Misión 28. La venganza

PoV
Varys

Token
Varys (Varys es de los mejores espías de Poniente y sabe entrar en la ciudad sin que lo descubran)
Conjuradores reales (Agentes de Varys, expertos en su oficio y perfectos desconocidos para la guardia de la ciudad)

Misión
Asesinar a Petyr Baelish y dejar pruebas en su estancia del complot entre los Lannister, Baelish/Valle, (esto es de mi invención) y Bolton para asesinar a Eddard y Robb Stark. (Me envió Rafa un mp con un mensaje y me dijo que había mas cosas, yo lo pongo aquí si me decís que hace falta)
Quiero meter a Baelish porque quiero que el Valle se vea involucrado y el Norte recele de Baratheon y Arryn por igual. Por eso lo asesino a él y dejo las pruebas incriminatorias en su poder, me parece el eslabón mas débil en todo esto.

Roleo
La entrada a la que el eunuco tenía acceso no era su favorita. Se accedía a través de una alcantarilla junto al Aguasnegras y se recorría una buena distancia bajo la ciudad por sus túneles mas hediondos. Sin embargo no quedaba otra. Ya había recopilado las cartas de los Lannister con Lord Bolton en que acordaban la muerte de los Stark y ahora debía seguir con el plan establecido. El gobierno de Stannis caería. No había entrado en sus planes volverse un asesino pero sus enemigos habían matado a Aegon y Varys estaba rabioso, como todos.

Los túneles eran el mismo laberinto de siempre y Varys guiaba a sus tres compañeros como si estuviese en su casa. - Entráis en silencio, lo acuchilláis y luego ya dejamos las pruebas en la habitación. ¿De acuerdo? - preguntó el eunuco a sus hombres mientras subían por una escalera de caracol angosta hasta el punto que había que subir de lado.

¿Dónde está la cama? - preguntó uno de ellos

A la derecha, el pasadizo se abre en la esquina, bajo una lampara. No os lo penséis, Baelish es escurridizo como una anguila. Hemos de ser rápidos

Los hombres asintieron y Varys avanzó, subiendo por los huecos y corredores ocultos al resto. Pronto la Fortaleza Roja sería un hervidero de gente, en que se enterasen, pero antes iba a hacer que el gobierno de Stannis se tambalease y temiese por cada uno de sus miembros. Si conseguía asesinar a Baelish y dejar pruebas en su habitación del complot quizás el Norte dejase de apoyar a Stannis. Durante días había pensado en que su objetivo debía ser Bolton, al final era la Mano del Rey, pero había cambiado de opinión.

Inmiscuir en este asunto a Baelish era lo mejor. Si los aliados desconfiaban entre si, su reinado caería y podría vengar a su muchacho.

Objetivo
Entrar en la habitación de Petyr Belish para asesinarlo mientras duerme
Dejar las cartas reales entre Bolton y Lannister añadiendo la complicidad de Petyr Baelish para hacerse con poder en el Valle después de ser nombrado consejero.

Ruta + Tiempos de movimiento

La noche en Desembarco del Rey era tan silenciosa como podía serlo en una ciudad bulliciosa. En la Fortaleza Roja, las sombras se alargaban y la oscuridad envolvía los pasillos. Los guardias hacían sus rondas habituales, ajenos a lo que estaba por suceder en uno de los aposentos más vigilados de la fortaleza.

Petyr Baelish, también conocido como Meñique, dormía plácidamente en su cama, confiado en las medidas de seguridad que había establecido. Sus juegos de poder y manipulación le habían otorgado muchos enemigos, pero también había sembrado miedo y respeto en igual medida. Esta noche, sin embargo, la fortuna no estaría de su lado.

En la penumbra, un grupo de figuras encapuchadas se movía con sigilo, sus pasos amortiguados por el grosor de las alfombras. Llegaron a la puerta de los aposentos de Baelish y, con la habilidad de quien ha cometido actos oscuros en más de una ocasión, forzaron la cerradura sin hacer ruido. La puerta se abrió con un leve crujido, pero no lo suficiente como para despertar al hombre que dormía adentro.

Entraron en la habitación, deslizándose como sombras. La luz de la luna se filtraba a través de las cortinas, iluminando tenuemente la figura dormida de Baelish. Uno de los atacantes, un hombre de complexión robusta, se adelantó, empuñando un cuchillo cuya hoja brillaba con una amenaza silenciosa.

Se acercaron a la cama, y el líder del grupo hizo una señal. En un movimiento sincronizado, los atacantes se abalanzaron sobre Petyr Baelish. La primera puñalada fue precisa y mortal, dirigida al corazón. Baelish se despertó con un jadeo ahogado, sus ojos abiertos en una mezcla de sorpresa y agonía. Trató de gritar, pero otra puñalada le atravesó la garganta, silenciándolo para siempre.

La sangre manchó las sábanas de seda mientras los atacantes continuaban, asegurándose de que no hubiera posibilidad de supervivencia. En cuestión de segundos, todo había terminado. Petyr Baelish, el maestro de las intrigas y manipulaciones, yacía inmóvil en un charco de su propia sangre.

Los asesinos retrocedieron, sus rostros ocultos en las sombras de sus capuchas. Habían cumplido su misión con una eficiencia fría y despiadada. Sin dejar rastro, se desvanecieron en la oscuridad, abandonando la habitación por la misma puerta por la que habían entrado.

Al amanecer, el grito de una sirvienta rompió el silencio cuando descubrió el cadáver de Baelish. La noticia se propagó rápidamente por la Fortaleza Roja y Desembarco del Rey. Los rumores y las teorías sobre quién podía haber ordenado el asesinato comenzaron a circular. Sin embargo, en los círculos de poder, muchos entendieron que en el juego de tronos, las piezas se mueven en silencio y las vidas se pierden en la oscuridad.

Petyr Baelish, el hombre que había tejido tantas redes de engaño, encontró su final a manos de aquellos que permanecieron en las sombras, vengándose en silencio por los incontables actos que había cometido. Y así, la Fortaleza Roja se convirtió una vez más en el escenario de un misterio sangriento, con su último maestro de intrigas convertido en una víctima más del juego que él mismo había perfeccionado.

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