Token: Gerold Grafton
Misión: Traslado a Desembarco del Rey
Movimiento: Siete hexágonos; Cuatro horas = 28 horas.
Rol:
Gerold Grafton, conocido por su astucia y habilidades financieras, se encontraba en Puerto Gaviota cuando recibió la noticia de su nombramiento como Consejero de la Moneda por el Rey Stannis Baratheon. El mensaje llegó en un pergamino sellado con la distintiva figura del venado coronado sobre un corazón llameante, emblema de la Casa Baratheon.
El viento soplaba fuerte en la costa mientras Gerold observaba el mar desde la ventana de su despacho. Puerto Gaviota, una ciudad mercante próspera, había sido su hogar y base de operaciones durante años. No obstante, la oportunidad de servir al Rey en Desembarco del Rey era una oferta que no podía rechazar. Preparó sus pertenencias rápidamente, sabiendo que el viaje sería largo y peligroso.
Gerold abordó “El Viento del Este”, un navío mercante de confianza que zarparía al amanecer. El capitán, un viejo conocido de Gerold, le aseguró una travesía segura. Mientras el barco se alejaba del puerto, Gerold observaba cómo las luces de Puerto Gaviota se desvanecían en el horizonte, reemplazadas por la vasta oscuridad del Mar Angosto.
Durante la travesía, Gerold pasaba las noches revisando mapas y documentos. Sabía que su llegada a Desembarco del Rey debía ser oportuna, pues la ciudad estaba sumida en el caos tras la partida de Stannis hacia el Norte. Los rumores de la guerra y la incertidumbre llenaban las conversaciones entre la tripulación, pero Gerold mantenía la calma, consciente de que su tarea sería crucial para la estabilidad del reino.
El viaje por mar fue relativamente tranquilo, salvo por una tormenta que azotó la nave durante dos días. Las olas golpeaban ferozmente el casco del barco, y los relámpagos iluminaban el cielo como si los dioses estuvieran en disputa. Gerold, aunque preocupado, se mantenía firme, confiando en la habilidad del capitán para sortear el temporal.
Finalmente, tras varias semanas de navegación, “El Viento del Este” arribó al puerto de Desembarco del Rey. La ciudad, con sus torres y murallas imponentes, se alzaba majestuosa pero también sombría bajo un cielo gris. Al desembarcar, Gerold fue recibido por un pequeño contingente de guardias reales que lo escoltaron hasta la Fortaleza Roja.