La batalla se produce donde está el marcador.
Ser Gregor Clegane, al detectar movimientos en Septo de Piedra, decidió cambiar su ruta y pasar por acero a los aldeanos de aquellas tierras en otro momento.
Hombre curtido en cientos de escaramuzas y decenas de batallas, la Montaña que Cabalga comenzó a temer que su tiempo de impunidad estaba a punto de llegar a su fin, pues finalmente Lord Tully había decidido organizarse para poner coto y caza a sus desmanes. Lo que no sabía Ser Gregor Clegane era que las tropas Tully estaban a punto de alcanzarle.
Ser Marq Piper, heredero de Princesa Rosada, había visto la oportunidad de su vida. Pasar a la historia como el hombre que había prendido a la Montaña, restableciendo la paz del Rey, era algo que de sólo imaginarlo henchía su pecho de orgullo. Y pese a que la juventud que lo convertía en un caballero de verano podía jugar en su contra, el ribereño se había demostrado tan cauto como valiente. No había caído en el error de perseguir a la hueste que asolaba los ríos con su pequeño grupo de exploradores, mas tampoco había esperado a saberse en superioridad numérica. Tan pronto había tenido hombres suficientes para plantar batalla, el de Princesa Rosada se había lanzado a la persecución del Clegane.
Su conocimiento de las tierras del Aguaslentas le sirvió para poder atacar a la hueste de la montaña por la retaguardia, en una emboscada que se saldó con una rápida e incontestable victoria de la hueste ribereña.
Ser Marq había buscado a la Montaña, no para batirse en duelo con ella, pues tampoco era aquello necesario cuando las circunstancias jugaban a su favor, sin embargo, Ser Gregor Clegane podía ser más inteligente de lo que uno podía creer, y tan pronto se vio superado en número y avocado a la derrota, no dudó un ápice a la hora de abandonar el campo de batalla en dirección al sureste.
El ejército de Princesa Rosada (ya veremos cuál es) obtiene numeroso -1 y veterano +1.
La paz del rey ha regresado, al menos temporalmente, a las Tierras del Tridente.