PoV
Larys Strong
Larys padeció de un pie equinovaro durante toda su vida, el cual arrastraba cojeando. Larys es un hombre reservado, pero amable cuando le es necesario. Raramente habla en las reuniones del Consejo Privado, prefiriendo siempre escuchar. Sin embargo, cuando habla, lo hace con elocuencia, compartiendo palabras de gran importancia. Como Consejero es enigmático y astuto. Larys es una persona asustada y su miedo proviene de los dragones; por extensión, cree que los Targaryen son lo que mantiene a los dragones en Poniente y, por ello, deben caer para que caigan las bestias. En realida da Larys el orden de quien cae antes no le importa, siempre que desaparezcan tanto los dragones reales como aquellos que los llevan como emblema.
Larys entrega el mensaje en persona.
Tokens
Conspiración de la Ciudadela
La Ciudadela no tiene lugar para la hechicería, la profecía o las velas de cristal, y mucho menos para los dragones. Larys Strong es parte de la conspiración de la Ciudadela.
El Maestre Orwyle es quien envía el mensaje que le entrega Larys.
Ejércitos
No
Objetivo
Enviarle un mensaje anónimo a Rhaenyra/Daemon
Misión
Larys escribe una escueta nota y se la entrega al Maestre Orwyle en persona y le dice que la envíe por cuervo a su tío. Cuando Larys dice “mi tío” se refiere a Rocadragón diferenciando de cuando dice “Harrenhal” se refiere realmente a Harrenhal. Así oídos indiscretos creerán que está enviado un mensaje a Simon Strong.
La nota dice lo siguiente:
El próximo Consejero de la Moneda viaja en un barco hacia Desembarco del Rey desde el Valle.
Fdo: Vuestro amigo en Desembarco.
Nada más. Lo que pretendo es que Daemon o Rhanys intente capturar ese barco o, al menos, a Grafton.
Localización
Desembarco del Rey.
Roleo
La sala de las maestres en la Fortaleza Roja era un lugar modesto y discreto, casi siempre en silencio, salvo por el ocasional batir de alas de los cuervos en sus jaulas. Larys Strong caminaba despacio, sus pasos apenas perceptibles, hasta que su mirada se cruzó con la del Gran Maestre Orwyle, que estaba ocupado revisando algunos pergaminos.
—Gran Maestre, una palabra, si no es molestia —dijo Larys en su tono habitual, tranquilo, casi desinteresado.
Orwyle levantó la cabeza con una sonrisa educada, acomodándose la capa gris que llevaba sobre los hombros.
—Lord Larys, claro, ¿en qué puedo serviros? —respondió con cortesía, acercándose.
Larys, con las manos entrelazadas a la espalda, se inclinó levemente.
—Un simple asunto familiar, nada fuera de lo común. Me gustaría que enviaseis un cuervo a mi tío— dijo mientras entregaba una nota plegada sin sellar—. No es un mensaje urgente, pero quisiera que se enviara hoy mismo.
Orwyle asintió, sin darle demasiada importancia. Para él, no había nada extraño en la solicitud. Un vasallo manteniendo contacto con su familia, algo cotidiano.
—Por supuesto, mi señor. Enviaré al cuervo de inmediato.
Larys hizo una ligera inclinación con la cabeza, satisfecho.
—Os lo agradezco, Gran Maestre. Que los dioses os sigan bendiciendo con buena salud.
Con eso, se giró y caminó hacia la salida, sus ojos inmutables, sabiendo que lo que parecía una simple comunicación familiar, era en realidad un mensaje para aquellos que trabajaban en las sombras en contra de los Verdes. Nadie sospecharía de una conversación tan casual.
Claro que sin Orwyle no sería posible una jugada que ni los más atentos podían prever.