Misión 51: Secretos de la Fortaleza Roja

PoV

Larys Strong

Descripción del PoV

Larys prepara planos de todo lo que recuerda.

Tokens

El Patizambo

Descripción del token

Lo hace en persona

Consejero de Rumores

Descripción del token

Conoce a las personas adecuadas y tiene los recursos necesarios.

Ejércitos

No

Objetivo

Conseguir el token: Secretos de la Fortaleza Roja.

Misión

Larys pretende volver a Desembarco a terminar lo que empezó. Necesitará, para ello, tener controlado cada rincón de la Fortaleza Roja cuando llegue y para ello se preparará a conciencia memorizando todos los pasadizos, entradas y salidas. Es importante porque si Daemon está en la Desembarco podría conocer muchos de estos pasadizos y debe evitarlos como pueda.

Localización

Ladera

Roleo

La vela chisporroteaba en la mesa de madera pulida, arrojando sombras inciertas sobre los muros de piedra de Ladera, el castillo de los Footly. En la habitación, Larys Strong estaba inclinado sobre un cuaderno de cuero cerrado con una simple hebilla. Con la pluma en la mano, su mirada se paseaba por las páginas escritas con líneas apretadas, con una expresión de concentración casi obsesiva. La reina madre, Alicent Hightower, se encontraba sentada cerca de la ventana, envuelta en una capa gruesa para protegerse del frío. Había estado en silencio durante un buen rato, observando cómo el Consejero de Rumores llenaba página tras página con sus revelaciones.

Finalmente, su paciencia se agotó.

—Larys, ¿qué haces escribiendo en ese diario desde que llegamos? —preguntó Alicent con un tono de leve reproche, aunque en el fondo había curiosidad.

Larys levantó la mirada de su cuaderno y, durante unos segundos, pareció considerar si responder. Cerró la pluma con delicadeza, dejando que la tinta gotease en el tintero.

—Estoy escribiendo lo que sé sobre la Fortaleza Roja —respondió al fin, su voz baja y medida—. Sus pasadizos, sus debilidades, las rutas ocultas que nadie recuerda salvo quienes como yo han caminado por sus entrañas. Cada rincón, cada grieta. Todo lo que podría ser usado… o destruido.

Alicent frunció el ceño.

—¿Por qué harías algo así? —preguntó. Su voz tenía un leve temblor, como si temiera ya la respuesta.

Larys la observó, y en sus ojos había una mezcla de respeto y algo que solo él comprendía por completo.

—Porque no estaremos seguros mientras Rhaenyra y Daemon vivan. Ellos son la raíz de nuestro sufrimiento. Todo lo que has perdido, tus hijos, tus nietos… proviene de su ambición y su odio. Este diario… —alzó el cuaderno y lo sostuvo con firmeza— es una herramienta para asegurar que no se queden con Desembarco. Pero para que esto sea útil, necesito estar allí.

Alicent negó con la cabeza, temblando ligeramente.

—¿Estás diciendo que debemos volver a Desembarco del Rey? Es un nido de víboras. Mi padre lo dijo muchas veces, y sin embargo tú me pides que regrese…

Larys sonrió, aunque era más un gesto de comprensión que de calidez.

—No te lo pido, mi señora. Te lo digo. Allí está nuestro destino, o nuestra perdición. No hay otro lugar donde podamos asegurar el futuro de tus nietos. Los fantasmas de la Fortaleza Roja te persiguen, pero es allí donde se forjan los destinos de los reyes y donde se derraman las ambiciones de los usurpadores.

Alicent guardó silencio, mirando a través de la ventana hacia el horizonte oscuro. Después de un momento, habló en un susurro.

—Siempre he pensado que mi vida entera fue escrita por otros. ¿Y ahora esperas que yo decida mi destino?

Larys se acercó a ella, todavía sosteniendo el diario en una mano.

—No decides el destino, mi señora. Lo moldeas. Igual que yo. —Hizo una pausa y añadió—. Cuando los Negros caigan, y caerán, el reino necesitará una reina madre que gobierne con mano firme. Ese será tu papel. Pero antes, necesitamos asegurarnos de que puedan caer.

Alicent lo miró con una mezcla de temor y resignación.

—Entonces ve, Larys, y haz lo que debas. Pero recuerda que no habrá redención para ninguno de nosotros si fracasamos.

Larys inclinó la cabeza con un gesto solemne, guardando el diario en su bolsa antes de regresar a su escritorio. Alicent se quedó allí, mirando hacia la noche, mientras las sombras danzaban en las paredes, presagiando los días oscuros que aún estaban por venir.

Token conseguido, pa’lante