywin Lannister, ironías del destino, no tenía ninguna fuerza a la que recurrir para cambiar el destino de Poniente. Sí, los Targaryen habían vencido, pero él había sembrado, esperaba, las semillas de la discordia.
Y él no era Jon Connington. Él no esperaría a la muerte en su castillo. Él no dejaría que su nombre se extinguiera en la historia, con una muerte en vano. Había preparado un plan y llegaba el momento de ejecutarlo.
Se detuvo en las almenas de Nido del Grifo para observar las tierras de alrededor. Habían logrado apartar la guerra de las Tormentas y que el castillo no hubiese sido atacado en ningún momento. Los campesinos bendecían el nombre de los Connington y se habían mantenido ajenos a las turbulencias que habían sacudido el continente. Dorian llevaba aprovisionando los graneros desde que la guerra había estallado, y estaban listos para resistir un asedio de meses. Pero él no tenía ninguna intención de hacer pasar a sus hombres y a sus campesinos por aquello.
Todo estaba hablado. Ser Brynden Ryen, su buen amigo, caballero que había luchado con él desde que ambos eran escuderos, entregaría el castillo al ejército que los viniera a rendir. Él habría huido en la oscuridad. Todos conocían el plan. Los capitanes de la guardia y su círculo de caballeros. Sus hombres de confianza. Brynden probablemente fuese nombrado nuevo señor. No más guerra, no más muerte. Uno de los suyos dirigiendo el castillo aunque los Connington se marcharan, y el Maestre Dorian a su lado.
Llegó a la sala de reuniones. Allí estaban los cien hombres que habían decidido ser parte más activa de su plan. Sus mejores soldados, sus caballeros del Grifo. Cien hombres que formarían la base de un ejército futuro. La Compañía Dorada había emigrado hace años a Essos, regresando justo a tiempo para asegurar un reinado. Hoy se formaba una nueva compañía. Una compañía que trascendiera los meros lazos comerciales. Los Caballeros del Grifo.
Habían formado un círculo alrededor de una mesa. Nueve caballeros se habían destacado. Nueve hombres leales a la Casa Connington por sobre todas las cosas. Todos habían tintado sus guanteletes izquierdos en color carmesí, representando la sangre derramada por la Casa y por Jon en Desembarco del Rey. Nueve hombres: Ser Elder de la Colina, Ser Daemon Aceroveloz, Ser Varan Dusk, Ser Creighton Bull, Ser Amos Kantor, Ser Stefan el Escritor, Ser Peter el Fuerte, Ser Alphonse el Triste y Ser Merton Kenut. Nueve y él, el décimo decurión de la Caballería y su primer capitán.
Juraron por su sangre restaurar la honra de la Casa Connington y nunca descansar hasta que los Targaryen hubieran sido eliminados del Trono de Poniente. Y si Nido del Grifo se rendía, harían de Essos su hogar. Prosperarían, crecerían. Y regresarían. Regresarían para acabar con los tiranos.