Misión 37: Al auxilio!

PoV

Corlys Velaryon

Dará información a Addam de la necesidad de apoyar la retirada del ejército de Corlys y Rhaenys.

Tokens

Bruma

Totalmente listo, Bruma tratará de unirse a la refriega con ganas de revancha.

Bastardos de Marcaderiva

Addam se prepara para una nueva batalla en la que ganar, esta vez si, al Príncipe Aemond.

Ejércitos

  • Bruma (Alzado) , en en Marcaderiva [Numeroso –2, Dragón] FUE: 30.0

Objetivo

Auxiliar a Rhaenys y Meleys.

Misión

Despegar. Volar. Ayudar. Y a darle brío al volar.

Localización

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Desde Marcaderiva hasta Grajal
Un pequeño grupo necesita muy poco tiempo para ir desde Marcaderiva hasta Grajal

  • 1 hexágono de llanuras, a marcha muy rápida en 2 horas

Roleo

El viento helado de la noche se colaba bajo la armadura de Addam de Marcaderiva mientras ascendía sobre las alas batientes de Bruma. El dragón, de un gris espectral, surcaba el cielo como un fantasma que emergía de las brumas del alba. La llamada de auxilio de Rhaenys había llegado a oídos de Addam, y aunque cada latido le recordaba lo mortal de la misión, la resolución lo llenaba de un fuego inquebrantable.

Bruma emitió un rugido bajo, como si sintiera la urgencia de su jinete. Al horizonte, el resplandor de llamas bañaba la oscura silueta del castillo de Grajal. Rhaenys estaba allí, sola contra Vhagar, y en su mente, Addam podía imaginar la escena: Vhagar, el dragón titánico, eclipsando a la escarlata Meleys, Rhaenys enfrentándose a su destino con su firmeza característica.

Addam aferró con más fuerza las escamas gruesas de Bruma y susurró, “Vamos, amigo. Más rápido.” El dragón respondió acelerando su vuelo, desgarrando la noche con cada golpe de sus alas.

Los pensamientos de Addam volvieron a las advertencias que le habían dado. Nadie enfrentaba a Vhagar sin una pizca de miedo, y muchos que lo intentaron no regresaron. Pero Addam sentía que su lugar era junto a Rhaenys en esta lucha. Ella había confiado en él; se había arriesgado por él y su hermano cuando otros los rechazaban por su sangre bastarda. Hoy, esa lealtad se ponía a prueba en el más alto precio.

A lo lejos, pudo distinguir la enorme silueta de Vhagar y el destello rojizo de Meleys, esquivando, girando en el combate. Vhagar rugía, y su aliento de fuego iluminaba la oscuridad, cubriendo de sombras y destellos el campo de batalla. Addam podía sentir la determinación de Bruma ante el olor de la sangre y el fuego. Ambos sabían que era un riesgo, pero también era una elección.

“Para esto nacimos, Bruma,” dijo Addam, su voz firme y decidida. Y, alzando la espada, dejó que Bruma se lanzara hacia el combate, como un relámpago que caía del cielo, una chispa gris y mortal que se abalanzaba sobre la oscuridad para defender a quien se había convertido en su familia.