Misión 3. Desconfiando de la Guardia Real

Entrad, Lord Varys— dijo el joven maestro de armas recién ascendido a castellano de la Fortaleza Roja —Tengo noticias del rey para vos.

Lord Varys cerró la puerta tras de sí y se deslizó sobre las alfombras de los aposentos de Ser Willem silencioso como una sombra. —Vos diréis, mi señor

El que sean precisamente Ser Oswell Whent y Ser Arthur Dayne quienes permanecen en Desembarco no es coincidencia. El rey está preocupado de la cercanía de ambos con el príncipe Rhaegar, el rey está preocupado por el príncipe Rhaegar, pero eso es otro asunto. Vigilad a ambos, que no den un paso en la ciudad sin que lo sepáis.


Los pajaritos de Varys mantendrán vigilados a Ser Oswell Whent y Ser Arthur Dayne, quiero conocer sus rutinas, si se entrevistan con alguien, si traman algo, lo que sea.

No deberían tener muchas razones para abandonar la Fortaleza Roja, no creo que la reina y Viserys la abandonen mucho, xD Pero si lo hacen quiero estar enterado. Sin mayores, no hay planes de intervenir. Tan solo mantenerlos vigilados. Los pajaritos están en todas partes.

Con los sucesos en el campo de lizas y la fijación del Rey con Rickard Stark, Ser Lewyn Martell ha aprovechado su condición de Guardia Real para dejar el castillo con Elia y su séquito a toda prisa. Cuando informan al Rey ya es tarde para reaccionar, pero está claro su destino, Desembarco del Rey.

Allí Ser Willem Darry es informado de su llegada, que se suman a la de Oberyn Martell, llegado el día anterior. Este visitó el Gran Septo y los burdeles de la zona. Juntos se encaminan hacia el puerto, su objetivo, un barco que les lleve a Dorne.

¡Rápido! — gritó Ser Willem Darry mientras los capas doradas marchaban con celeridad —Tenemos que localizar a la Víbora Roja, el cuervo del rey ha sido claro, la princesa debe permanecer en la capital. Ser Oswell, tened cuidado, los acontecimientos no están claros, pero desconfiad de vuestro hermano Ser Lewyn, puede que su apellido pese más que su juramento.


La orden es clara, ni Elia ni Ser Lewyn deben partir de la capital. Todos los recursos se redirigen a esto.

Tokens: Varys, la araña, Los pajaritos de Varys, El Consejero de la Moneda, Qarlton Chelsted (soltar algo de dinero para ayudar seguro que no viene mal). Más aún, Ser Oswell Whent (token de Rhaegar) se une a la búsqueda, Ser Arthur Dayne queda al cargo de la vigilancia de la reina y Viserys.

Para ello se convoca a TODA la guardia de la ciudad antes de que Elia y su séquito lleguen. Si fuera necesario se bloquea el puerto.

Cuando el pequeño grupo de dornienses llegaron a las cercanías del puerto la guardia de la ciudad patrullaba las calles. Pronto rodearon a los recién llegado exigiendo que entregasen sus armas, dirigiéndose expresamente a Ser Lewyn Martell, un hombre querido y respetado por todos. Algunos de los hombres pudieron ver en los ojos de los legendarios guerreros que allí no se rendiría nadie. El primer en lanzarse contra los Capas Doradas fue el propio Príncipe, ensartando al primero que se atrevió a cerrarle el paso y rajando el cuello de dos compañeros que habían cometido el error de acudir en ayuda de su aguerrido compañero. Cuando Ser Lewyn se unió a su sobrino la superioridad fue demasiado evidente y pronto todos los guardias yacían muertos o huían con el rabo entre las piernas. Oberyn escupió sobre el cadáver de uno de ellos mientras limpiaba en su rostro la sangre de su espada.

Elia no articulaba palabra, se encontraba en shock y solo era capaz de seguir a su tío y hermanos, encomendando su futuro y el del reino en sus fuertes y capaces brazos. El futuro del reino…pensaba mientras se acariciaba el vientre en un acto reflejo. Alcanzaron el puerto y comenzaron a lanzar órdenes y a preparar la embarcación del mercader que había aceptado gustoso el oro dorniense. Un respetable comerciante Brvoshi que jamás esperaba verse envuelto en tales problemas. Resultaba evidente que jamás podría volver a aquella ciudad.

Cuando se preparaban para embarcar aparecieron muchos más hombres, el castellano de la Fortaleza Roja, Ser Willem Darry, nunca permitiría a la Princesa abandonar la ciudad de aquella manera y menos permitir que un Guardia Real desertase de aquella forma, quebrantando los votos de manera tan evidente.

  • Detén esta locura hermano - las palabras de Ser Oswell Whent resultaron ser un ariete para los ánimos del viejo caballero -. Parad ahora y podremos arreglarlo.

  • Está loco amigo mío, sabes muy bien que no hay futuro para mí- Ser Lewyn Martell desenvainó su pequeño arsenal, una daga curva y mortífera con su mano izquierda y su enorme cimitarra con la mano derecha, que portaba como un escribano su pluma. Se dirigió a su familia.- ¡Marchaos de aquí, ahora!

Uno a uno caía todo aquel que se acercaba al gigantesco dorniense, uno tras otro hasta que comenzaron a cernirse sobre él de dos en dos. Cada golpea desviaba dos de los enemigos y a cada herida cercenaba una cabeza. Una lanza en el costado, otra en el muslo y un cote en la mano que le había obligado a dejar caer su daga. Finalmente consiguieron doblegarlo, hasta caer de rodillas. Lo quiero vivo. Las palabras de Ser Oswell permitieron al dorniense ganar suficiente tiempo y cuando se alzaba, preparado para aguantar un evite más, fue su joven sobrino el que de un salto tan grácil como imposible apareció desde su espalda ensartando otro de los soldados más que pretendían herir a su amado tío. Aquello fue suficiente para Ser Oswell, que si bien respetaba a su hermano no podía aguantar la soberbia dorniense. Con un fuerte y excesivamente rápido golpe consiguió hendir su hoja en el pecho del Príncipe de Dorne. Nunca un Guardia Real expresó tanto con tan poco, el grito le dio fuerzas y su sangre caliente retorno a sus extremidades acelerada por el impulso de su corazón herido. Cojeando pero en pie Ser Lewyn Martell agarró a su ahora ex-hermano y con las pocas fuerzas que le quedaban lo lanzó por los aires, para seguidamente comprobar la herida a todas luces mortal de su sobrino. En el lado derecho, pensó.

  • Elia te necesita, madura de una puta vez. Le empujó hacia donde la embarcación comenzaba su leve separación del muelle.

Mientras Oberyn, visiblemente herido, saltaba al agua un gigante ataviado de un blanco antaño resplandeciente encaraba su destino, espada en ristre y decidido a defender cada gota de su sangre con preciado celo, como siempre habían hecho los dornienses. A la mierda el Rey, y cargó contra las decenas de enemigos proclamando el nombre de su queridísima sobrina.

//Capturas con vida a un Ser Lewyn Martell gravemente herido (dañado). Oberyn escapa herido de gravedad, junto a Elia Martell consiguen poner rumbo a Lanza del Sol con una embarcación pequeña pero rápida.

Ser Lewyn Martell a las celdas negras, con seguridad reforzada. Cuando llegue el rey se le juzgará.

¿Es solo una manera de hablar o cruzar medio Poniente en barco sin un maestre que atienda las heridas posiblemente signifique que palme?

Sobre esto, una última actualización antes de cerrarla.


¿Entonces muchacho, no visteis la bandera bajo la que navegaba la embarcación? No, tranquilo, está bien, no pasa nada. Pero que corra la voz, preguntad en cada taberna, a cada mendigo y a cada puta, necesito saber quién era el patrón de esa nave.


Los pajaritos de Varys tratarán de averiguar todo lo posible sobre la nave que se ha llevado a Elia. Quiero un nombre. No puede ser muy difícil, los puertos tienen registros y si han partido tan a la carrera quien sabe si no se han dejado algún tripulante atrás.

Sabes prácticamente todo de la nave y estás a la espera de la respuesta de Lord Selwyn de Tarth.

El estado de Oberyn es un misterio, pero el que consiguió herirlo os asegura que no será fácil que sobreviva.

Dejamos esta misión abierta para cuando decidas que hacer con Ser Lewyn Martel.