PoV
Larys Strong
Totalmente implicado que está
Tokens
El Patizambo
Patachula rulz
No ha salido de Desembarco desde que entró y ahí que va el tío
Consejero de Rumores
Sneaky
Sabe por dónde moverse para que no le pillen.
Ejércitos
No
Objetivo
Salir de Desembarco con Jahaerys, hijo de Aegon II, y Alicent Hightower, la reina madre. También a Ser Arryk Cargyll y Ser Rickard Thorne. Si puede ser, besarle los pies a la reina madre en el camino.
Misión
El coste para que Halaena luchara era proteger a su hijo Jahaerys. No puede ser más irónico que ponga a su único hijo al cargo del que dio la orden de matarlo hace tiempo. Cosas que pasan. El caso es que soy un fuel servidor y cumplo con mi papel. Claro, tengo que llevarme a Alicent - Larys creía que estaba en un sueño - y a dos Guardias Reales. Es que si se lo lleva solo no sale de la Fortaleza Roja.
El caso es que preparo todo para salir de la Forteleza Roja a través de los pasadizos que conozco y cojo la primera chalupa que pueda para cruzar el Aguasnegras y coger el camino real y cruzar el Bosque Real. En principio iremos hacia Ladera pero solo porque la familia se llama Footy y no podía dejar escapar la oportunidad de hacer el chiste.
Localización
Desde Desembarco del Rey hasta Ladera
Un pequeño grupo necesita medio día para ir desde Desembarco del Rey hasta Ladera
- 4 hexágonos de caminos, a marcha normal en 12 horas
- 1 hexágono de llanuras, a marcha normal en 4 horas
Roleo
El sonido de los pasos resonaba en los oscuros corredores de la Fortaleza Roja. Ser Arryk Cargyll y Ser Rickard Thorne se mantenían erguidos, con las manos firmemente apoyadas sobre las empuñaduras de sus espadas. Sus rostros eran duros, pero en sus ojos brillaba una inquietud silenciosa. Frente a ellos, Larys Strong se movía con la misma calma serpenteante de siempre, sus ojos escrutadores fijos en los dos caballeros.
—A partir de ahora, quedáis bajo mis órdenes —dijo Larys en un susurro suave, casi confidencial—. Debéis prepararos para sacar al príncipe Jahaerys de Desembarco del Rey. Preparad un viaje discreto, sin llamar la atención. No debe haber errores.
Ser Arryk frunció el ceño.
—¿Y la reina? ¿Viene con nosotros?
Larys negó con la cabeza lentamente.
—Eso no os concierne. Vuestra única misión es proteger al príncipe. Haced lo necesario. —Su mirada se endureció, la amenaza oculta bajo un manto de cortesía.
Cuando los guardias se marcharon, Larys recorrió los pasillos hasta llegar a las estancias de la reina madre, Alicent Hightower. La encontró sentada, con el rostro pálido y las manos temblorosas. Las noticias del asesinato de sus nietos aún la atormentaban, y la sombra del caos caía cada vez más oscura sobre la ciudad.
—Debéis marcharos, mi señora —murmuró Larys, inclinándose levemente.
Alicent lo miró con desconfianza.
—¿Dejar la ciudad? No puedo abandonar Desembarco del Rey. No mientras la familia real esté en peligro.
Larys avanzó un paso, su tono más firme.
—Si os quedáis, os atraparán. La gente está al borde de la revuelta. Os culparán por todo lo que ha sucedido. No habrá misericordia. —Sus ojos se clavaron en los de ella—. El príncipe os necesita viva. No podéis servir a vuestro linaje desde una tumba.
Alicent apretó los labios, sus pensamientos enredados entre el deber y el miedo. Finalmente, asintió.
—Debo decírselo a mi padre…
—Dejad a la Mano en mis manos —respondió Larys con una sonrisa calculada—. Preparad vuestras pertenencias. El tiempo apremia.
Mientras Alicent recogía lo poco que podía llevar, Larys se acercó a ella con una calma desconcertante. Se arrodilló ante ella, tomando uno de sus zapatos en sus manos.
—Permitidme, mi señora —susurró, deslizando el calzado en su pie con una delicadeza casi reverencial.
Alicent lo observó con una mezcla de incomodidad y confusión. La urgencia de la situación contrastaba con la meticulosidad con la que Larys manejaba cada hebilla, cada pliegue. Sus dedos rozaban su piel con una precisión que parecía ir más allá del simple acto de ayuda.
—Para alguien con tanta prisa… os tomáis vuestro tiempo —murmuró Alicent, su voz apenas audible.
Larys alzó la mirada, sus ojos oscuros llenos de secretos.
—Algunas cosas merecen ser hechas con cuidado —respondió, su voz tan suave como el terciopelo—. No os preocupéis, mi señora. Todo está bajo control.
Pero en la sombra de su sonrisa, había algo más. Algo que solo Larys Strong conocía.