PoV
Corlys Velaryon
Es él quien dará las órdenes necesarias para la creación de una nueva flota para Marcaderiva
Tokens
Marea Alta
Token Mejorado, es el que dará los hombres necesarios para la creación de la flota.
Puerto de Poniente y Essos
Token dirigido a atraer a marineros/capitanes al ejército de los Velaryon.
Objetivo
Botar dos nuevas flotas de Galeras en Marcaderiva y atraer a hombres que puedan comandarlas, de nivel pro.
Misión
Se usarán los astilleros de Marcaderiva para llevar a cabo la construcción de dos nuevas flotas de galeras para los Velaryon. Además se lanzará la noticia de que se buscan a nuevos almirantes y marineros que se unan a la flota de los Velaryon (no mercenarios, si no hombres que juren lealtad a los Velaryon), esperando encontrar a gente que sume “Fuerza” a las flotas de galeras.
Roleo
En el puerto de Marcaderiva, hogar ancestral de la casa Velaryon, la construcción de dos flotas de galeras había comenzado a un ritmo febril, como si el mismo viento del mar urgiera a los carpinteros, herreros y marineros a dar lo mejor de sí. Corlys Velaryon, también conocido como la Serpiente Marina, supervisaba con ojo crítico cada fase de la obra, pues sabía que el éxito de estas flotas podría cambiar el destino de su casa y reforzar la posición de los Velaryon como los señores del mar.
Los astilleros de Marcaderiva estaban repletos de actividad desde antes del amanecer. Bajo la dirección de los maestros constructores, los obreros talaban los altos árboles de los bosques de la isla, seleccionando sólo las maderas más resistentes para los cascos de las galeras. Las montañas de troncos eran llevadas al puerto, donde los carpinteros más habilidosos los moldeaban en enormes costillas y tablones. Enormes sierras y hachas tallaban cada pieza con precisión, siguiendo los diseños aprobados por Corlys. Las galeras debían ser ágiles, ligeras y capaces de soportar el peso de los remeros y el embate de las olas.
A la par de los carpinteros, los herreros en sus forjas trabajaban sin descanso. Fabricaban los clavos de hierro, las anclas y, más importante aún, reforzaban las proas de las galeras con puntas de acero afilado que servirían como arietes en las batallas navales. Entre el resplandor de las forjas y el eco constante de los martillos, se elaboraban también las argollas de sujeción para los remos, las cadenas y las herramientas que serían necesarias durante las largas jornadas en alta mar. Todo tenía que estar listo para cuando llegaran los marineros y soldados que formarían las tripulaciones de esas flotas.
En el centro del puerto, enormes toldos de lona cubrían las estructuras a medio construir, protegiéndolas del salitre y del clima cambiante de la costa. La primera galera ya estaba casi terminada; sus mástiles se alzaban como lanzas hacia el cielo, y su casco de madera oscura reflejaba el brillo de los primeros rayos del sol. Corlys examinaba el trabajo, observando cada detalle: el equilibrio entre velocidad y resistencia, la disposición de los remos, el ensamblaje del timón.
Mientras tanto, los capitanes designados para comandar las flotas estaban presentes, instruyendo a las futuras tripulaciones. Se les enseñaba a remar en sincronía, a moverse con rapidez y agilidad en espacios reducidos, y a seguir el ritmo de los tambores que marcaban la cadencia de los remos. En las prácticas, resonaba el eco de órdenes y gritos que se entremezclaban con el canto del mar, impregnando el puerto de una atmósfera de disciplina y anticipación.