PoV
Maris Baratheon
Maris Baratheon
Con quemaduras por todo el cuerpo y sin apenas pelo Maris nunca volverá a ser la misma. El resentimiento hacia sus iguales y hacia el mundo de los caballeros, los señores y las princesas se ha extendido hacia el mundo en general. Ahora añora la vida que pudo tener, pero ya es tarde, perdió su cuerpo para demostrar que por su sangre también corría la sangre del dragón y ahora solo le queda su pequeño orgullo y la posibilidad de demostrar que no se equivocaba.
En persona, recién despertada y recuperándose de sus heridas.
Tokens
Maris Baratheon
La menos agraciada de las Cuatro Tormentas, recientemente incorporada a la vida adulta y tratada como tal. Desde niña nunca recibió mucha atención ni fue objeto de cortejos o adulaciones lo que le permitió centrarse en observar a los demás, memorizar sus rostros y observar sus acciones. Es sumamente desagradable al trato y es reconocida por su lengua mordaz.
Aprendió a leer con apenas tres años. El poco aprecio por las letras de su padre ha impedido que Maris desarrollara su potencial pero se las ha apañado para obtener un nuevo volumen de tanto en cuanto con el que saciar sus inquietudes. El apoyo de Cassandra fue imprescindible para ello.
Maris en persona asomándose al balcón, subiendo a la torre que pueda y poniendo una vez más su maltrecho cuerpo a disposición de la misión.
Sangre valyria diluida
Según los rumores el primer Baratheon fue un hermano bastardo de Aegon el Conquistador. La abuela de Lord Borros fue la reina Alyssa Velaryon, la bisabuela del difunto rey Viserys Targaryen; y su tía, Jocelyn Baratheon, engendró a Rhaenys Targaryen, la reina que nunca fue.
De entre las grandes casas de Poniente, ninguna está tan emparentada con los señores dragón, ni está tan próxima en la línea de sucesión.
Todo depende de la relación que consiguiera formar Maris y Robaovejas antes del ataque de Caníbal.
Objetivo
Atraer a Robaovejas y comprobar el grado de relación que hay entre los dos. Tratar de montarlo si el cuerpo de Maris ha cicatrizado lo suficiente.
Misión
Si Robaovejas está en las inmediaciones Maris saldrá a comprobarlo las noches que haga falta. Desde su balcón y desde las torres que pueda visitar.
Aprovechamos el régimen de semilibertad que tiene Maris en el castillo y la presencia de Ser Steffon Connington, que es consejero de la reina y que la acompañó a Rocadragón, para pedir subir a alguna torre a “tomar el aire”.
Si Robaovejas acude tratará de montarlo para escapar del castillo.
Localización
Balcones y torres de Rocadragón.
Roleo
Al principio pensó en Ser Steffon. Era un hombre que debía lealtad a su casa, tendría que ayudarla y podría salir de aquel lugar. Como consejero el Connington podía permitirle salir del castillo. Pero, antes si quiera de poder abrir los ojos ya supo de la muerte de su padre. La guerra favorecí a los negros y no podía confiar en nadie que no fuera ella misma, las lealtades estaban más en duda que nunca.
No sabía muy bien cómo había logrado combatir el dolor. Primero estaba muy dolorida para sentir tristeza y tras poder empezar a andar había pasado suficiente tiempo como para dejar a un lado su horrible condición y volver a obsesionarse. Fue entonces cuando le pareció verlo a través de la ventana, volando a lo lejos. Durante días había estado alimentándolo, hasta que llegó un momento donde casi pudo acariciar el rostro del reptil. Hasta que aquel monstruo cayó sobre ellos. Nunca podría volver a la vida que había tenido, pero podría reclamar aquella con la que había soñado.
Una noche, tras una larga recuperación, se asomó a la balconada, para ver volar en círculos a la bestia alada que por aquellas tierras llamaban Robaovejas. Le pareció escuchar un lamento. Sin pensarlo mucho y tratando de ocultar la emoción de su pecho trató de salir de la habitación. Tuvo suerte, uno de los hombres de los Connington custodiaba su recámara. Pidió permiso para pasear por el castillo, no podía dormir, los dolores eran terribles y necesitaba pasear para estirar la piel cicatrizada.
Consiguió salir al adarve, algún guardia reparó en su presencia, pero nadie parecía darle importancia. Era una pequeña mujer rota, demasiado débil e insignificante para resultar una amenaza para nadie. Se dirigió a uno de los torreones. Los gritos de varios guardias alertaron de la cercanía del dragón salvaje. Aprovechó el incipiente caos para subir a la torre, se encaramó a una de las almenas siguiendo con la mirada la silueta gigante que sobrevolaba alrededor del torreón. Estiró la mano, deseaba tocarlo, al menos sentir el roce de sus escamas antes de lanzarse al vacío y acabar con todo.
Lo he escrito mientras me saltaba esta de fondo y me ha parecido precioso imaginarla. Me siento muy torpe escribiendo pero salga o no prometo currarme algo bonito para conocimiento público.