Misión 40. La llegada del Príncipe Prometido

Rhaegar y sus leales llegan a Desembarco, la flota de Rocadragón está en la desembocadura, y Rhaegar acude con unos 5.000 hombres y 30 naves.

El Regente llega a la ciudad, sin los dornienses.

Ante la llegada de la flota y las tropas las puertas de la ciudad se cierran, los capas doradas se ponen en alerta. No se permite el paso a ninguna tropa. Tan solo al príncipe y sus acompañantes (asumamos una escolta habitual, 100 hombres a lo sumo). Ser Barristan corre a recibir al príncipe y sin demora se le conduce a la Fortaleza Roja donde se le lleva al Gran Salón donde la corte es reunida para recibirle, el Rey estará esperando sentado en el trono de hierro.

La llegada es pacífica, pero claro, las tropas se quedan fueran, habla con Rhaegar.

A la espera de que los generales de Rhaegar vengan a jurar lealtad.

Por otra parte, Ser Barristan Selmy se pega al culo de Rhaegar, no puede ser que un príncipe de Rocdragón vaya por ahí sin guardia real. Pero pegado, pegado, nada de ya que estamos dirige este flanco del ejército, no, Ser Barristan no dirige nada, Ser Barristan protege al príncipe.

Me dice Cesar que los señores y general del ejército de Rhaegar me pasan a jurar lealtad.
Una vez eso se lleve a cabo las puertas de la ciudad se vuelven a abrir