PoV: Petyr Baelish
Tokens:
Administrador del Reino (Control - Espionaje) | Señor de los Secretos (Control - Espionaje - Diplomacia) | Crías de dragones (Tesoro - Diplomacia)
Objetivo: Llegar Desembarco del Rey
Misión: Barco a Desembarco del Rey
Tiempos: 13 hexágonos * 4 = 52 horas.
Rol:
El puerto de Braavos estaba envuelto en la bruma de la madrugada cuando Petyr Baelish, también conocido como Meñique, subió a bordo del “Dragón de Jade”. Las aguas grises del mar Angosto se extendían ante él, prometiendo un viaje largo y lleno de intrigas. Había pasado meses en la ciudad libre, urdiendo planes y forjando alianzas en las sombras. Ahora, con una sonrisa enigmática, se disponía a regresar a Desembarco del Rey.
El “Dragón de Jade” era un barco rápido y ágil, ideal para un hombre como él, que valoraba tanto la velocidad como la discreción. La tripulación, contratada por su confiabilidad y falta de escrúpulos, trabajaba con eficiencia silenciosa mientras el barco zarpaba del puerto, cortando las aguas frías con su proa.
Petyr se instaló en su camarote, decorado con lujosos tapices y cojines de terciopelo que había mandado traer específicamente para este viaje. Sabía que la comodidad era crucial, especialmente cuando se trataba de viajes largos y negociaciones delicadas. Se sirvió una copa de vino dorado de Arbor, su bebida preferida, y se sentó a revisar los pergaminos y cartas que había acumulado durante su estancia en Braavos.
Cada documento contenía información vital: secretos sobre los nobles de Poniente, movimientos de tropas y rumores que podían ser explotados. Meñique era un maestro en el arte de la manipulación, y estos pequeños detalles eran las herramientas de su oficio. Mientras el barco navegaba hacia el sur, bordeando la costa rocosa de las tierras de los ríos, su mente trabajaba incansablemente, tejiendo planes dentro de planes.
Las noches en el mar eran tranquilas, solo interrumpidas por el sonido rítmico de las olas y el crujido de la madera del barco. Petyr solía pasear por la cubierta bajo el cielo estrellado, disfrutando del aire salado y meditando sobre sus próximos movimientos. Su objetivo era claro: llegar a Desembarco del Rey y consolidar su poder, pero el camino estaba lleno de obstáculos y enemigos.
A medida que se acercaban a la capital, la tensión aumentaba. Los rumores sobre la inestabilidad en la corte y las luchas de poder le llegaban incluso en alta mar. Pero Petyr Baelish no era un hombre que se dejara intimidar fácilmente. Había jugado y ganado en el Juego de Tronos muchas veces antes, y estaba dispuesto a hacerlo de nuevo.
Finalmente, después de semanas de navegación, las torres de la Fortaleza Roja aparecieron en el horizonte. El corazón de Petyr latía con fuerza mientras se preparaba para desembarcar. Desembarco del Rey era una ciudad de traiciones y alianzas efímeras, y él estaba listo para sumergirse de nuevo en su juego letal. Con una última mirada al mar que lo había traído de regreso, Meñique descendió del “Dragón de Jade”, dispuesto a reclamar su lugar entre los poderosos de Poniente.