PoV
Corlys Velaryon
Es quien dará las órdenes.
Tokens
Mar y Sal
Los hombres que manejan el mar, los almirantes de Velaryon, se dirigirán al mar para hacer esta misión.
Lucerys Velaryon
Lucerys es el Guardián de Rocadragón y el encargado de dominar la situación allí y la misión de vuelta de los mercenarios. Agotado
Objetivo
Saber actualidad de la misión de mercenarios otorgada a Lucerys. En el caso de tener los mercenarios, dirigirlos de vuelta a Desembarco del Rey con la mayor celeridad posible
Misión
Quedan tres flotas de galeras que se dirigirán a Rocadragón para recoger a los posibles mercenarios. En el caso de que no estén tales mercenarios, recogeran al ejército de Rocadragón que queda allí:
- 1 de Rocadragon (Alzado) , en Rocadragón [Numeroso +1, Leva, Hda +2, Arqueros +1, Moral –1, Marinos] FUE: 10.26
Ejércitos
Este ejército llevará tres flotas de galeras a Rocadragón, con las tripulaciones mínimas para llevar a los otros hombres como transporte.
- 1 de Marcaderiva (Alzado/Galeras) , en Gaznate grupo GRIS [Numeroso –2, Leva, Hda +2, Arqueros +1, Marinos] FUE: 10.5
Localización
Desde Desembarco hasta Rocadragon
Un ejército de tamaño 3 necesita medio día para ir desde Desembarco hasta Rocadragón
- 8 hexágonos de costa, a marcha muy rápida en 13 horas
En el caso de que haya esos mercenarios, tardarán 12 horas en embarcar y 13 horas más en el viaje de vuelta.
Roleo
El sol se alzaba sobre el horizonte de la costa de la isla de los Velaryon, su luz reflejándose en las aguas calmadas del Mar Angosto. Desde lo alto de la puerta del Río, Corlys Velaryon observaba el vasto océano, pensativo. El conflicto en los reinos se intensificaba, y el futuro de la Casa Velaryon, así como de los Targaryen, pendía de un hilo. La batalla por el trono de hierro estaba a punto de estallar con toda su furia. Rhaenyra Targaryen, su aliada y Reina legítima, necesitaba refuerzos para asegurar la victoria, y su flota, la más poderosa de los Siete Reinos, era la clave.
La “Serpiente del Mar”, como era conocido en los mares, dio un paso hacia su mesa, donde descansaban mapas y cartas náuticas. Desembarco del Rey estaba a solo un suspiro de caer en las manos de los Verdes, pero la resistencia de la reina era firme. El momento de la intervención había llegado. Había que reagrupar fuerzas, y Rocadragón, la ancestral fortaleza de los Targaryen, sería el punto de partida.
Llamó a su almirante, Auranne Crabb. El hombre que comandaba su flota y cuya lealtad había demostrado en cada combate. Un hombre de confianza que había servido a los Velaryon durante años y que entendía perfectamente la gravedad de la misión.
Auranne entró en la estancia con paso firme. Su rostro curtido por el viento y las batallas mostraba una seriedad tan profunda como el océano que surcaba. Era un hombre de pocas palabras, pero su mirada dejaba claro que entendía la importancia de lo que se le pedía.
“Almirante Crabb”, comenzó Corlys con voz grave, “te encomiendo una misión que podría cambiar el curso de esta guerra. Rocadragón necesita estar a la altura de su nombre. Lleva tu flota a la isla, embarca a cuantos hombres y suministros puedas, y dirígete hacia Desembarco del Rey. La reina Rhaenyra debe saber que no está sola en esta lucha. Hay que reforzar sus fuerzas, reforzar el compromiso de nuestra causa”.
Auranne asintió sin vacilar. “Entendido, mi señor. Partiré al amanecer.”
“Y que los dioses te acompañen”, añadió Corlys, con un brillo de determinación en sus ojos. “Desembarco del Rey será la última batalla de esta guerra, pero para ganarla, debemos llegar a tiempo. Rocadragón tiene un papel crucial que jugar. No te demores.”