PoV
Stannis Baratheon
Melisandre
Tokens
Azor Ahai
Sombra de Asshai
La Justicia de Stannis
Ejércitos
No
Objetivo
Igual que ocurrió en Desembarco del Rey, Melisandre ha visto en las llamas la muerte de Aegon si no aceptaba la paz. Stannis sospecha que ella tiene algo que ver. Sabe que algo ocurre siempre que le dice eso, pero se engaña hipócritamente. Melisandre, además, viene EMPODERADA de la magia usada para su retransformación. Aegon debe morir.
Misión
Lo de arriba. No tiene mucho más. Stannis se desgasta “en alma” con cada sombra, según sale en los libros, por lo que después de la segunda no puede hacer una tercera. A ver qué ocurre, pero creo que es in-character para Meli.
Localización
Antes de la batalla. Tienda de Stannis
Roleo
Las sombras bailaban en la tienda. Melisandre las veía, pero Stannis no.
El rey miraba hacia el fuego que crepitaba. El parlamento no había traído la paz. Aegon, el impostor, había despreciado la oferta y retornado con sus fuerzas para prepararse para la batalla.
-Lo vi en las llamas, sacerdotisa. - Stannis no la miraba. Seguía observando el brillo del fuego. - Vi su muerte, y se lo advertí. Fui generoso. - Un puño cerrado. - Soy demasiado generoso. La reina se enfurece y reclama sangre, pero qué sabe ella de gobernar. No puedo construir un reino sobre cenizas. Aerys no lo entendió y mi hermano se rebeló, y con él, medio Poniente. - El puño se apretó más, rechinar de dientes. - Pero no lo comprenden. Habrían seguido a Robert, pero no a mí. No quieren ser protegidos. Quieren morir por una esperanza vana.
Melisandre se siguió acercando, el vestido aleteando tras ella.
-Demasiados han rechazado la luz, mi señor. No hay hombres grises en esta batalla. Solo buenos y malos. Quien se opone a Azor Ahai está en el bando de las sombras. - Un leve sonido, una capa cayendo tras ella.
-Buenos, malos. - Stannis seguía sin girarse. - Tanto da, ninguno de ellos ha hincado la rodilla. Habré de matarlos en batalla. Una batalla que nos dejará desprotegidos si más enemigos llegan, o si los salvajes cruzan el Muro. - La sombra del rey parecía alargarse. Melisandre sintió su corazón palpitar más rápido. Azor Ahai… - Pero es mi deber.
El vestido cayó al suelo. A su alrededor, solo se oía el crepitar de las llamas y el breve ulular del viento. Un hechizo sencillo, una tienda alejada y guardada, un secreto a la vista de nadie.
Stannis se giró. El rostro pétreo. La expresión de un hombre que se dirigía a cumplir con su deber. Melisandre de Asshai había sido llamada bella por muchos, pero jamás por el Príncipe Prometido. Aquel hombre solo vivía para el reino y sus ojos azules la escudriñaban sin deseo, solo con el resignado sentido de un guerrero antes de la batalla. Calzas y calzones cayeron también al suelo.
-Venid, mi Rey. Yaced conmigo antes de la batalla. - La voz embriagadora, las sombras danzantes. El pene que había ante ella se enderezó, a pesar de la expresión del Rey. Stannis Baratheon parecía estar paralizado mientras sus manos acariciaban su mentón y sus labios depositaban un beso en su mejilla. - Lo habéis visto en las llamas, como lo visteis en Desembarco.
El Rey intentó agarrarla, pero una fuerza sobrenatural poseía a la Sacerdotisa. Lanzó a Stannis sobre el lecho y se sentó sobre el miembro erecto. Ningún ruido, solo un breve gemido y una respiración agitada. Un rápido giro de la mano y una uña que cortaba la carne a la altura del pecho del cabalgado. Sangre que voló hacia la hoguera, que pareció restallar. Las sombras crecían cada vez más.
-La noche es oscura y alberga cosas aterradoras. - Jadeos, gemidos. El movimiento de dos cuerpos. Un fuego ardiendo en su vientre con más fiereza cuanto más se movía. - Pero las sombras sirven a la luz, son sus agentes. Las sombras sirven al bien.
Stannis Baratheon la tomó con fuerza y la puso bajo él. Melisandre de Asshai, las llamas cada vez más elevadas, mezclándose con la sombra que ambos emitían, lo permitió. Sintió el pene endurecerse más y golpear, una y otra vez. Rítmicamente, como un soldado en batalla. Pero los ojos azules, clavados en los suyos, seguían sin delatar expresión alguna. Por deber, por el reino de los hombres.
Azor Ahai…
La magia era poderosa en Sarsfield