Misión 20, una oferta que no van a poder rechazar

El roleo es tan largo que te lo pongo en spoiler. Lo subiré al público, si te aburres, lo lees, y si no, pues no.

Resolver tras la misión 16, me adelanto un poco que mañana no podré estar aquí.

Roleo

Dany, Ser Jorah y Doreah se habían congregado alrededor del escritorio que tenía el capitán de la coca Sirena Azul en su camarote. A Dany le costaba volver a mirar al caballero con los mismos ojos después de lo que había pasado durante la primera luna posterior a su partida en Asshai. Se habían quedado los dos a solas en ese mismo camarote hablando sobre el curso de acción a seguir en el futuro y en un momento dado la había forzado a darle un beso. No lo rechazó, pero desde entonces se cuidó de no volver a estar a solas nunca con él. Sabia que el caballero la deseaba, pero no pensaba que fuera a ser tan osado. El beso le había llevado a recordar sensaciones que creía haber olvidado de cuando estaba con su sol y estrellas, Khal Drogo. Alguna noche había soñado que volvía a yacer con un hombre, pero en ninguno de esos sueños el rostro del agraciado era el de Ser Jorah.

Le había ordenado a su doncella Doreah que estuviera presente, no sólo por estar acompañada, sino porque si iba a formar parte de su camarilla de gente de confianza con capacidad de decisión debía de conocer sus planes, para poder hablar en su nombre con fundamento.

Repetid de nuevo vuestro plan, ser Jorah, por favor —empezó Dany—. Quiero que Doreah lo escuche… y no me vendrá mal volverlo a oír, para ver si es posible otro curso de acción.

Como ordenéis, mi reina. Para conquistar los Siete Reinos necesitaremos un pequeño ejército que nos apoye, con los dragones no bastará. Precisaremos de hombres que puedan imponer nuestra autoridad y de guarniciones para asegurar el control del territorio. Y por otra parte, es mejor que sea un ejército totalmente leal a nuestra causa, no pagado o juramentado a otros que simpaticen con nosotros, porque los amigos de hoy pueden ser los enemigos del mañana. Por eso vamos a Astapor, para conseguir Inmaculados, la mejor infantería del mundo.

» Si acudimos a comprarlos por el método tradicional calculo que con suerte conseguiremos un millar. Insuficientes si queréis tener éxito en Poniente. Y por otra parte, no creo que podamos recurrir a ningún subterfugio ni golpe de mano. Los astaporis estarán en guardia desde el momento que sepan que nos aproximamos, nuestros dragones les harán desconfiar y no se sentirán seguros hasta que nos vayamos o estén plenamente seguros de nuestras intenciones. Por ello creo que la mejor opción que tenéis es apelar a su codicia.

Ser Jorah entonces hizo una breve pausar en la exposición para apoyarse sobre el mapa del mundo que tenían extendido sobre el escritorio. Era una excentricidad que le había regalado un geógrafo medio loco de Asshai, sorprendentemente detallado, hasta el punto que Dany no sabía qué era verdad y qué mentira. Tan solo le había pedido a cambio del mismo permitir darle de comer a uno de sus dragones. Ser Jorah entonces señaló un punto situado en el Camino del Demonio, una vieja carretera valyria que unía las ciudades de Meereen y Volantis.

Mantarys es la clave, y es lo que les ofreceremos a los esclavistas. Les revelaremos que pensamos marchar a Volantis por el Camino del Demonio, para embarcar allí hacia los Siete Reinos, lo que nos obligará a pasar por Mantarys. Les sugeriremos que si nos acompañan hasta ahí con todos sus Inmaculados, les entregaremos la ciudad y todas sus riquezas… pero una vez conquistada, habrán de entregarnos a los Inmaculados. Con los Inmaculados apoyando a los dragones, la toma de la ciudad es factible.

» ¿Por qué no una ciudad más cercana, podríais preguntarme? Porque las ciudades de la Bahía de los Esclavos son rivales, sí, pero no enemigas, además, todas descienden del tronco común que fue el Viejo Imperio de Ghis. Mantarys, en cambio, es heredera de la Antigua Valyria. Y es una ciudad de pésima reputación, de hombres siniestros y malvados, morada de monstruos deformes. Hay quién dice que están malditos por haber permanecido demasiado tiempo a la sombra de las tierras consumidas por la Maldición. Nadie lamentará su ruina.

» Personalmente tengo motivos para pensar que aceptarán esta propuesta. Ellos ganan por partida doble: obtienen un botín muy suculento y consiguen que os alejéis sin peligro de sus tierras, quedando además en buenos términos con vos. Al igual que con los khals, les resultará mejor para ellos alejarnos haciéndonos regalos. Para ellos resultará más barato que luchar.

«Más barato que luchar», pensó Dany. Ojalá para ella las cosas pudieran ser así de sencillas. Qué maravilloso sería llegar a Desembarco del Rey con sus dragones y pagarle un cofre de oro al niño rey, a Joffrey, para que se marchara.

¿De verdad creéis que no hay otra manera? —preguntó Dany, inquieta. No le gustaba nada aquel proceder, ni tampoco la fría tranquilidad con la que ser Jorah lo exponía—. ¿No podemos matar a los Bondadosos Amos y liberar a los soldados esclavos para que combatan por mí?

¿Sin arrasar Astapor? Lo veo complicado. Y quizá no fuera una labor tan sencilla, los Amos pondrían a todos los Inmaculados y a la guardia de la ciudad a combatir. Y aún si tuviéramos éxito, toda la Bahía de los Esclavos os sería hostil, y sentaréis un peligroso precedente a la hora de tratar con otros. Los dragones os abrirán muchas puertas, Majestad, pero no cometáis el error de confundir la matanza con la política. Otros antepasados vuestros ya lo hicieron, como el rey Maegor. Y sabéis como acabaron.

«Quizá mejor que vos». Viserys le había contado cosas, pero se había dejado mucho en el tintero. Tampoco ayudaba que la mayor parte del tiempo que estuvo con el fuera cuando era una niña demasiado pequeña para entender según que cuestiones. Para bien o para mal, los viajes en barco habían sido muy largos y con muy poco qué hacer, más allá matar el tiempo con partidas de cartas, sitrang e historias de vivencias vitales de otros miembros de su tripulación. Pero también había tenido mucho tiempo para leer los libros que había sustraído de la biblioteca personal de Xaro Xhoan Daxos y otros que había podido comprar en Asshai, y había aprendido mucho. Lo lógica del caballero era, en todo caso, inapelable, pero no por ello hacía su proceder menos cruel y despiadado.

Lo sé. Pero eso no cambia el hecho de que seré una esclavista y la responsable directa de la ruina de una ciudad, con todos sus habitantes.

No, Majestad. Cuando los astaporis os entreguen a los Inmaculados, seréis libres de liberarlos. Y os seguirán, ¿qué otra opción tienen? No conocen otra vida más que la de la guerra. Y en cuanto a Mantarys, serán los astaporis los responsables de su ruina, no vos: son ellos decidirán qué hacer con sus habitantes una vez hayáis vencido. Cumpliréis vuestra parte del trato sin manchar el honor de vuestra Casa.

Magro consuelo me dais —suspiró Dany—. Eso no me ayudará a dormir mejor por las noches.

De Mantarys había oído historias cuando viajaban por el Oeste, claro. Se decían que eran gente mezquina y taimada, que era una ciudad que daba cobijo a monstruos, y que había magos que practicaban sin censura la vieja magia de sangre de los hechiceros valyrios para crear horribles híbridos de humano y animal empleando como víctimas a sus esclavos y a sus peores criminales. Quizá ser Jorah los viera poco menos que animales, claro, pero para ella estaba claro que había inocentes entre sus filas. Niños, en su mayoría, pero seguro que también había hombres y mujeres buenos. Ella no quería saquear la ciudad y dejar cientos de huérfanos y de vidas rotas, como hicieron los perros del Usurpador cuando saquearon Desembarco del Rey. Notó como se le empezaban a humedecer los ojos, y recordó la noche en la que perdió a Viserion. «No quiero nada de esto, pero probablemente no tenga otra salida. Las lágrimas no van a solucionar mis dilemas. Que los dioses me perdonen».

Khaleesi —insistió Ser Jorah cuando el silencio se hizo demasiado largo.

¿Qué opinas de todo esto, Doreah? —el proceder estaba casi decidido para Dany, pero no perdía nada por preguntar. «Quizá pueda aportar algo que se nos haya pasado»— ¿Eres del mismo parecer que ser Jorah?

Majestad, yo… —Doreah se mordió el labio y bajó la cabeza, incómoda. No estaba aún de todo acostumbrada a la nueva posición que Dany le había otorgado, aunque Dany notaba que hacía lo posible por aprovechar la oportunidad que le había dado. «Ella sé que no me traicionará. Es mi amiga y me debe todo. Me dará buenos consejos».

Vamos, Doreah, habla —la invitó Daenerys con delicadeza—. No te he llamado aquí para que estés callada. Me interesa oír tu opinión.

Lo siento, mi reina, pero debo apoyar a ser Jorah —comentó su doncella con incomodidad—. Entiendo vuestros reparos, si, los entiendo, pero si algo me ha enseñado la vida es que nadie da algo a cambio de nada… Si queréis a los Inmaculados, solo hay dos caminos: pactar con sus Amos o matarlos. Lo segundo os obligará a bañar en sangre toda la Bahía de los Esclavos. Cientos de miles morirán.

Mujer lista—asintió ser Jorah con aprobación—. No cometáis el error de iniciar un conflicto de impredecibles consecuencias, mi reina. El camino más seguro es el que os propongo.

Pensad que una vez que tengáis un ejército podréis hacer las cosas como siempre habéis deseado —añadió Doreah—. Pero, hasta entonces… nos toca bailar la música que otros tocan.

Es posible —concedió Dany—. Pero, aún así… me siento como una canalla. Muchos sufrirán y morirán por mi culpa.

No tenéis elección, Majestad —respondió ser Jorah con una voz no exenta de amabilidad—. Para tomar el Trono de Hierro tendréis que mancharos las manos de sangre tarde o temprano. Tenemos que trabajar en el mundo. Y el mundo es así. No podemos hacer otra cosa.

No, ser —Dany negó con voz cansada. Quizá su idealismo de la juventud la cegaba, pero toda su vida la había pasado persiguiendo un sueño y escapando de sus miedos, y no iba a cambiar ahora—. Nosotros hemos hecho el mundo así. Yo lo voy a hacer así. Nos hemos acostumbrado tanto al horror y a la barbarie que damos por hecho que no hay otro camino. Viserys habría aceptado vuestro plan sin reparo alguno. Habría quemado a quién se interpusiera en su camino para conseguir los Siete Reinos sin pensárselo dos veces. Pero en cierta ocasión dijisteis que yo era como Rhaegar…

Lo recuerdo, Daenerys.

Majestad —lo corrigió—. El príncipe Rhaegar iba a la batalla al frente de hombres libres, no de esclavos. Y el príncipe… jamás saqueó una ciudad para su propio beneficio. Viserys me decía que armaba a sus escuderos en persona, y obligaba a muchos otros caballeros a hacer lo mismo.

No había mayor honor que recibir el rango de caballero del príncipe de Rocadragón.

Decidme, pues… Cuando tocaba el hombro de un hombre con su espada, ¿qué le decía: «Ve y mata al débil» o «Ve y defiéndelo»? Todos aquellos valientes de los que hablaba Viserys, los del Tridente, los que murieron bajo nuestros estandartes de dragones… ¿dieron la vida porque creían en nuestra causa o azuzados por la perspectiva de un rico botín a expensas de los rebeldes?

Mi reina —respondió el hombretón con voz pausada—, todo lo que decís es verdad. Pero, en el Tridente, Rhaegar perdió. Perdió la batalla, perdió la guerra, perdió el reino y perdió la vida. Las aguas del río se llevaron su sangre, junto con los rubíes de su coraza. Robert el Usurpador cabalgó sobre su cadáver y robó el Trono de Hierro. Rhaegar luchó con valentía; Rhaegar luchó con nobleza. Y Rhaegar murió.


Dany inspiró hondo. Estaba solo con Doreah y sus jinetes de sangre, y ante ella estaban los más ilustres Bondadosos Amos de Astapor. Cuando vieron que sus dos fieros y grandes dragones se habían plantado delante de sus murallas, junto con su diminuto y salvaje khalasar, se apresuraron rápidamente a recibirla para relajar sus miedos y saber a qué podían atenerse. Todos tenían un aspecto muy semejante: eran achaparrados y gruesos, de piel ambarina, narices anchas y ojos oscuros. Tenían el cabello negro, rojo oscuro o de aquella extraña mezcla tan característica de Astapor. Y en todos, Dany vio en sus ojos el brillo de la codicia.

Dany sabía qué tenía que hacer, pero el sabor que le dejaba en la boca era tan amargo que ni el vino ácido se lo disipaba. Entonces habló con voz clara y firme y les expuso sus condiciones.

Daenerys Targaryen ha llegado a Astapor acompañada por sus fieles y por dos grandes y fieros dragones. Muchos son los que se preguntan cual será su próxima parada en su camino de vuelta a los reinos del Ocaso.


PoV

Daenerys Targaryen

Daenerys Targaryen

Si vuelvo la vista atrás, estoy perdida.

La vida de Daenerys Targaryen ha estado teñida por la tragedia desde que vino al mundo. Cuando era apenas una recién nacida quedó huérfana de padre, madre y hogar. A los cinco años su tutor y protector, ser Willem Darry, murió, dejándola a ella y a su hermano desamparados a su suerte en tierra extranjera. Se vio obligada a crecer a la sombra de un hermano amargado que pagaba sus frustraciones con ella, mientras vagaban por las Ciudades Libres en busca de una ayuda que nunca llegaba para regresar a Poniente. Fue vendida con trece años como esposa a un Khal, y cuando parecía que había alcanzado por sorpresa la felicidad al lado de su esposo, quedó viuda y perdió a su hijo por las malas artes de una curandera.

No obstante, una llama ha empezado a brillar intensamente en lo que aparentemente es un profundo pozo de oscuridad. Daenerys ha conseguido traer de vuelta a los antiguos dragones de los valyrios. Ahora es La Que No Arde, Madre de Dragones. Tiene ahora una certeza sobre el destino que los dioses han puesto sobre sus hombros. Y piensa cumplirlo, cueste lo que cueste.

Tokens

Daenerys Targaryen

El último vástago vivo conocido de la Casa Targaryen ha resultado ser una mujer talentosa, firme y voluntariosa. Aunque es la heredera legítima al Trono de Hierro de Poniente, sólo los Dioses saben hacia dónde le guiarán sus pasos. Entre tanto, el mundo contiene el aliento, expectante.

Un nuevo mundo

Los sucesos que han ido acaeciendo en su vida han ido convenciendo a Daenerys más y más de que ella ha venido a este mundo para cumplir una labor trascendental. Ella es La Que No Arde, Madre de Dragones, un instrumento para construir un mundo mejor para toda la humanidad, y combatirá firmemente a quiénes se opongan a ella.

Drogon

Uno de los dragones nacidos en el Mar Dothraki, nombrado en honor al difunto esposo de Daenerys, Drogo. Es el más grande y fiero de los tres dragones. Las escamas de Drogon son negras, con los cuernos y la columna vertebral del color de la sangre. Sus ojos son dos ardientes pozos rojos.

Rhaegal

Uno de los dragones nacidos en el Mar Dothraki, nombrado en honor al difunto hermano de Daenerys, Rhaegar. Es el más perezoso de los tres dragones, pasa la mayor parte del tiempo enroscado y durmiendo. Rhaegal tiene escamas de color verde musgo, y ojos del color bronce brillante que podría tener el más pulido de los escudos.

Ejércitos

  • Khalasar (Alzado), en Asshai grupo NEGRO [Numeroso –3, Arqueros +2, Caballería +2, Leva] FUE: 7

Objetivo

Entrevistarnos con los Bondadosos Amos de Astapor para proponerles una oferta que no van a poder rechazar.

Misión

Bien, les propongo lo siguiente: que se unan a mí en una empresa conjunta para tomar y saquear Mantarys. Les entregaré la ciudad a los astaporis para que hagan con ella lo que consideren, como si quieren esclavizar a todos. Ellos solo tienen que darme a cambio sus Inmaculados una vez hayamos tomado la ciudad. Mi plan es ir por tierra a Volantis a través de Mantarys, siguiendo el Camino del Demonio, y Volantis está de camino allá.

Podría proponerles Tolos, pero está en la propia Bahía de los Esclavos, entiendo que estos son hermanos de sangre ghiscaris y sería tirar piedras al panal. ¿Pero Mantarys? Es una ciudad heredera del Feudo Franco, fuera del elenco cultural de Ghis, poco debería importarles. Además, su reputación es siniestra. Si tienen dudas de mandar un ejército a través del ejército del Demonio, que no teman: tres dragones van con nosotros. Ninguna fuerza conocida en el mundo les va a poder hacer frente.

¡Es una gloriosa empresa! Todos salimos ganando: los astaporis, que consiguen varios miles de esclavos, y yo, que consigo un ejército para reclamar mi herencia. Además, les aseguramos que en mi marcha al Oeste haremos más esclavos, y Daenerys pensará en sus buenos amigos de Astapor para que los puedan vender y sacar buen rédito de ello. La reina dragón y los Bondadosos Amos de Astapor son aliados naturales que están destinados a entenderse.

En caso de que amenacen con rechazar, les amenazamos sutilmente. Les recordamos que cuando los khals dothrakis acuden a sus puertas, lo que hacen es agasajarles con oro y regalos para que se den media vuelta, contentos, a sus estepas. Lo hacen porque saben que es mucho más seguro y barato pagar unas cuantas monedas y evitar un conflicto de inciertos resultados. Aquí sucede lo mismo, con la diferencia de que, además, les estoy ofreciendo la posibilidad de hacer una inversión.

Localización

Mapa

mision16

Esta misión se desarrolla en Astapor.

Los Bondadosos Amos aceptan el trato. Las condiciones son las establecidas si bien prometen que venderán tantos Inmaculados como esclavos puedan tomar a razón de 1 por cada 3 ya que necesitarán tiempo para volver a entrenar a nuevos Inmaculados.

Por lo demás, ponen a disposición de Daenerys 6000 Inmaculados para tomar Mantarys.